El retiro como director de Luc Besson trajo como consecuencia que muchas de las locas e imaginativas ideas para hacer cine a su manera, mismas que lo lanzaron a la fama hace casi dos décadas, sirvan ahora para alimentar las carreras de una horda de aprendices/imitadores cuya única aspiración como directores de cine parece ser crear entretenimiento de acción para un público masivo. Lo cual no necesariamente es algo malo. Olivier Megaton es uno de esos directores, quien luego de haber heredado la franquicia de The Transporter de manos de Louis Leterrier, regresa para dirigir la tercera entrega.
No es secreto para nadie que la saga en cuestión debe su éxito en buena medida al carisma de su protagonista, Jason Statham, quien una vez más vuelve a encarnar a Frank Martin, transportador profesional para quien no existe trabajo demasiado difícil o demasiado arriesgado. En esta ocasión Martin es obligado a realizar una entrega para la cual tendrá que atravesar la mitad de Europa bajo circunstancias inusuales. Primero, porque lleva a una atractiva joven ucraniana en el asiento de al lado, y segundo, porque tiene puesto un brazalete explosivo que lo hará volar en pedazos si se aleja más de unos cuantos metros de su auto.
Si alguien entra a ver una película con un número 3 en el título, lo más lógico es asumir que es alguien que está familiarizado con las entregas anteriores, así que es de suponer que entra a la sale sabiendo exactamente que esperar, razón por la cual no tendría caso quejarse de la simpleza de la trama o del escaso o nulo desarrollo de personajes, pues The Transporter 3 tiene todos los componentes de una película sobre las aventuras de Frank Martin: vertiginosas persecuciones en auto, peleas cuerpo a cuerpo extraordinariamente coreografeadas por el legendario Cory Yuen, explosiones, balaceras, y un poco de humor. Y todo ello está presente en The Transporter 3, además de por primera vez darle relevancia al tema romántico y enfatizar el humor.
Para los fans del género de acción la película debe ser una experiencia mayormente satisfactoria por contar con todos los elementos arriba mencionados, para el espectador casual puede ser una buena manera de matar cien minutos casi sin remordimientos, e imagino que para las fans de Jason Statham -que me consta que existen- debe resultar tranquilizador saber que también incluye la reglamentaria escena donde Martin se va despojando de su traje una pieza a la vez.
En fin, para describirla de un modo que he usado antes para esto que yo llamo macho movies, es precisamente la clase de cosa que le gustará a aquellos que disfrutan esta clase de cosas.
No es secreto para nadie que la saga en cuestión debe su éxito en buena medida al carisma de su protagonista, Jason Statham, quien una vez más vuelve a encarnar a Frank Martin, transportador profesional para quien no existe trabajo demasiado difícil o demasiado arriesgado. En esta ocasión Martin es obligado a realizar una entrega para la cual tendrá que atravesar la mitad de Europa bajo circunstancias inusuales. Primero, porque lleva a una atractiva joven ucraniana en el asiento de al lado, y segundo, porque tiene puesto un brazalete explosivo que lo hará volar en pedazos si se aleja más de unos cuantos metros de su auto.
Si alguien entra a ver una película con un número 3 en el título, lo más lógico es asumir que es alguien que está familiarizado con las entregas anteriores, así que es de suponer que entra a la sale sabiendo exactamente que esperar, razón por la cual no tendría caso quejarse de la simpleza de la trama o del escaso o nulo desarrollo de personajes, pues The Transporter 3 tiene todos los componentes de una película sobre las aventuras de Frank Martin: vertiginosas persecuciones en auto, peleas cuerpo a cuerpo extraordinariamente coreografeadas por el legendario Cory Yuen, explosiones, balaceras, y un poco de humor. Y todo ello está presente en The Transporter 3, además de por primera vez darle relevancia al tema romántico y enfatizar el humor.
Para los fans del género de acción la película debe ser una experiencia mayormente satisfactoria por contar con todos los elementos arriba mencionados, para el espectador casual puede ser una buena manera de matar cien minutos casi sin remordimientos, e imagino que para las fans de Jason Statham -que me consta que existen- debe resultar tranquilizador saber que también incluye la reglamentaria escena donde Martin se va despojando de su traje una pieza a la vez.
En fin, para describirla de un modo que he usado antes para esto que yo llamo macho movies, es precisamente la clase de cosa que le gustará a aquellos que disfrutan esta clase de cosas.
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