Pues bien, esta semana mi abuela ha vuelto a las andadas. Se ha peleado con mi madre y seguramente esto tendrá repercusiones con el resto de su familia en los próximos días. Y si me refiero a ellos como "su" familia es muy simple. Ha habido tantos problemas, chismes, diferencias y desencuentros que me hacen sentir vergüenza de ellos. Incluso acostumbro bromear con mi hermano cada vez que hace algo mal o comete algún error. En lugar de insultarlo o reclamarle simplemente le comento: "A veces se te activa el gen Cuéllar". A mi mamá no le hace gracia. Y alguna vez se lo dije, a los amigos se les escoge, a la familia no.
Y es que algunas veces mi mamá se pasa de buena gente. No importa cuantas groserías le haga mi abuela, mi mamá no sólo las soporta, sino que hasta la defiende. Cada vez que mi abuela surge en una conversación, especialmente si mi hermano lanza algún improperio o si yo hago un comentario sarcástico mi mamá intenta cerrarnos el paso. "Es su abuela", nos recuerda. Hace algún tiempo que yo utilizo la misma respuesta cada vez que lo hace. "La tuya". Aún a su pesar mi mamá también se ríe.
Y en estas situaciones, cada vez que mi abuela provoca algún conflicto, invariablemente pienso en mi abuelo. La verdad es que no sé como fue que le aguantó tantas cosas durante tanto tiempo. Sé que no está bien desear que se den casos de violencia domestica, pero algunas veces no puedo evitar pensar que todo hubiera sido diferente si mi abuelo le hubiese puesto un par de bofetadas a mi abuela en el momento justo. Pero el hubiera no existe.
Mis recuerdos de mi abuelo en mis primeros años son muy vagos. Supongo que entre tantos tíos no hay eventos específicos con mi abuelo que se quedaran marcados en mi memoria. Creo que realmente empecé a tratar más con él hasta que nos mudamos a su casa. Era mi tutor para asuntos escolares. Y cuando trataba de esconderse de mi abuela acostumbraba ir a nuestros cuartos a platicar o simplemente a sentarse a leer el periódico mientras fumaba su pipa y nosotros hacíamos la tarea. Acostumbraba también prepararnos el desayuno antes de ir a la escuela y llevaba a mi hermano al kinder.
Por relatos de mi madre y mis tíos sé que no siempre fue tan fácil tratar con él. Obrero en la fábrica de papel de Loreto - dónde actualmente hay un centro comercial - tenía que sostener a una gran familia. Padre de nueve, se las arregló siempre para que en su casa nunca hubiese carencias. Incluso me cuentan que ellos fueron tal vez la primera familia en tener una televisión en la colonia. Recuerdan haber recibido a varios vecinos para presenciar la llegada del Apolo XI a la Luna.
Y las presiones deben haber sido muchas. Nueve hijos creciendo y estudiando no son una carga fácil de llevar. Y no puedo imaginarme como era mi abuela en ese entonces. Mi abuelo fue alcohólico y, aún cuando nadie ha mencionado nunca ningún caso de abuso o violencia física, todos mis tíos coinciden en recordar esa época como una de gran tensión en casa. Y salieron adelante. Mi abuelo dejó atrás la bebida e incluso ahorró para comprar un terreno y construir una casa en el Olivar de los Padres, en ese entonces a las afueras de la ciudad. Diagnosticado años después de su jubilación con diabetes, mi abuelo vivió durante varios años con toda clase de limitaciones en sus hábitos.
Su diabetes se combinó con las secuelas de su alcoholismo provocando toda clase de complicaciones, desde problemas respiratorios hasta principios de cirrosis. Y aún así mi abuelo se mostraba fuerte la mayor parte del tiempo. Yo siempre he dicho que si acaso heredé la mitad de la fortaleza de mi abuelo me daré por bien servido.
Finalmente, un par de años después de que nos mudamos, mi abuelo falleció una madrugada de diciembre mientras dormía. La verdad es que posiblemente su compañía sea lo único que extraño de los diez años que viví en esa casa.
Películas, libros, deportes, tv y cualquier otra necedad que pase por mi cabeza...
septiembre 26, 2004
septiembre 19, 2004
Preguntas
Las Cinco del Viernes es un blog diseñado para generar interacción entre bloggers con una mecánica bastante simple. Cada viernes, Betty, la autora del blog, pone cinco preguntas que deben ser contestadas en el blog de cada quien. Una vez contestadas cada blogger avisa a Betty y ella pone un link a los blogs participantes.
Yo encontré Las Cinco... gracias a un post en Insurrecto. Tomando en cuenta que el juego se ha llevado a cabo durante casi año y medio decidí hacer una selección de las preguntas aparecidas hasta ahora, eliminando aquellas fuera de contexto o preparadas especialmente para contestarse en una fecha particular. Iré contestándolas poco a poco, en grupos de más de cinco, claro, además de tratar de contestar cada fin de semana las preguntas vigentes.
Espero que esto ayude a mis lectores -y a otros bloggers- a saber un poco más de mí.
Comienzo con las primeras cinco.
1) ¿Cuál(es) es (son) tu(s) libro(s) favorito(s)?
Esta es una difícil, pero algunos de mis favoritos son: Neverwhere, de Neil Gaiman; The Man in the High Castle, de Philip K. Dick; Dangerous Visions, compilado por Harlan Ellison; The Conqueror's Saga, trilogía de Timothy Zahn; y la Saga del Mundo Disco, de Terry Pratchett.
2) ¿Tienes algún autor "de cajón", del que tengas que leerte TODO lo que publica?
No necesariamente. Quizás el caso más cercano a esa situación sería Neil Gaiman. Aunque si tiendo a escoger mis libros basándome primero en el autor.
3) ¿Estás leyendo algún libro en estos momentos?
Alternadamente estoy leyendo una antología de cuentos de Merlín compilada por Martin Greenberg, y el volumen 2 de las Historias Completas de Fafhrd y el Ratonero Gris de Fritz Leiber.
4) ¿Te gusta acudir a certámenes y fiestas editoriales para conseguir el autógrafo del autor en el libro que quieres leer (o que ya has leído y te ha gustado)?
Pues tomando en cuenta que la gran mayoría de mis autores favoritos son anglosajones eso es realmente difícil.
5) ¿Que usas de separador de lectura (una cinta, un separador de libro comprado, un boleto de metro...)?
Normalmente cargo conmigo un separador de Batman que venía de regalo con un comic hace algunos años. Pero cualquier postal ó tarjeta me sirve igual.
Bueno, eso completa las primeras cinco. Respecto al tema de libros y autores creo que se podrían agregar algunas otras preguntas, pero en todo caso las agregaré posteriormente. Voy a intentar agrupar y editar las listas de preguntas para hacer las listas más comprehensivas.
Yo encontré Las Cinco... gracias a un post en Insurrecto. Tomando en cuenta que el juego se ha llevado a cabo durante casi año y medio decidí hacer una selección de las preguntas aparecidas hasta ahora, eliminando aquellas fuera de contexto o preparadas especialmente para contestarse en una fecha particular. Iré contestándolas poco a poco, en grupos de más de cinco, claro, además de tratar de contestar cada fin de semana las preguntas vigentes.
Espero que esto ayude a mis lectores -y a otros bloggers- a saber un poco más de mí.
Comienzo con las primeras cinco.
1) ¿Cuál(es) es (son) tu(s) libro(s) favorito(s)?
Esta es una difícil, pero algunos de mis favoritos son: Neverwhere, de Neil Gaiman; The Man in the High Castle, de Philip K. Dick; Dangerous Visions, compilado por Harlan Ellison; The Conqueror's Saga, trilogía de Timothy Zahn; y la Saga del Mundo Disco, de Terry Pratchett.
2) ¿Tienes algún autor "de cajón", del que tengas que leerte TODO lo que publica?
No necesariamente. Quizás el caso más cercano a esa situación sería Neil Gaiman. Aunque si tiendo a escoger mis libros basándome primero en el autor.
3) ¿Estás leyendo algún libro en estos momentos?
Alternadamente estoy leyendo una antología de cuentos de Merlín compilada por Martin Greenberg, y el volumen 2 de las Historias Completas de Fafhrd y el Ratonero Gris de Fritz Leiber.
4) ¿Te gusta acudir a certámenes y fiestas editoriales para conseguir el autógrafo del autor en el libro que quieres leer (o que ya has leído y te ha gustado)?
Pues tomando en cuenta que la gran mayoría de mis autores favoritos son anglosajones eso es realmente difícil.
5) ¿Que usas de separador de lectura (una cinta, un separador de libro comprado, un boleto de metro...)?
Normalmente cargo conmigo un separador de Batman que venía de regalo con un comic hace algunos años. Pero cualquier postal ó tarjeta me sirve igual.
Bueno, eso completa las primeras cinco. Respecto al tema de libros y autores creo que se podrían agregar algunas otras preguntas, pero en todo caso las agregaré posteriormente. Voy a intentar agrupar y editar las listas de preguntas para hacer las listas más comprehensivas.
septiembre 16, 2004
Que Poca Abuela
Mi abuela fue mencionada de manera tangencial en el post anterior. En medio de un texto sobre Spiderman, por extraño que parezca. Así que intentaré definir en los mismos terminos lo que mi abuela fue para mí en mi infancia: era como la tía May, Jonah Jameson, Norman Osborn y la casera de Peter (la tía de Brandy) en una sola persona.
Y lo digo en serio.
Mencioné que nos mudamos a casa de mis abuelos en 1982, cuando yo tenía ocho años. Era una casa grande. Suficientemente grande como para albergar a mis abuelos, a cuatro tíos, y a mi madre, mis dos hermanos y yo, sin que tuvieramos que vivir apretados o amontonados.
La convivencia entre todos era más fácil y agradable que lo que se pudiera pensar habiendo tanta gente en una sola casa. Siendo todos mis tíos menores que mi madre algunas veces yo sentía como si de repente me hubiera encontrado con que tenía varios hermanos mayores. El único problema era mi abuela. De mal humor la mayor parte del tiempo, posesiva y manipuladora, chantajista y opresora. Excepto tratándose de reuniones familiares como Navidad o Año Nuevo, cuando era toda dulzura y comprensión. ¡Que Sara García ni que nada, mi abuela era una abuela modelo! Nunca entendí si era para quedar bien con sus hijas casadas y los respectivos maridos o si realmente era invadida por el espíritu de la época.
En otro post anterior mencioné que dejé de comprar comics y revistas por un tiempo, pero que sin embargo había suficientes comics y revistas a la mano como para no quedarme sin nada que leer. Pero no mencioné lo difícil que era poder leer en paz en esa casa. Mi abuelo, jubilado un par de años antes, solía esconderse de mi abuela para poder sentarse a leer en paz. Y había que buscar el modo de mantener los comics y revistas escondidos o fuera del alcance de mi abuela so pena de que los tirase a la basura o los vendiese como periódico viejo. Y al final ese fue el triste destino de la mayor parte de esas publicaciones. Incluídos más o menos la mitad de los comics que recibí en mi noveno cumpleaños.
Mención aparte merece el tema de la televisión. Mis hermanos y yo teníamos terminantemente prohibido encender la televisión durante el día hasta que no llegase mi madre del trabajo. Y si mi abuela estaba especialmente de mal humor ni siquiera entonces. Y no es que no hubiera más de una tele, simplemente es que bajo el argumento de que se gastaba mucha luz y que si estabamos viendo la tele no hacíamos nada más, mi abuela era capaz de bajar el switch principal. Recuerdo que acostumbrabamos encenderla mientras ella estaba en su recámara viendo las telenovelas, pero solíamos turnarnos en la ventana de nuestro cuarto, al otro lado del patio, para vigilar que no se diera cuenta y fuera a apagarnosla.
Prácticamente había que esperar a que se fuera a dormir para poder ver la tele o realizar cualquier otra actividad en paz. Ahora que lo pienso, es muy probable que mis hábitos nocturnos tengan su origen en esa época.
Con el paso del tiempo la relación se fue distendiendo. Pero no porque ella se estuviese ablandando, sino más bien porque tenía otros temas a los cuales desviar su atención. Conforme mis tíos alcanzaban la edad adulta y empezaban a planear sus vidas lejos del hogar paterno, ella parecía tener como prioridad el hostigarlos a ellos, criticando sus decisiones y molestándolos sobre sus elecciones de pareja. O recurriendo al chantaje sentimental ("Oh, que será de mi, vieja y desvalida si todos ustedes se van y me dejan sola con el inútil de su padre" y demás cantaletas por el estilo).
Después yo empecé a trabajar, y entre la escuela y el trabajo me mantenía fuera de la casa la mayor parte del tiempo. Los años pasaron y finalmente nos mudamos. Y sucedió en medio de otro melodrama sentimental ("Para que se van a vivir tan lejos si aquí están bien") particularmente ridículo tomando en cuenta que en varias ocasiones había amenazado con corrernos "con todas nuestras chivas" de su casa.
En mi caso, la distancia llevó al perdón, o a algo por el estilo. No le guardo rencor, pero sería deshonesto de mi parte afirmar que siento algún afecto particular por ella. Creo que le tengo consideración por ser la madre de mi madre pero nada más. Y sólo con el propósito de dejar en claro las cosas, el título de este post no pretende ser una falta de respeto, sino más bien una alusíon a la baja estatura de mi abuela, quien no alcanza el metro cincuenta.
Hace un par de años le fue diagnosticado un mal cardíaco que derivó en tener que internarla en el Centro Médico. Algunos de mis tíos y tías manifestaron su desagrado por la leve muestra de indiferencia de parte de mis hermanos y yo. Sin embargo, una de mis tías, conversando con mi madre, hizo un comentario que bien puede servir como explicación de nuestra actitud. A mi madre, "Como que tus hijos no quieren a mi mamá, ¿verdad?". Mi madre, contrariada, buscaba una respuesta, pero mi tía la proporcionó ella misma, "Es de comprenderse. De todos sus nietos ellos son los únicos que alguna vez vivieron con ella". 'Nuff said.
Y lo digo en serio.
Mencioné que nos mudamos a casa de mis abuelos en 1982, cuando yo tenía ocho años. Era una casa grande. Suficientemente grande como para albergar a mis abuelos, a cuatro tíos, y a mi madre, mis dos hermanos y yo, sin que tuvieramos que vivir apretados o amontonados.
La convivencia entre todos era más fácil y agradable que lo que se pudiera pensar habiendo tanta gente en una sola casa. Siendo todos mis tíos menores que mi madre algunas veces yo sentía como si de repente me hubiera encontrado con que tenía varios hermanos mayores. El único problema era mi abuela. De mal humor la mayor parte del tiempo, posesiva y manipuladora, chantajista y opresora. Excepto tratándose de reuniones familiares como Navidad o Año Nuevo, cuando era toda dulzura y comprensión. ¡Que Sara García ni que nada, mi abuela era una abuela modelo! Nunca entendí si era para quedar bien con sus hijas casadas y los respectivos maridos o si realmente era invadida por el espíritu de la época.
En otro post anterior mencioné que dejé de comprar comics y revistas por un tiempo, pero que sin embargo había suficientes comics y revistas a la mano como para no quedarme sin nada que leer. Pero no mencioné lo difícil que era poder leer en paz en esa casa. Mi abuelo, jubilado un par de años antes, solía esconderse de mi abuela para poder sentarse a leer en paz. Y había que buscar el modo de mantener los comics y revistas escondidos o fuera del alcance de mi abuela so pena de que los tirase a la basura o los vendiese como periódico viejo. Y al final ese fue el triste destino de la mayor parte de esas publicaciones. Incluídos más o menos la mitad de los comics que recibí en mi noveno cumpleaños.
Mención aparte merece el tema de la televisión. Mis hermanos y yo teníamos terminantemente prohibido encender la televisión durante el día hasta que no llegase mi madre del trabajo. Y si mi abuela estaba especialmente de mal humor ni siquiera entonces. Y no es que no hubiera más de una tele, simplemente es que bajo el argumento de que se gastaba mucha luz y que si estabamos viendo la tele no hacíamos nada más, mi abuela era capaz de bajar el switch principal. Recuerdo que acostumbrabamos encenderla mientras ella estaba en su recámara viendo las telenovelas, pero solíamos turnarnos en la ventana de nuestro cuarto, al otro lado del patio, para vigilar que no se diera cuenta y fuera a apagarnosla.
Prácticamente había que esperar a que se fuera a dormir para poder ver la tele o realizar cualquier otra actividad en paz. Ahora que lo pienso, es muy probable que mis hábitos nocturnos tengan su origen en esa época.
Con el paso del tiempo la relación se fue distendiendo. Pero no porque ella se estuviese ablandando, sino más bien porque tenía otros temas a los cuales desviar su atención. Conforme mis tíos alcanzaban la edad adulta y empezaban a planear sus vidas lejos del hogar paterno, ella parecía tener como prioridad el hostigarlos a ellos, criticando sus decisiones y molestándolos sobre sus elecciones de pareja. O recurriendo al chantaje sentimental ("Oh, que será de mi, vieja y desvalida si todos ustedes se van y me dejan sola con el inútil de su padre" y demás cantaletas por el estilo).
Después yo empecé a trabajar, y entre la escuela y el trabajo me mantenía fuera de la casa la mayor parte del tiempo. Los años pasaron y finalmente nos mudamos. Y sucedió en medio de otro melodrama sentimental ("Para que se van a vivir tan lejos si aquí están bien") particularmente ridículo tomando en cuenta que en varias ocasiones había amenazado con corrernos "con todas nuestras chivas" de su casa.
En mi caso, la distancia llevó al perdón, o a algo por el estilo. No le guardo rencor, pero sería deshonesto de mi parte afirmar que siento algún afecto particular por ella. Creo que le tengo consideración por ser la madre de mi madre pero nada más. Y sólo con el propósito de dejar en claro las cosas, el título de este post no pretende ser una falta de respeto, sino más bien una alusíon a la baja estatura de mi abuela, quien no alcanza el metro cincuenta.
Hace un par de años le fue diagnosticado un mal cardíaco que derivó en tener que internarla en el Centro Médico. Algunos de mis tíos y tías manifestaron su desagrado por la leve muestra de indiferencia de parte de mis hermanos y yo. Sin embargo, una de mis tías, conversando con mi madre, hizo un comentario que bien puede servir como explicación de nuestra actitud. A mi madre, "Como que tus hijos no quieren a mi mamá, ¿verdad?". Mi madre, contrariada, buscaba una respuesta, pero mi tía la proporcionó ella misma, "Es de comprenderse. De todos sus nietos ellos son los únicos que alguna vez vivieron con ella". 'Nuff said.
septiembre 12, 2004
Cambio de Política
Sólo para informarles que decidí hacer público este blog. Sientanse en libertad de promoverlo o ignorarlo a su antojo.
Decidí que ya que lo estaba escribiendo y la catarsis esperada de su existencia se ha dado de manera satisfactoria no existe razón alguna para mantenerlo como privado. Asimismo aprovecho para informar que es mi intención escribir algo aquí al menos una vez por semana.
Eso es todo. Buenas noches.
Decidí que ya que lo estaba escribiendo y la catarsis esperada de su existencia se ha dado de manera satisfactoria no existe razón alguna para mantenerlo como privado. Asimismo aprovecho para informar que es mi intención escribir algo aquí al menos una vez por semana.
Eso es todo. Buenas noches.
El Asombroso Hombre Araña y yo
En el post anterior mencioné que a los ocho años y tras la mudanza que se dio ante la separación de mis padres, me regalaron una caja con casi doscientos cómics de El Asombroso Hombre Araña. Este título, publicado por Novedades Editores, presentaba traducciones de las historietas de Marvel Comics, y más en particular de la serie The Amazing Spider-Man.
Y ahora quisiera ahondar un poco en mi comentario sobre por qué esos cómics cambiaron mi vida.
Esos cómics fueron leídos y re-leídos una y otra vez durante varios años, y a mi parecer fue en ese periodo que se definieron muchos aspectos de mi carácter y personalidad. ¿Por qué? De hecho es bastante simple. Esas historias tratan de un joven con problemas para relacionarse con la gente. Es alguien que no tiene una familia en el sentido convencional de la palabra, y que en la escuela es un nerd. Por razones que sólo él entiende, es alguien que se siente más cómodo al estar solo en una mesa en la biblioteca, leyendo, que divirtiéndose con gente de su edad.
Era prácticamente imposible no sentirme identificado con Peter.
Y la razón por la que digo que cambió mi vida es todavía más simple. A partir de las experiencias de Peter aprendí que las cosas no siempre salen como uno lo desea, pero también que no importa que tan graves sean tus problemas, siempre habrá un modo de superarlos. Aprendí a no rendirme nunca, sin importar cuan difícil parezca cualquier situación. Para bien o para mal, Peter Parker se convirtió en mi modelo a seguir. Gracias a él aprendí a valorar la importancia de los sacrificios personales y a no ser egoísta, a aceptar los tragos amargos y a poner la otra mejilla.
Durante los últimos años de mi paso por la Primaria, cuando era el chico nuevo, el nuevo cerebrito de la clase, tuve problemas para hacer amigos. En más de una manera podría decir que mi mejor amigo en mis años de pubertad y adolescencia fue Peter Parker. Y al igual que con los pocos amigos "reales" que hice en ese entonces, sé que no necesitaba más. Incluso hoy, a casi veinte años de distancia, aún tengo contacto esporádico con un par de ellos y nos seguimos llevando de maravilla.
La secundaria fue igualmente difícil. Yo era el nerd, el inadaptado. El que prefería sentarse solo en un rincón a leer en vez de convivir con sus compañeros. Apreciado por mis maestros y rechazado por la mayoría de mis compañeros - quienes incluso llegaron al grado de postularme como candidato a ser expulsado de la escuela, haciendo complicidad con un prefecto nuevo que supongo buscaba hacerse de una reputación.
Pasé buena parte de esos años tratando de descubrirme a mi mismo, de entender quién era y cuál era mi lugar en el mundo. No sé si me encontré o hallé las respuestas que buscaba, pero creo que era más importante entender las preguntas que poder contestarlas. Además, en esa misma época empecé a trabajar y aprendí que había distintos modos de interactuar con otras personas sin siquiera tener que abrirme o hacerlo de una forma más personal.
Pasaron los años y la vida siguió. Peter y yo nos alejábamos por temporadas, pero nunca para siempre, y los reencuentros casi siempre eran gratos. Tal vez su influencia en mi vida nunca volvió a ser tan importante como en aquellos primeros años, pero eso no cambia el hecho de que conocerlo fue de lo mejor que me sucedió en aquel entonces.
Y fue hasta muchos años después que comprendí la importancia de esa inusual amistad, aunque quizás en lo que más me ayudó Spider-Man en aquella época fue en saber sobrellevar la difícil relación con mi abuela.
Pero eso es tema que será mejor comentar más a fondo en un futuro post.
septiembre 06, 2004
La Vida de Cuadritos
Hace un par de semanas hablaba de mis inicios como lector. Ahora echemos un vistazo a la otra parte de esa historia: los cómics.
Empecé a leer comics antes que prosa. No puedo recordar cual fue el primer comic que leí, pero me atrevería a decir que debe haber sido algún ejemplar de Supercomic, una publicación de Editorial Novaro que presentaba diferentes historias de la familia de títulos de Superman publicada por DC Comics en los Estados Unidos. Editorial Novaro publicaba una gran variedad de títulos en tres formatos, los cuales eran identificados como Avestruz, Aguila, y Colibrí. El tamaño Avestruz era (creo) el equivalente al formato utilizado en EU durante la Edad de Oro; el tamaño Aguila era algo así como medio oficio y el tamaño colibrí eran ediciones de bolsillo. El más popular de estos formatos era el Aguila, en el cual se publicaba la mayor variedad de títulos.
Recuerdo que aún no estaba en la escuela, o probablemente me encontraba en pre-escolar, cuando empecé a coleccionar comics. No podía leerlos, pero mi mamá lo hacía por mí. Lo que si puedo asegurar es que fueron una herramienta fundamental para que yo aprendiese a leer y escribir antes que la gran mayoría de los niños de mi edad. Durante aquellos años leía y coleccionaba cuanto comic encontraba. Así fue como descubrí el Universo de héroes de DC y un poco más tarde a su gran competencia: Marvel Comics, cuyos títulos más populares eran publicados en México por Novedades Editores.
En cuanto a la producción nacional, de aquellos años sólo recuerdo las mini ediciones de Capulinita y Zor y Los Invencibles. También estaba Condorito, personaje de origen peruano pero (otra vez creo) publicado en una edición mexicana. También seguía apareciendo la Familia Burrón, pero yo no estaba listo para su lectura, mismo caso de Kalimán. Pero entre las publicaciones de Novaro y Novedades yo tenía más que suficiente para mantenerme entretenido, ya que prácticamente salía un cómic nuevo cada día. Al menos hasta 1982, un año de crisis en más de un sentido.
Ese año hubo cambio de gobierno y esta transición (ahora que tengo edad para entenderlo no comprendo a que se refieren con estas "transiciones", cuando básicamente sólo se intercambiaban los puestos entre los diferentes funcionarios de gobierno, pero wtf) trajo consigo un periodo de inestabilidad económica y una fuerte devaluación. Casi todas las industrias se vieron afectadas y el ámbito editorial no fue la excepción. Novaro redujo la periodicidad de sus publicaciones y desapareció los formatos Avestruz y Colibrí. Novedades canceló la publicación de todos sus títulos excepto El Asombroso Hombre Araña. De pronto se acabó la variedad. Y la capacidad económica para leer el mismo volumen que antes.
Y decía que fue un año de crisis en más de un sentido porque ese mismo año se separaron mis padres. Tengo consciencia de que la relación no andaba bien desde al menos un par de años antes. Recuerdo que las peleas se hicieron constantes durante cierto periodo de tiempo y después simplemente cesaron por la única razón de que preferían no dirigirse la palabra. Los últimos meses mi padre ni siquiera se aparecía por la casa. Aparentemente prefería ir a sacar ropa y dejar dinero para los gastos de la casa cuando sabía que no habría nadie ahí. Renunció a su trabajo y ni siquiera se lo dijo a mi madre, quien se enteró por uno de sus superiores. La casa donde vivíamos era propiedad de la empresa, así que teníamos un plazo de unas cuantas semanas para dejarla. Y así fue como nos mudamos a casa de mis abuelos. Sobra decir que la rutina y dinámica de mi vida se transformó radicalmente.
Durante un periodo de no menos de dos años no compré un sólo comic o revista. Acostumbrado como estaba a leer en grandes cantidades esto pudo ser un duro golpe. Afortunadamente en casa de mis abuelos nunca me faltó material de lectura. Había libros, revistas e incluso comics. No los mismos que yo acostumbraba leer, pero descubrí que el comic mexicano tenía un pasado. Me encontré con cajas llenas de títulos que yo jamás había visto. Los Supersabios, Rolando el Rabioso, Hermelinda Linda, Chanoc, Panzón Panseco y Los Supermachos me enseñaron que existían comics más allá de los superhéroes. En esa misma época descubrí la parodia y la sátira en una extraña revista titulada simplemente MAD.
Además, mi abuelo coleccionaba la sección de comics dominical de al menos tres periódicos. La Prensa, El Universal y Excelsior, si no mal recuerdo. El Principe Valiente, Tarzán, Dick Tracy, Mandrake, Roldán el Temerario, El Fantasma, Trucutú, Mafalda, Peanuts, y muchos otros se convirtieron en mis nuevos mejores amigos. Cuando cumplí 9 años recibí de uno de mis tíos políticos (y mi padrino, por cierto) el que quizás fue el mejor regalo de toda mi infancia: una caja con más de doscientos ejemplares de comics de Novedades, mayormente de El Hombre Araña, así como algunos ejemplares de otra editorial llamada MAAC. La caja incluía un run completo de El Asombroso Hombre Araña de Novedades del número 1 al 190. Y esos comics cambiaron mi vida para siempre. Pero eso será tema de un futuro post.
Y si alguien se pregunta que fue de la relación con mi padre después de la separación, lo único que puedo decir es que fue bastante simple: jamás volví a verlo.
Empecé a leer comics antes que prosa. No puedo recordar cual fue el primer comic que leí, pero me atrevería a decir que debe haber sido algún ejemplar de Supercomic, una publicación de Editorial Novaro que presentaba diferentes historias de la familia de títulos de Superman publicada por DC Comics en los Estados Unidos. Editorial Novaro publicaba una gran variedad de títulos en tres formatos, los cuales eran identificados como Avestruz, Aguila, y Colibrí. El tamaño Avestruz era (creo) el equivalente al formato utilizado en EU durante la Edad de Oro; el tamaño Aguila era algo así como medio oficio y el tamaño colibrí eran ediciones de bolsillo. El más popular de estos formatos era el Aguila, en el cual se publicaba la mayor variedad de títulos.
Recuerdo que aún no estaba en la escuela, o probablemente me encontraba en pre-escolar, cuando empecé a coleccionar comics. No podía leerlos, pero mi mamá lo hacía por mí. Lo que si puedo asegurar es que fueron una herramienta fundamental para que yo aprendiese a leer y escribir antes que la gran mayoría de los niños de mi edad. Durante aquellos años leía y coleccionaba cuanto comic encontraba. Así fue como descubrí el Universo de héroes de DC y un poco más tarde a su gran competencia: Marvel Comics, cuyos títulos más populares eran publicados en México por Novedades Editores.
En cuanto a la producción nacional, de aquellos años sólo recuerdo las mini ediciones de Capulinita y Zor y Los Invencibles. También estaba Condorito, personaje de origen peruano pero (otra vez creo) publicado en una edición mexicana. También seguía apareciendo la Familia Burrón, pero yo no estaba listo para su lectura, mismo caso de Kalimán. Pero entre las publicaciones de Novaro y Novedades yo tenía más que suficiente para mantenerme entretenido, ya que prácticamente salía un cómic nuevo cada día. Al menos hasta 1982, un año de crisis en más de un sentido.
Ese año hubo cambio de gobierno y esta transición (ahora que tengo edad para entenderlo no comprendo a que se refieren con estas "transiciones", cuando básicamente sólo se intercambiaban los puestos entre los diferentes funcionarios de gobierno, pero wtf) trajo consigo un periodo de inestabilidad económica y una fuerte devaluación. Casi todas las industrias se vieron afectadas y el ámbito editorial no fue la excepción. Novaro redujo la periodicidad de sus publicaciones y desapareció los formatos Avestruz y Colibrí. Novedades canceló la publicación de todos sus títulos excepto El Asombroso Hombre Araña. De pronto se acabó la variedad. Y la capacidad económica para leer el mismo volumen que antes.
Y decía que fue un año de crisis en más de un sentido porque ese mismo año se separaron mis padres. Tengo consciencia de que la relación no andaba bien desde al menos un par de años antes. Recuerdo que las peleas se hicieron constantes durante cierto periodo de tiempo y después simplemente cesaron por la única razón de que preferían no dirigirse la palabra. Los últimos meses mi padre ni siquiera se aparecía por la casa. Aparentemente prefería ir a sacar ropa y dejar dinero para los gastos de la casa cuando sabía que no habría nadie ahí. Renunció a su trabajo y ni siquiera se lo dijo a mi madre, quien se enteró por uno de sus superiores. La casa donde vivíamos era propiedad de la empresa, así que teníamos un plazo de unas cuantas semanas para dejarla. Y así fue como nos mudamos a casa de mis abuelos. Sobra decir que la rutina y dinámica de mi vida se transformó radicalmente.
Durante un periodo de no menos de dos años no compré un sólo comic o revista. Acostumbrado como estaba a leer en grandes cantidades esto pudo ser un duro golpe. Afortunadamente en casa de mis abuelos nunca me faltó material de lectura. Había libros, revistas e incluso comics. No los mismos que yo acostumbraba leer, pero descubrí que el comic mexicano tenía un pasado. Me encontré con cajas llenas de títulos que yo jamás había visto. Los Supersabios, Rolando el Rabioso, Hermelinda Linda, Chanoc, Panzón Panseco y Los Supermachos me enseñaron que existían comics más allá de los superhéroes. En esa misma época descubrí la parodia y la sátira en una extraña revista titulada simplemente MAD.
Además, mi abuelo coleccionaba la sección de comics dominical de al menos tres periódicos. La Prensa, El Universal y Excelsior, si no mal recuerdo. El Principe Valiente, Tarzán, Dick Tracy, Mandrake, Roldán el Temerario, El Fantasma, Trucutú, Mafalda, Peanuts, y muchos otros se convirtieron en mis nuevos mejores amigos. Cuando cumplí 9 años recibí de uno de mis tíos políticos (y mi padrino, por cierto) el que quizás fue el mejor regalo de toda mi infancia: una caja con más de doscientos ejemplares de comics de Novedades, mayormente de El Hombre Araña, así como algunos ejemplares de otra editorial llamada MAAC. La caja incluía un run completo de El Asombroso Hombre Araña de Novedades del número 1 al 190. Y esos comics cambiaron mi vida para siempre. Pero eso será tema de un futuro post.
Y si alguien se pregunta que fue de la relación con mi padre después de la separación, lo único que puedo decir es que fue bastante simple: jamás volví a verlo.
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