septiembre 12, 2004

El Asombroso Hombre Araña y yo

En el post anterior mencioné que a los ocho años y tras la mudanza que se dio ante la separación de mis padres, me regalaron una caja con casi doscientos cómics de El Asombroso Hombre Araña. Este título, publicado por Novedades Editores, presentaba traducciones de las historietas de Marvel Comics, y más en particular de la serie The Amazing Spider-Man.

Y ahora quisiera ahondar un poco en mi comentario sobre por qué esos cómics cambiaron mi vida.

Esos cómics fueron leídos y re-leídos una y otra vez durante varios años, y a mi parecer fue en ese periodo que se definieron muchos aspectos de mi carácter y personalidad. ¿Por qué? De hecho es bastante simple. Esas historias tratan de un joven con problemas para relacionarse con la gente. Es alguien que no tiene una familia en el sentido convencional de la palabra, y que en la escuela es un nerd. Por razones que sólo él entiende, es alguien que se siente más cómodo al estar solo en una mesa en la biblioteca, leyendo, que divirtiéndose con gente de su edad.

Era prácticamente imposible no sentirme identificado con Peter.

Y la razón por la que digo que cambió mi vida es todavía más simple. A partir de las experiencias de Peter aprendí que las cosas no siempre salen como uno lo desea, pero también que no importa que tan graves sean tus problemas, siempre habrá un modo de superarlos. Aprendí a no rendirme nunca, sin importar cuan difícil parezca cualquier situación. Para bien o para mal, Peter Parker se convirtió en mi modelo a seguir. Gracias a él aprendí a valorar la importancia de los sacrificios personales y a no ser egoísta, a aceptar los tragos amargos y a poner la otra mejilla.

Durante los últimos años de mi paso por la Primaria, cuando era el chico nuevo, el nuevo cerebrito de la clase, tuve problemas para hacer amigos. En más de una manera podría decir que mi mejor amigo en mis años de pubertad y adolescencia fue Peter Parker. Y al igual que con los pocos amigos "reales" que hice en ese entonces, sé que no necesitaba más. Incluso hoy, a casi veinte años de distancia, aún tengo contacto esporádico con un par de ellos y nos seguimos llevando de maravilla.

La secundaria fue igualmente difícil. Yo era el nerd, el inadaptado. El que prefería sentarse solo en un rincón a leer en vez de convivir con sus compañeros. Apreciado por mis maestros y rechazado por la mayoría de mis compañeros - quienes incluso llegaron al grado de postularme como candidato a ser expulsado de la escuela, haciendo complicidad con un prefecto nuevo que supongo buscaba hacerse de una reputación.

Pasé buena parte de esos años tratando de descubrirme a mi mismo, de entender quién era y cuál era mi lugar en el mundo. No sé si me encontré o hallé las respuestas que buscaba, pero creo que era más importante entender las preguntas que poder contestarlas. Además, en esa misma época empecé a trabajar y aprendí que había distintos modos de interactuar con otras personas sin siquiera tener que abrirme o hacerlo de una forma más personal.

Pasaron los años y la vida siguió. Peter y yo nos alejábamos por temporadas, pero nunca para siempre, y los reencuentros casi siempre eran gratos. Tal vez su influencia en mi vida nunca volvió a ser tan importante como en aquellos primeros años, pero eso no cambia el hecho de que conocerlo fue de lo mejor que me sucedió en aquel entonces.

Y fue hasta muchos años después que comprendí la importancia de esa inusual amistad, aunque quizás en lo que más me ayudó Spider-Man en aquella época fue en saber sobrellevar la difícil relación con mi abuela.

Pero eso es tema que será mejor comentar más a fondo en un futuro post.

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