junio 04, 2009

Eaters of the Dead

Hace unas semanas, cuando comenté The Terminal Man, mencioné que se trataba del libro de Michael Crichton más corto que había leído. Ahora ese privilegio le corresponde a Eaters of the Dead. El título puede no sonarles conocido (creo que en español se publicó originalmente como Devoradores de Cadáveres), porque algunas de las ediciones más recientes no llevan ese título. A raíz de una adaptación cinematográfica dirigida parcialmente por John McTiernan y completada por el propio Crichton bajo el título de The 13th Warrior (Trece Guerreros), se rebautizó con ese título a la novela en las ediciones aparecidas desde poco antes de su estreno, en 1999, hasta el presente -o al menos eso creo.

Aparentemente existe una nota de Crichton en la edición de pasta dura de la novela donde explica el origen del libro. Tengo entendido que lo escribió como una manera de probar a un amigo suyo que era posible tomar la historia del poema épico Beowulf y contarla de un modo que no resultase aburrida. Personalmente encuentro el mencionado poema aburrido, pero creo que se debe más a la forma en que está escrito que a la historia en si, lo cual explicaría los diferentes intentos de adaptar la historia al cine y tv -recuerdo especialmente una animación rusa producida bajo el auspicio de la BBC, muy buena-, o de tomar parte de su argumento como base o inspiración para otros trabajos.

Una técnica bastante común en el trabajo de Crichton es utilizar información real debidamente documentada y a partir de ahí extrapolar la ficción que compondrá el corazón de su novela, y en Eaters of the Dead también hace uso de ese recurso. A fin de sentar un precedente que le permita situar en la realidad el mito de Beowulf y su lucha contra Grendel, Crichton utiliza el manuscrito de Ahmad ibn Fadlan, un cronista árabe que en el siglo X fue enviado por el Califa de Bagdad como embajador ante el rey de los búlgaros del Volga, quien en su viaje encontró a los Rus -ancestros del pueblo ruso- y a algunos otros grupos nórdicos.

ibn Fadlan escribió una completa crónica de su viaje al regresar a Bagdad, y Crichton hace uso extensivo de la información contenida en los primeros capítulos de ese manuscrito. Eventualmente, una vez que ibn Fadlan y la delegación que le acompaña hacen contacto con un grupo de comerciantes nórdicos mucho antes de llegar a su destino, Eaters of the Dead toma un rumbo radicalmente diferente. Mientras la delegación árabe es huésped de los vikingos, arriba un mensajero del norte. Se trata del hijo de un rey quien fue enviado a pedir a Buliwyf, jefe de la partida de comerciantes y líder de los guerreros nórdicos, que regrese urgentemente a su tierras natal pues ésta se encuentra bajo el asedio de una siniestra fuerza.

El oráculo vikingo que se encuentra en la aldea temporal le informa a Buliwyf que debe hacerse acompañar de doce guerreros, siendo el trece un número considerado de la suerte. Adicionalmente le informa que uno de los guerreros tiene que ser alguien ajeno a su pueblo, razón por la cual eligen a ibn Fadlan para que los acompañe, aún a pesar de las protestas de éste.

Una vez que los restantes once guerreros se ofrecen como voluntarios, empiezan los preparativos para el viaje. ibn Fadlan pierde su principal modo de comunicación pues el vikingo que le servía como intérprete no realizará el viaje al norte, pero uno de los guerreros que irá con la expedición habla latín, por lo que pronto encuentra el modo de comunicarse con él utilizando esa lengua neutral para ambos. Los siguientes capítulos narran las peripecias del viaje navegando por ríos interiores y cabalgando para atravesar montañas y bosques hasta finalmente arribar a las tierras hogar de los vikingos.

ibn Fadlan registra muchas de las costumbres de la gente del norte de acuerdo a lo que atestigua al viajar con ellos, además de añadir información adquirida mediante preguntas a sus acompañantes. Conforme se acercan a la región asolada por los "mounstruos de la niebla", también llamados Wendol, la narración empieza a cobrar tintes épicos.

Cabe señalar que el texto está escrito como si se tratase de un comentario académico acerca del manuscrito de ibn Fadlan, razón por la cual existen toda clase de anotaciones y comentarios a pie de página para hacer aclaraciones sobre diferentes hechos, tanto factuales como ficticios, desde la geografía y costumbres, hasta la posible etimología de algunos términos o el significado de algunas observaciones de ibn Fadlan. Todo ello lleno de referencias documentales y una completa bibliografía, tal y como acostumbra Crichton. Sin embargo, y a manera de demostración que el autor no se tomaba las cosas tan en serio como pudiese pensarse, uno de los libros citados en la bibliografía es el Necronomicon, grimorio ficticio creado por H.P. Lovecraft.

Mi copia es una primera edición de bolsillo y viene ilustrada con una serie de bonitos grabados de Ian Miller, mismos que no me resistí y escaneé a fin de poder usar algunos como anexo a este texto. Eaters of the Dead es una entretenida historia sobre el choque de culturas y la interpretación diferente que cada cultura da a diferentes aspectos. Se trata de un posible vistazo a como hechos reales pudiesen haber servido como base e inspiración para una de las obras literarias más antiguas de la civilización occidental, todo narrado con la acostumbrada pulcritud y agilidad narrativa características de Michael Crichton. Recomendada para todo mundo, y especialmente para aquellos con un gusto por la épica antigua y las historias de vikingos.

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