
A grandes rasgos la historia trata con ambientalistas que abogan por acciones para reducir los riesgos potenciales del calentamiento global y que con tal de convencer a la mayor cantidad posible de gente de que tienen la razón de su lado no dudan en recurrir a tácticas ecoterroristas para potenciar el miedo popular. La postura de Crichton podría describirse como la de un escéptico informado, pues aún cuando no se lanza de lleno a desmentir toda la información utilizada por los ecologistas al hablar del cambio climático si es perceptible su recelo a creerlo, anteponiendo de manera constante información contraria o estudios que no permiten sacar ninguna conclusión definitiva.
La novela es protagonizada por Peter Evans, un joven abogado que trabaja para una firma que representa a varias asociaciones ambientalistas pero también a varias empresas industriales. Evans está asignado a atender de manera personal a George Morton, multimillonario filántropo que dedica muchos de sus recursos a causas ambientales, entre ellas el National Enviromental Resource Fund (NERF). Morton empieza a mostrarse receloso de su apoyo a NERF y a su fundador, Nicholas Drake cuando descubre evidencias de un posible uso inapropiado de los fondos que él entrega a la asociación periódicamente. La aparición en escena de dos supuestos investigadores del Tecnológico de Massachussetts acelera la confrontación entre Morton y Drake/NERF, culminando con la aparente muerte de Norton en un accidente automovilístico. Peter se ve entonces atrapado entre la lealtad a la memoria de Morton, a quien consideraba su amigo, y su obligación hacia la firma para la que trabaja.

La controversia generada por el libro se debe al enfoque que Crichton utilizó para acercarse al tema del calentamiento global. Los ambientalistas son los villanos de la historia en tanto que los personajes principales desarrollan un creciente escepticismo hacia la existencia del calentamiento global como un problema real. A lo largo de la historia repite constantemente que no hay estudios lo suficientemente imparciales o profundos como para determinar que el problema es serio o real, citando constantemente estudios con resultados contradictorios. Antes de que empiece la novela en si, después de la indicia y donde normalmente se pueden hallar dedicatorias y agradecimientos, hay una advertencia en la que se lee:
"Esta es una obra de ficción. Los personajes, instituciones, corporaciones y organizaciones que aparecen en esta novela son producto de la imaginación del autor o, en caso de ser reales, son usados de manera ficticia sin intención de describir su conducta real. Sin embargo, las referencias a organizaciones, instituciones y personas reales que están documentadas en las notas a pie de página son fidedignas. Las notas al pie son reales."

Personalmente yo también soy bastante escéptico en cuanto a temas ambientales, no porque no considere que la contaminación ambiental y sus múltiples consecuencias y efectos sean un problema menor que no deba recibir atención, si no porque me parece que la falta de información generalizada suele utilizarse para manipular a la opinión pública. ¿Cómo creer ciegamente en una causa cuyo promotor más conocido es un político que llegó al final de su carrera y decidió dedicarse a evangelizar sobre el tema mientras viaja por el mundo en un avión privado (que estoy seguro de que no es eléctrico ni cuenta con un motor ecológicamente limpio) y vive con su reducida familia en una gigantesca mansión que consume la misma cantidad de energéticos y recursos que un pueblo pequeño de centenares de habitantes? Yo no puedo. Espero que ustedes tampoco
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