enero 22, 2014

Reseña: American Hustle

¿Alguna vez les ha pasado que ven una película que mayormente disfrutan, con muchos momentos memorables, en la que disfrutan las actuaciones y no pueden dejar de admirar el trabajo de dirección, ambientación y diseño de producción, pero por alguna razón les deja la impresión de que algo le faltó? Porque eso fue lo que me pasó con American Hustle (Escándalo Americano), la más reciente película de David O. Russell.

Quince años después de su estreno, mi película favorita de Russell sigue siendo Three Kings (Tres Reyes), porque su peculiar mezcla de humor, drama y crítica social nunca ha vuelto a ser tan fresca como en esa película. Y espero que no se malentienda, me gustó mucho The Fighter (El Peleador), y siempre he encontrado entretenida I Heart Huckabees -todavía no veo Silver Linings Playbook-, pero no me parece que haya podido superarse a sí mismo.

American Hustle (Escándalo Americano) es una historia de ficción pero parcialmente basada en un escándalo real ocurrido en los Estados Unidos a finales de los 1970s y principios de los 80s, cuando una investigación sobre tráfico de artículos robados se convirtió en un elaborado esquema del FBI para encarcelar políticos corruptos, mismo que es referenciado en la película con el nombre que tuvo la operación real: Abscam, que es una contracción de 'Arab scam', o 'engaño árabe'.

Irving Rosenfeld (Christian Bale), es un hábil estafador que ha hecho una fortuna con la ayuda de su socia y amante Sydney Prosser (Amy Adams), pero tras caer en una trampa del agente federal Richie DiMaso (Bradley Cooper), se ven forzados a trabajar para el FBI, ayudando a atrapar a otros estafadores y traficantes de artículos robados. Cuando la trampa para atrapar a un estafador revela conexiones entre el bajo mundo de Nueva Jersey y algunos importantes políticos, DiMaso decide que prefiere ir por los peces grandes, sin importarle involucrarse con la mafia y el Congreso de los Estados Unidos.

La pieza central de su investigación es el gobernador Carmine Polito (Jeremy Renner), quien está intentando revitalizar la economía local al atraer inversión hacia los casinos de Atlantic City. El plan de DiMaso parece funcionar y todo está listo para revelar la corrupción existente en diferentes niveles del gobierno, pero el involucramiento de la mafia y la inoportuna intervención de Rosalyn (Jennifer Lawrence), la esposa de Rosenfeld, alteran drásticamente la situación.

Las actuaciones de los cinco actores principales son excelentes, y bien podrían ser la mejor razón para ver la película. Podría también elogiar los diálogos, que son los que dan un especial toque de comedia a la película, pero la mayoría de las conversaciones entre los personajes fueron improvisadas, así que el mérito pertenece también a los actores, reconociendo, claro, que Russell eligió muy bien a su elenco y supo darles espacio para trabajar. La música, ambientación y vestuario son impecables, y también merecen un reconocimiento.

Sin embargo, creo que la película tiene un enorme problema: no tiene una historia que contar. Abscam se convierte simplemente en un pretexto para crear situaciones en las cuales colocar a este peculiar y exquisito grupo de personajes, pero nunca va más allá, e incluso uno de los últimos parlamentos, donde pareciera que Russell buscaba dar una justificación ideológica a su guión, se siente forzado, casi como si de repente se hubiera dado cuenta que no había dicho nada en poco más de dos horas de película y hubiese intentado solucionarlo de último minuto.

A pesar de ese nada insignificante detalle, la película resulta muy disfrutable. Fiel a su estilo, Russell inicia con un ritmo semi-lento, introduciendo a los personajes, estableciendo su entorno y situación, para después dejar que los personajes tomen el mando y la película poco a poco vaya tomando ritmo, yendo de situación en situación con un desparpajo que hace parecer fácil el trabajo de dirección, lo que es testamento a la capacidad de Russell para crear y desarrollar personajes creíbles, pues son estos quienes llevan la película.

No debiera ser sorpresa que la película se llevase varios premios en la próxima entrega de los Oscar, pero honestamente me gustaría que estos se dieran en el terreno de las actuaciones y el diseño de producción, pues son los puntos más fuertes de la película. Insisto no es nada mala, pero a pesar de ofrecer un buen rato de diversión inteligente no ofrece mucho más y termina por dejar al espectador con esa incómoda sensación de que todo estuvo bien, pero hizo falta algo. Personalmente considero que en el cine, al igual que en la TV, los comics o la literatura, hay cosas que puedes perdonar o no echar en falta, pero la historia jamás será una una de ellas.

Película bastante recomendada, pero con reservas.

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