Durante años he escuchado toda clase de elogios y recomendaciones hacia las novelas de Elmore Leonard, pero por una u otra razón jamás había podido ponerle las manos encima a una de ellas hasta hace un par de semanas. Claro que eso no quiere decir que no esté familiarizado con su trabajo, pues desde sus inicios en los 1950s Leonard ha gozado de tanta popularidad en cines como en las librerías. Algunas películas basadas en sus libros son Get Shorty (El Nombre del Juego) Jackie Brown, Out of Sight (Un Romance Peligroso), Be Cool, y 3:10 to Yuma en sus dos versiones. En una reciente excursión a una librería de viejo me encontré con dos libros suyos y ya terminé el primero de ellos, Tishomingo Blues.
En principio el protagonista de Tishomingo Blues es Dennis Lenahan, un clavadista que viaja con su tanque de agua y plataforma de 20 metros de carnaval en carnaval con la esperanza de encontrarse con oportunidades menos efímeras. Así es como consigue un contrato para presentar su show durante un par de meses en un hotel casino en Tunica, Mississippi, donde lo que parecía un sencillo trabajo en un tranquilo pueblo sureño se complica aún antes de su primera presentación, pues mientras se encuentra montando amarres en su plataforma se convierte en testigo de un homicidio, ganándose la atención de la mafia local.
Aconsejado por Charlie, anfitrión de celebridades del hotel, Dennis no acude a la policía. Convencido de que si guarda silencio y actua como si nada hubiese pasado la mafia lo dejará en paz, Dennis se dispone a irse a casa y desentenderse del asunto cuando es abordado por un inquilino del hotel. Robert Taylor es un hombre de color de aspecto agradable y hablar seguro, y le dice que ansía verlo tirándose de la plataforma. De manera sútil da a entender que vio todo lo sucedido desde la ventaba de su habitación, pero no lo confirma, así que Dennis mantiene su idea de intentar ignorar el incidente.
Mientras Robert intenta ganarse la confianza y amistad de Dennis queda claro que se trata de un estafador profesional, aunque la complejidad y tamaño de lo que tiene en mente no quedará claro si no hasta bien avanzada la novela. Robert viene de Detroit y entre más habla más evidente se vuelve que se trata de un hombre con un talento natural para mentir y poseedor del carisma suficiente como para que a nadie le importe que mienta sin importar que tan obvio sea. Habla de orígenes humildes pero tiene una compostura y una educación que gritan lo contrario, además de conducir un Jaguar que llama la atención adondequiera que vaya.
Robert le cuenta a Dennis que los tipos a quienes vio desde la plataforma son los responsables del tráfico de drogas en la región, que utilizan un negocio de casas prefabricadas como frente y que si se mantiene de su parte no tiene de que preocuparse. Le hace a Dennis una oferta para que se asocie con él, asegurándole que quedará protegido de cualquier posible acción de la mafia local y cubierto tanto económica como físicamente una vez que decida retirarse como clavadista de espectáculos. La oferta le resulta tentadora e intrigante, pero decide postergar su respuesta el mayor tiempo posible.
La idea básica de Robert es traer algunos asociados suyos para quitar del medio a los criminales locales y hacerse caso del negocio, con Dennis encargado del frente legal del negocio. La aparición de los socios de Robert, combinado con una recreación de una batalla de la guerra civil y la omnipresente figura de un policía estatal que parece dispuesto a desmantelar el crimen organizado en la región no hacen más que añadir más capas de complejidad a todo el asunto.
El estilo de Leonard es ágil y entretenido, desafiando constantemente los convencionalismos del género de la literatura criminal y rehusándose a caer en el uso de fórmulas o recetas para construir su historia. Sus personajes son únicos e interesantes y Leonard se preocupa de que sean creíbles, dándoles personalidades claras y distintivas a cada uno de ellos. En mi opinión puede ser que Leonard sea el único escritor vivo capaz de rivalizar con David Mamet cuando se trata de escribir diálogos punzantes sin necesidad de sacrificar el tono realista de su historia.
Resumiendo, creo que acabo de descubrir a otro autor listo para integrarse a la lista de mis favoritos, porque si Tishomingo Blues es un ejemplo del nivel de calidad y entretenimiento del resto de su obra -más de treinta libros en poco más de cincuenta años- no puedo esperar a intentar leer más.
Como dato curioso, hace un par de años inició la pre-producción de una adaptación al cine que sería producida por Steven Soderbergh y George Clooney, y protagonizada por Don Cheadle en el papel de Robert y Matthew McConaughey en el de Dennis. Habría sido el debut como director del mismo Cheadle, pero aparentemente el proyecto ya fue descartado por todos los involucrados. Lástima.
En principio el protagonista de Tishomingo Blues es Dennis Lenahan, un clavadista que viaja con su tanque de agua y plataforma de 20 metros de carnaval en carnaval con la esperanza de encontrarse con oportunidades menos efímeras. Así es como consigue un contrato para presentar su show durante un par de meses en un hotel casino en Tunica, Mississippi, donde lo que parecía un sencillo trabajo en un tranquilo pueblo sureño se complica aún antes de su primera presentación, pues mientras se encuentra montando amarres en su plataforma se convierte en testigo de un homicidio, ganándose la atención de la mafia local.
Aconsejado por Charlie, anfitrión de celebridades del hotel, Dennis no acude a la policía. Convencido de que si guarda silencio y actua como si nada hubiese pasado la mafia lo dejará en paz, Dennis se dispone a irse a casa y desentenderse del asunto cuando es abordado por un inquilino del hotel. Robert Taylor es un hombre de color de aspecto agradable y hablar seguro, y le dice que ansía verlo tirándose de la plataforma. De manera sútil da a entender que vio todo lo sucedido desde la ventaba de su habitación, pero no lo confirma, así que Dennis mantiene su idea de intentar ignorar el incidente.
Mientras Robert intenta ganarse la confianza y amistad de Dennis queda claro que se trata de un estafador profesional, aunque la complejidad y tamaño de lo que tiene en mente no quedará claro si no hasta bien avanzada la novela. Robert viene de Detroit y entre más habla más evidente se vuelve que se trata de un hombre con un talento natural para mentir y poseedor del carisma suficiente como para que a nadie le importe que mienta sin importar que tan obvio sea. Habla de orígenes humildes pero tiene una compostura y una educación que gritan lo contrario, además de conducir un Jaguar que llama la atención adondequiera que vaya.
Robert le cuenta a Dennis que los tipos a quienes vio desde la plataforma son los responsables del tráfico de drogas en la región, que utilizan un negocio de casas prefabricadas como frente y que si se mantiene de su parte no tiene de que preocuparse. Le hace a Dennis una oferta para que se asocie con él, asegurándole que quedará protegido de cualquier posible acción de la mafia local y cubierto tanto económica como físicamente una vez que decida retirarse como clavadista de espectáculos. La oferta le resulta tentadora e intrigante, pero decide postergar su respuesta el mayor tiempo posible.
La idea básica de Robert es traer algunos asociados suyos para quitar del medio a los criminales locales y hacerse caso del negocio, con Dennis encargado del frente legal del negocio. La aparición de los socios de Robert, combinado con una recreación de una batalla de la guerra civil y la omnipresente figura de un policía estatal que parece dispuesto a desmantelar el crimen organizado en la región no hacen más que añadir más capas de complejidad a todo el asunto.
El estilo de Leonard es ágil y entretenido, desafiando constantemente los convencionalismos del género de la literatura criminal y rehusándose a caer en el uso de fórmulas o recetas para construir su historia. Sus personajes son únicos e interesantes y Leonard se preocupa de que sean creíbles, dándoles personalidades claras y distintivas a cada uno de ellos. En mi opinión puede ser que Leonard sea el único escritor vivo capaz de rivalizar con David Mamet cuando se trata de escribir diálogos punzantes sin necesidad de sacrificar el tono realista de su historia.
Resumiendo, creo que acabo de descubrir a otro autor listo para integrarse a la lista de mis favoritos, porque si Tishomingo Blues es un ejemplo del nivel de calidad y entretenimiento del resto de su obra -más de treinta libros en poco más de cincuenta años- no puedo esperar a intentar leer más.
Como dato curioso, hace un par de años inició la pre-producción de una adaptación al cine que sería producida por Steven Soderbergh y George Clooney, y protagonizada por Don Cheadle en el papel de Robert y Matthew McConaughey en el de Dennis. Habría sido el debut como director del mismo Cheadle, pero aparentemente el proyecto ya fue descartado por todos los involucrados. Lástima.
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