octubre 24, 2013

Reseña: The Lightning Thief, de Rick Riordan

Siguiendo con el intento de revivir el blog, descubro que tengo una pila de libros por comentar. Literalmente, una pila. Así que, empecemos con el primer libro de una saga que me causaba curiosidad desde que iniciaron las adaptaciones a cine, mismas que, dicho sea de paso, no he visto y no me siento inclinado a hacerlo: Percy Jackson and the Olympians, de Rick Riordan.

El primer libro de la serie lleva por título The Lightninig Thief (El Ladrón del Rayo), aunque algunas ediciones recientes utilizan el título de la película del 2010, Percy Jackson and the Olympians: The Lightning Thief, o simplemente Percy Jackson and the Lightning Thief. Publicado en el 2005, el libro se convirtió de inmediato en un best-seller y recibió toda clase de premios y reconocimientos de la industria editorial y en publicaciones especializadas.

¿La postura del autor ante los premios? "El mejor premio para un autor de libros para niños es que su trabajo le guste a los niños." Y la verdad es que hay muchas razones para que a un niño le guste la lectura de estos libros. Y también a los adultos.

La historia sigue las aventuras de Perseus Jackson, un niño de doce años que padece de dislexia y Síndrome de deficit de atención con hiperactividad. Percy, como lo laman afectivamente su madre y amigos, ha sido expulsado de todas las escuelas a las que ha asistido tras estar involucrado en algún incidente extraño. El libro comienza con su grupo escolar realizando una visita al Museo Metropolitano de Arte, donde Percy es atacado por su maestra de matemáticas, quien se transforma en un monstruo. Su profesor de Latín, el Sr. Brunner, le da una pluma y le dice que la use para defenderse. Cuando Percy destapa la pluma, esta se transforma en una espada mágica, llamada Anaklusmos, que se traduce al inglés como Riptide, que es una expresión utilizada para referirse al mar agitado.

Percy mata al monstruo y se reintegra a su clase, sólo para descubrir que nadie recuerda a su maestra de matemáticas, y el Sr. Brunner actúa como si nada hubiese ocurrido. Percy y su madre acostumbran vacacionar cada verano en una cabaña en la playa, pero su mejor amigo, Grover Underwood, los encuentra para pedirles que salgan de ahí. Perseguidos por un Minotauro, escapan en medio de una tormenta en dirección al bosque a las afueras de Manhattan, pero son alcanzados antes de llegar a su destino. Aparentemente el monstruo mata a su madre, y Percy a su vez lo destruye, conservando un cuerno como trofeo.

Grover y el Sr. Brunner, quien revela ser Quirón el Centauro, le explican a Percy que él es un semidios, y que hay monstruos mitológicos sueltos en el mundo con el único propósito de destruir a todos los semidioses. Si eso no fuera suficiente para absorber en una noche, Percy descubre que él es hijo de Poseidón, y que es sospechoso de haber robado el rayo mágico de Zeus, lo que podría desatar una guerra entre los dioses.

Asistido por Grover y por Annabeth, una hija de Atenea de la misma edad que Percy y quien llegase al campamento/refugio para semidioses un par de años atrás, el joven héroe es enviado en una búsqueda épica con el propósito de descubrir quien es el verdadero ladrón, recuperar el rayo de Zeus, y regresarlo al Olimpo, todo ello en menos de una semana, con la amenaza de que, de no conseguirlo, la civilización occidental puede caer en una era de oscuridad

El libro está narrado de una manera ágil y sencilla, lo que lo hace bastante accesible para los niños, pero con la suficiente atención al detalle como para resultar una lectura entretenida para adolescentes y adultos. Me sorprendió el nivel de investigación que hay detrás del uso de los dioses griegos y criaturas mitológicas, y me pareció bastante divertida en que Riordan pudo trasladar todos esos elementos a la cultura occidental contemporánea. Si hubiera que ponerle un pero a esta primera entrega es que no hay mucho desarrollo de personajes, pero se entiende por la gran cantidad de ellos que son introducidos y porque el protagonista siempre está en medio de alguna aventura o escena de acción.

La razón por la que no vi la película es el director, quien hizo un pésimo trabajo con las primeras dos entregas de Harry Potter. Además, después de leer el libro, y habiendo pescado pedazos de la película en televisión, puedo decir que lo único que parece tener en común con el libro son los nombres de los protagonistas y la idea general del tema, por lo que dudo mucho verla alguna vez. Si vieron la película y les pareció que no aprovechó bien las ideas que tenía, lo más probable es que sea cierto. Busquen el libro y descubran todo lo que Hollywood volvió a hacer mal, les garantizo que no se arrepentirán.

Lectura bastante recomendada para niños y adultos de todas las edades.

octubre 18, 2013

Reseña: Rush (Rush, Pasión y Gloria)

Este blog se ha quedado bastante abandonado, y es algo que me gustaría cambiar. No pienso hacer promesas sobre regularidad en las publicaciones, pero poco a poco intentará ponerme al día con los libros y películas que no he comentado. Por lo pronto, una reciente.

Ron Howard es un veterano director, responsable de algunas películas bastante buenas (A Beautiful Mind, Frost/Nixon), pero también de algunas bastante mediocres (Cocoon, Far and Away, Ransom, Angels and Demons), así como de algunos documentales que van de aburridos a interesantes, pero su trabajo suele caracterizarse por una solidez digna de resaltar, así que para mí suele ser una cuestión de analizar el tema de la película o el material de origen, o de quien sea su guionista antes de decidir si voy a ver alguna de sus películas en el cine o no.

En el caso de su cinta más reciente, Rush (estrenada en México como Rush: Pasión y Gloria), se trata de la historia de la rivalidad de dos grandes pilotos de Fórmula 1, con un guión escrito por Peter Morgan. Morgan es el guionista de The Last King of Scotland, The Queen, The Other Boleyn Girl, y Frost/Nixon, así que eso cubría tema y guionista.

Tratándose de una historia basada en hechos reales, mi mayor preocupación, de inicio, hubiera sido que Howard cayera en lo que considero es el problema, por ejemplo, con Apollo 13, una de sus primeras películas exitosas: parece un documental. Afortunadamente, en el caso de Rush la historia no está basada en las memorias de nadie, y Peter Morgan ha demostrado que puede hallar ángulos interesantes desde los cuales contar esta clase de historias sin necesidad de caer en un simple relato de los hechos.

La historia cuenta la rivalidad de dos pilotos de carreras en los 1970s, James Hunt (Chris Hemsworth) y Niki Lauda (Daniel Brühl), cubriendo sus primeros enfrentamientos, su llegada a la máxima categoría del automovilismo deportivo, la Fórmula 1, y su legendaria pelea por el Campeonato Mundial de Pilotos en la temporada 1976. En vez de centrarse en contar sólo la competencia en la pista entre los dos pilotos, la película explora las opuestas personalidades de los protagonistas.

Hunt era un piloto apasionado y visceral, para quien la carga de adrenalina era la principal razón para competir en un deporte tan peligroso, o como se le cita en la película, "mientras más cerca te encuentras de la muerte, más vivo te sientes". En contraposición, Lauda siempre fue un piloto frío y calculador, para quien ser un piloto profesional era sólo una forma de ser exitoso al dedicarse a algo para lo que era bueno, aceptando los riesgos como parte inherente de la carrera de su elección. Y es precisamente el contraste entre los motivos y la manera de llevar sus vidas y carreras lo que hace que Rush sea mucho más que un simple docudrama deportivo.

Para poner la historia en contexto, habría que apuntar que ningún piloto de Fórmula 1 ha fallecido en una pista de carreras desde 1994, cuando Ayrton Senna sufriera un accidente fatal en el Gran Premio de Italia, pero entre 1970 y 1977 hubo once fallecimientos de pilotos de F1, ya sea en competencia, en pruebas calificatorias, o en las prácticas previas a una carrera. Decir que dos pilotos fallecían cada año parece una exageración, pero sumando otras categorías resulta una cifra muy cercana a la realidad de la época.

Para esta película, Howard reclutó los servicios de Anthony Dod Mantle, un experimentado cinematógrafo británico que ha colaborado frecuentemente con Danny Boyle, y el resultado es espectacular, pues no sólo logra capturar la atmósfera retro necesaria para una película ambientada hace cuarenta años, si no que lo hace de una manera tal que podríamos estar hablando del mejor trabajo visual de la carrera de Howard, empatando su búsqueda de un realismo visual con una manera interesante de mostrar las diferentes situaciones.

Mención especial merecen las actuaciones, sobre todo de Daniel Brühl, quien con una ligera ayuda prostética se convierte en una versión joven de Lauda, capturando a la perfección algunos de sus manerismos y su peculiar manera de hablar. A Hemsworth siempre se le ha criticado por considerarlo como un actor limitado, pero su carisma y energía capturan la esencia de la clase de playboy aventurero que fue Hunt.

La película resulta sumamente entretenida, lo cual siempre se agradece, pues es otra forma de distanciarse de los documentales que suelen seguir temáticas similares. El trabajo narrativo y de construcción de la historia está realizado de una manera tan buena, que incluso si son aficionados a la Fórmula 1 y conocen lo que ocurrió durante la mítica temporada de 1976, en la cual se centra el tercer acto de la película, se verán movidos por la forma en que está contada la historia.

Película sumamente recomendada, incluso si no les gustan el automovilismo o las carreras.