enero 24, 2011

Reseña: The Social Network

Estamos en plena temporada de premios en la industria del entretenimiento, así que resulta un buen momento para ponerme al día con algunos de los pendientes que todavía arrastro del mes pasado con una de las películas que más premios está ganando en las diferentes ceremonias que se han llevado a cabo en las últimas semanas: The Social Network (La Red Social).

El guión de la película es obra del extraordinario Aaron Sorkin (The West Wing, Charlie Wilson's War), presuntamente basado en la novela The Accidental Billionaires: The Founding of Facebook, A Tale of Sex, Money, Genius, and Betrayal, de Ben Mezrich. Y digo presuntamente porque Sorkin empezó a trabajar en el guión antes de que la novela estuviese terminada, partiendo de la propuesta utilizada por Mezrich para vender los derechos. David Fincher fue contratado para dirigir la adaptación, en tanto que Trent Reznor se encargó de componer y producir el soundtrack asistido por su frecuente colaborador Atticus Ross.

The Social Network cuenta la historia detrás del origen de Facebook, la popular y aún en crecimiento red social lanzada hace unos cuantos años. La película comienza con Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), un brillante estudiante de computación en Harvard, tratando de lidiar con su rompimiento con Erica Albright (Rooney Mara), creando en el proceso un sitio web que permitía a los estudiantes de la mencionada universidad calificar el atractivo físico de sus condiscípulas.

El éxito del sitio fue tal que colapsó la red interna de la universidad, ganándole a Zuckerberg la antipatía de la mayoría de las mujeres en el campus y el recelo de las autoridades escolares. Por otro lado, el incidente llamó la atención de los hermanos Cameron y Tyler Winklevoss (Armie Hammer por partida doble), una pareja de atletas quienes junto con su socio Divya Narendra (Max Minghella) pretendían lanzar un sitio de citas exclusivo para alumnos de Harvard.

Tras revisar el plan de trabajo y el código que tenían en mente, Zuckerberg decidió que no eran los ideales, razón por la cual decidió abandonar el proyecto y concentrarse en la creación de un sitio similar pero mejor planeado y con objetivos más ambiciosos, llamándolo thefacebook.com. Para desarrollar el sitio en cuestión, Zuckerberg solicitó la colaboración de su amigo Eduardo Saverin (Andrew Garfield), quien se convirtió en el socio capitalista, y la de sus compañeros de cuarto. El rápido crecimineto del sitio comenzó a provocar fricciones entre Zuckerberg y Saverin, además de la ira de los Winklevoss, quienes consideraban que Zuckerberg se había robado su idea.

La subsecuente asociación de Zuckerberg con Sean Parker (Justin Timberlake), creador de Napster y polémico emprendedor en el mundo del internet termina por estirar al límite la relación entre Zuckerberg y Saverin, llegando al límite cuando la empresa es incorporada, cambiando su nombre a Facebook, nombrando a Parker como Presidente de la misma y preparando el terreno para la eventual salida de Saverin en términos poco amigables.

La película está estructurada a partir de las audiencias de las dos demandas en contra de Zuckerberg, una interpuesta por los Winklevoss y Narendra, y la otra por Saverin. La narrativa salta entre las deposiciones de una y otra y flashbacks de los eventos que llevaron a ellas. La inusual combinación de un guionista cuyo mayor fuerte son los diálogos y uno de los directores más visualmente orientados funciona de manera inesperada, resultando en una de las películas mejor realizadas en años recientes. El sombrío soundtrack de Reznor completa el combo y no resulta extraño entender la razón por la que la película se perfila entre las grandes favoritas a arrasar en los premios de la Academia

Las actuaciones en general son muy sólidas, razón adicional para reconocer el trabajo de Fincher, quien supo evitar que cualquiera de los actores intentase hacer una personificación de sus contrapartes reales, concentrándose en sus papeles pero sin dejar de lado el hecho de que estaban lidiando con una historia real y reciente, cuyos protagonistas son figuras públicas y mayormente conocidas.

A fin de cuentas, no hay que perder de vista el hecho de que se trata de una dramatización, no de un documental, y que como tal, algunos eventos son alterados con fines drámaticos y de entretenimiento. El mismo Sorkin declaró en su momento que no le interesaba que su trabajo fuese fiel a la verdad, sino a la narrativa. Hollywood produce entretenimiento, y aún cuando se trate de películas con tan alto nivel de calidad como The Social Network, no hay que perder de vista que una historia basada en hechos reales no debe ser nunca confundida con un recuento de la historia real.

Altísimamente recomendada.

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