julio 14, 2011

Reseña: Zodiac

Puede sonar un tanto difícil de creer que no haya escrito aquí nada acerca de Zodiac, pues no solo se trata de una película de David Fincher, uno de mis directores favoritos en la actualidad, si no también de una de mis películas favoritas de los últimos años. Tiempo de corregir semejante omisión.

David Fincher es uno de los directores más importantes y reconocidos en la actualidad, y fue Se7en que en 1995 se hizo acreedor a toda clase de elogios. Su primera incursión en el tema de los asesinos seriales sigue siendo una de las películas más imitadas y emuladas en la actualidad, aunque con resultados pobres y superficiales (coff, coff, Saw, coff). Doce años después de tan importante película, Fincher decidió revisitar el tema que lo lanzó a la fama contando la historia de uno de los asesinos seriales más famosos de la vida real, el Asesino del Zodiaco.

Además de coincidir en el tema de los asesinos seriales, no existen muchas similitudes entre Se7en y Zodiac. Se7en era un ejercicio/homenaje al film noir con un particular énfasis en el drama que representaba para un par de policías la investigación de una serie de homicidios temáticos, en tanto que Zodiac es la reconstrucción de una historia de obsesión y frustración, tanto para los policías a cargo de la investigación, como para los medios y la gente de la época. En tanto Se7en llevó el tema del asesino serial hasta el límite y exagerndo las horrendas posibilidades del género, Zodiac es un sobrio ejercicio cuasi documental donde queda nuevamente de manifiesto el gran talento técnico de David Fincher, así como su atención al detalle y su casi obsesivo perfeccionismo.

La película está mayormente basada en el libro de Robert Graysmith del mismo título, y sigue las investigaciones del caso a partir de la noche del 4 de julio de 1969, fecha del segundo ataque del asesino del Zodiaco, tanto de parte de la policía de San Francisco y los condados aledaños, como de la prensa, especialmente en el diario San Francisco Chronicle, donde llegó la primera carta del asesino algunas semanas después del hecho.

Originalmente la redacción del periódico puso a Paul Avery (Robert Downey Jr) a cargo de analizar las cartas y buscar información del caso. A pesar del interés de Graysmith (Jake Gyllenhaal) por el caso, su posición de caricaturista editorial no le daba la credibilidad suficiente como para que su opinión fuese tomada en cuenta. Aficionado a la criptología, Graysmith descifró el código en las cartas del asesino y realizó un análisis de sus acciones, impresionando lo suficiente a Avery como para que éste accediese a compartir con él sus notas del caso.

Los primeros ataques se dieron en los condados de Vallejo y Napa, pero el cuarto ataque ocurre en la ciudad de San Francisco, donde los detectives Dave Toschi (Mark Ruffalo) y Bill Armstrong (Anthony Edwards) son asignados al caso. Las investigaciones involucran a la policía de los diferentes condados, quienes tienen un posible sospechoso a quien apunta toda clase de evidencia circunstancial, pero análisis de caligrafía, así como la investigación forense y huellas digitales parecen exonerarlo de toda culpa.

Graysmith y Avery reciben amenazas telefónicas y postales, llevando al segundo a refugiarse en el alcohol y las drogas, abandonando su trabajo en el Chronicle en 1975, en tanto que el detective Armstrong renuncia a la División de Homicidios para evitar la continua presión a causa del caso.

El detective Toschi es separado del caso por supuesta conducta impropia, por lo que Graysmith es prácticamente la única persona que sigue investigando el caso. Su obsesión con el mismo lo lleva a perder su trabajo, provocando que su esposa lo abandone tomando a sus hijos con ella. Su constante asedio hacia el detective Toschi finalmente le permite poder contactar a los detectives encargados de la investigación en otros condados.

Graysmith está convencido de haber hallado al culpable, pero nunca consigue reunir suficiente información y evidencia como para presentar un caso sólido, por lo que eventualmente el caso va siendo relegado como un caso sin resolver.

Uno de los más grandes talentos de David Fincher es su asombrosa capacidad para lograr reunir al mejor elenco posible, contratando a actores de gran talento para interpretar partes en las que encajan a la perfección, y Zodiac no es la excepción. No solo extrae grandes interpretaciones de Downey, Gyllenhaal, Ruffalo y Edwards, si no que cuenta con un reparto secundario que incluye a Elias Koteas, Donal Logue, Brian Cox, John Carroll Lynch, Philip Baker Hall, Chloë Sevigny y Dermot Mulroney.

La impecable dirección de Fincher mantiene siempre el enfoque en la historia, sin buscar florituras innecesarias o dramatismo truculento. No hay escenas de acción y el suspenso es sustituido con tensión, demostrando de una manera magistral que no es necesario hacer un aburrido docudrama televisivo o una exagerada versión ficcionalizada para poder contar de una manera inteligente e interesante una historia basada en hechos reales.

Altísimanente recomendada.

2 comentarios:

  1. Como diría el ilustre Peter Griffin: "I did not care for Zodiac".

    Creo que en términos generales estoy de acuerdo contigo, los logros técnicos y el preciosismo de la factura es innegable, sin embargo la película se me hizo eterna. No soy de los que se quejan porque una película dura más de hora y media, que lamentablemente los hay, pero en éste caso en particular creo que el tono tenso del desarrollo (o la falta de él), hace agotadoras las 3 horas que dura la película.

    Y si bien es interesante como este caso afecta la vida de los distintos protagonistas, creo que se dispersa mucho el tema al darle momentos a cada uno (aunque habría sido un desperdicio no hacerlo), en lugar de centrarse más en Graysmith o en Toschi que resultan ser los más interesantes.

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  2. Entiendo a lo que te refieres y creo que es una queja bastante común, además de aquellos que sienten que al carecer de resolución hace falta alguna otra clase de catarsis.

    Personalmente admiro el despliegue técnico de Fincher como cineasta, así que puede ser que me sienta parcialmente inclinado a elogiar su trabajo basado únicamente en esos méritos.

    ¡saludos!

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