enero 02, 2005

Navidad, Navidad...

A quien engaño. Es un hecho conocido -y si no es así no es por falta de esfuerzo de mi parte- que no comparto la visión idealista que algunos tienen sobre la Navidad.

En varias ocasiones -sobre todo en La Hoguera- he expresado mi pensar en relación a la Iglesia Católica, pero mi problema con la Navidad no es sólo por sus implicaciones religiosas. Aunque  me desagrada la idea de celebrar un "evento" ideado como un mecanismo de control de masas, un "acontecimiento" que ayudase a minimizar o desaparecer las celebraciones paganas del Solsticio -de Invierno o Primavera dependiendo de la ubicación geográfica-. ¿Qué mejor manera de eliminar una festividad que realizando otra en la misma fecha? Algunas décadas de hacerlo de manera constante y la fiesta se convierte en una sola.

Pero mi verdadero problema es el enorme despliegue de hipocresía que se da en esta temporada. Casi nadie celebra la fiesta religiosa, al menos en las ciudades. Las Posadas son cosa del recuerdo y la decoración en casas y centros de trabajo se da más por costumbre o moda que por otra cosa. La versión idealista habla de tiempos de hermandad y amor, de compartir. La realidad sólo nos habla de consumismo, de comprar y gastar. Santa Claus, uno de los símbolos por excelencia de la Navidad, no era más que un poster boy de una de las empresas transnacionales más grandes del mundo (Ah, si sólo se les hubiese ocurrido registrarlo...). Instituciones gubernamentales y privadas convierten al mes de Diciembre en un periodo de vacaciones sin importar la naturaleza religiosa de las fiestas.

Sin embargo no todo lo relativo con la temporada es malo. Al menos representa que tendré algunos días libres de mi rutinario trabajo y que tendré oportunidad y tiempo para hacer cosas que normalmente no puedo. Y desde hace unos años significa algo más.

Uno de mis mejores amigos cumple años el 25 de Diciembre. No le gusta celebrarlo, pero de todos modos lo hacemos y de una manera especial. La mamá de Fate cometió el error de invitar a algunos de nosotros a comer ese día, y contrariamente a lo que dictaría el sentido común sigue haciéndolo año tras año. Y digo esto porque mis amigos y yo no comemos como simples mortales, no señor. Cada año pareciera como si el reto fuese superarnos a nosotros mismos o probar el límite de nuestros estómagos.

Pero más allá de la Gran Tragazón o de la fecha para la misma, terminamos siendo como una gran familia disfuncional. Una familia que no se junta más que una vez al año -no por falta de ganas- y termina esperando con ansías la próxima vez. Y sólo por lo que representa la oportunidad de esa reunión, con todo y sus ausencias, la Navidad se convierte en una fecha que puedo disfrutar.

Gracias, Maricarmen, por dar a nuestro peculiar grupo de Muchachos Perdidos la oportunidad de convivir de una manera que tal vez no tendríamos de otra manera; y gracias Mauricio, Renata, Gilberto, Chili, Rodrigo, Chamaco, Puma, Maggi, Leo, Mario, Taber, por ser, aún cuando no lo sepan, una extensión de mi familia. Y lo digo de manera positiva, contrariamente al uso que doy regularmente a esa palabra.

Sin más que agregar, ¡Feliz Año a todos!

1 comentario:

  1. A nadie se engaña, solo a quienes viven felices en la utopía imposible que representa la navidad (vanidad, para algunos)

    Recibo y celebro estas fechas pasadas solamente como un imperante costumbrismo que me ataca cada diciembre. No hubo vacaciones por mi parte, pero igual la pasé bien. Ateo de nacimiento, y escéptico por convicción la navidad no representa para mí en absoluto el nacimiento de un supuesto salvador que haría más falta en estas fechas, de ser posible que existiese un redentor universal (principio antrópico fuerte).

    Regalos? solo a la gente que verdaderamente quiero. Y no como costumbre navideña, sino porque no me gusta desentonar demasiado de mis congéneres. Además, no es necesaria uyna fecha para hacer esta clase de demostraciones. El único problema a veces es la economía personal (la mía ha estado en números tan rojos que me han deportado de EEUU so pena de juicio por espionaje).

    Dioses! (no me gusta discriminar) que fechas tan falsas! pero soy feliz de cualquier manera.

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