Margaret Atwood es una de las escritoras mas respetadas dentro de la literatura contemporánea. Con más de tres décadas de trayectoria, Atwood ha sido (y sigue siendo) novelista, poetisa, crítica literaria y activista feminista. Ha ganado toda clase de premios por su trabajo, aunque sus dos novelas más premiadas son The Handmaid's Tale (El Cuento de la Criada) y The Blind Assassin (El Asesino Ciego). Personalmente no encontraba atractiva la premisa de sus historias y aún a pesar de que su nombre aparecía frecuentemente en diferentes conversaciones o en listas de recomendaciones no me resultaba peculiarmente interesante. Hace algunas semanas, durante una de mis excursiones a una librería de viejo, me encontré una copia de Oryx and Crake a buen precio y decidí comprarlo.
La verdad es que me llevé una grata sorpresa, pues Oryx and Crake es una bien pensada y construída distopía, la cual resulta especialmente efectiva pues no recurre a imaginar nuevos avances científicos y tecnológicos, limitándose simplemente a extrapolar las consecuencias del uso de cosas que ya existen, concentrándose con especial énfasis en la ingeniería genética y la industria químico-farmacéutica.
El protagonista de la historia es Snowman (Hombre de las Nieves), quien parece ser el último hombre sobre la faz de la Tierra. La única compañía que tiene Snowman son unos seres de apariencia humana a quienes él se refiere como Crakers, de quienes descubrimos más adelante que son una especie desarrollada genéticamente por un viejo amigo de Snowman a quien conocía como Crake. La historia avanza mayormente de manera retrospectiva a través de flashbacks al pasado de Snowman, quien alguna vez fue conocido con el nombre de Jimmy. Jimmy era hijo de una pareja de geneticistas y vivía con ellos en un complejo habitacional creado por una de las más importantes firmas farmacéuticas del mundo. Pronto nos es explicado que la mayoría de las empresas del ramo, así como otras corporaciones dedicadas a diferentes industrias, han creado complejos similares para mantener a sus empleados alejados del grueso de la población, segregando de manera efectiva a todos aquellos cuya aportación productiva al desarrollo de la industria no pueda ser cuantificado económicamente. A las concentraciones de población fuera de los complejos se les describe practicamente como ghettos donde las condiciones de vida son precarias y los servicios escasos.
Cuando el padre de Jimmy recibe una importante oferta de una empresa competidora su familia se muda a otro complejo. Ahí Jimmy conoce a Glenn, con quien forma un extraño lazo de amistad. Conforme van creciendo se hace evidente que Glenn, quien más tarde utilizará por apelativo Crake, es un sobresaliente estudiante destinado a avanzar puestos en una importante corporación. En cambio Jimmy resulta no tener talento alguno para ninguna ciencia, por lo que termina enrolado en una de las pocas escuelas que aún dedican tiempo y espacio a las artes. A pesar de la separación, Crake y Jimmy se mantienen en contacto. Una vez graduados, Crake contacta a Jimmy para invitarlo a trabajar con él en uno de los más importantes complejos como encargado de marketing y publicidad para un nuevo producto que él ha inventado. Jimmy acepta gustoso y se integra al grupo de trabajo de Crake, el cual trabaja en algo mucho más grande de lo que ninguno de ellos sospecha, a excepción del propio Crake, claro. Son precisamente sus acciones, cuidadosamente planeadas y ejecutadas, las que llevan al colapso de la civilización y al mundo post-apocalíptico en que viven Snowman y los Crakers.
Lo que Atwood consigue en Oryx and Crake es construir una de las más oscuras visiones del futuro que haya tendo oportunidad de leer. Tal vez se me acuse de exagerar un poco, pero me parece que este libro pudiese ser considerado como un digno heredero de obras tan trascendentes como A Brave New World (Un Mundo Feliz), de Huxley, o 1984, de Orwell. Al igual que en esos libros, el mundo es controlado por unos cuantos personajes, quienes deciden el destino de sus congéneres de acuerdo a sus intereses y sin ningún reparo por sus derechos, sueños o esperanzas. Del mismo modo, comparte con esos clásicos la perturbadora cualidad de mostrar un futuro plausible y más cercano de lo que pudiera resultar confortable.
Además de los libros arriba mencionados, se pudiese argumentar que existen elementos similares con I Am Legend, (Soy Leyenda) de Richard Matheson, y con The Island of Dr. Moureau (La Isla del Dr. Moureau), de HG Wells, pues se trata de la historia del último sobreviviente de la raza humana y lidia con las consecuencias de manipular las formas de vida nativas de nuestro planeta. Curioso resulta pues que la Sra. Atwood afirme que su libro no pertenece al género de la ciencia ficción, pues aún cuando utiliza elementos de temas científicos y los ubica en un punto indeterminado del futuro, ella considera que en realidad se trata de una obra de ficción especulativa.
En fin. Oryx and Crake es una excelente novela sin importar el género bajo el que decidan clasificarla, y resulta mucho más compleja e interesante de lo que yo pudiera intentar reflejar aquí sin revelar demasiado de la trama. Sumamente recomendable.
La verdad es que me llevé una grata sorpresa, pues Oryx and Crake es una bien pensada y construída distopía, la cual resulta especialmente efectiva pues no recurre a imaginar nuevos avances científicos y tecnológicos, limitándose simplemente a extrapolar las consecuencias del uso de cosas que ya existen, concentrándose con especial énfasis en la ingeniería genética y la industria químico-farmacéutica.
El protagonista de la historia es Snowman (Hombre de las Nieves), quien parece ser el último hombre sobre la faz de la Tierra. La única compañía que tiene Snowman son unos seres de apariencia humana a quienes él se refiere como Crakers, de quienes descubrimos más adelante que son una especie desarrollada genéticamente por un viejo amigo de Snowman a quien conocía como Crake. La historia avanza mayormente de manera retrospectiva a través de flashbacks al pasado de Snowman, quien alguna vez fue conocido con el nombre de Jimmy. Jimmy era hijo de una pareja de geneticistas y vivía con ellos en un complejo habitacional creado por una de las más importantes firmas farmacéuticas del mundo. Pronto nos es explicado que la mayoría de las empresas del ramo, así como otras corporaciones dedicadas a diferentes industrias, han creado complejos similares para mantener a sus empleados alejados del grueso de la población, segregando de manera efectiva a todos aquellos cuya aportación productiva al desarrollo de la industria no pueda ser cuantificado económicamente. A las concentraciones de población fuera de los complejos se les describe practicamente como ghettos donde las condiciones de vida son precarias y los servicios escasos.
Cuando el padre de Jimmy recibe una importante oferta de una empresa competidora su familia se muda a otro complejo. Ahí Jimmy conoce a Glenn, con quien forma un extraño lazo de amistad. Conforme van creciendo se hace evidente que Glenn, quien más tarde utilizará por apelativo Crake, es un sobresaliente estudiante destinado a avanzar puestos en una importante corporación. En cambio Jimmy resulta no tener talento alguno para ninguna ciencia, por lo que termina enrolado en una de las pocas escuelas que aún dedican tiempo y espacio a las artes. A pesar de la separación, Crake y Jimmy se mantienen en contacto. Una vez graduados, Crake contacta a Jimmy para invitarlo a trabajar con él en uno de los más importantes complejos como encargado de marketing y publicidad para un nuevo producto que él ha inventado. Jimmy acepta gustoso y se integra al grupo de trabajo de Crake, el cual trabaja en algo mucho más grande de lo que ninguno de ellos sospecha, a excepción del propio Crake, claro. Son precisamente sus acciones, cuidadosamente planeadas y ejecutadas, las que llevan al colapso de la civilización y al mundo post-apocalíptico en que viven Snowman y los Crakers.
Lo que Atwood consigue en Oryx and Crake es construir una de las más oscuras visiones del futuro que haya tendo oportunidad de leer. Tal vez se me acuse de exagerar un poco, pero me parece que este libro pudiese ser considerado como un digno heredero de obras tan trascendentes como A Brave New World (Un Mundo Feliz), de Huxley, o 1984, de Orwell. Al igual que en esos libros, el mundo es controlado por unos cuantos personajes, quienes deciden el destino de sus congéneres de acuerdo a sus intereses y sin ningún reparo por sus derechos, sueños o esperanzas. Del mismo modo, comparte con esos clásicos la perturbadora cualidad de mostrar un futuro plausible y más cercano de lo que pudiera resultar confortable.
Además de los libros arriba mencionados, se pudiese argumentar que existen elementos similares con I Am Legend, (Soy Leyenda) de Richard Matheson, y con The Island of Dr. Moureau (La Isla del Dr. Moureau), de HG Wells, pues se trata de la historia del último sobreviviente de la raza humana y lidia con las consecuencias de manipular las formas de vida nativas de nuestro planeta. Curioso resulta pues que la Sra. Atwood afirme que su libro no pertenece al género de la ciencia ficción, pues aún cuando utiliza elementos de temas científicos y los ubica en un punto indeterminado del futuro, ella considera que en realidad se trata de una obra de ficción especulativa.
En fin. Oryx and Crake es una excelente novela sin importar el género bajo el que decidan clasificarla, y resulta mucho más compleja e interesante de lo que yo pudiera intentar reflejar aquí sin revelar demasiado de la trama. Sumamente recomendable.
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