Una de las sorpresas más gratas que me llevé el año pasado, al menos en lo que se refiere a libros, fue la llamada serie de los Guardianes, del escritor ruso Sergei Lukyanenko. Hace unos meses comenté por aquí el primer libro de la serie, The Night Watch, repasando además la historia de como me enteré de su existencia y de la experiencia que representó su lectura después de haber visto su supuesta adaptación cinematográfica.
Me gustó tanto ese primer libro que apenas unas semanas después decidí sumergirme en el segundo de la saga, The Day Watch (Dnevnoi Dozor, en el original ruso, Guardianes del Día en su edición española), mismo que también fue llevado al cine por Timur Bekmambetov, aunque tras mi experiencia con la primera película opté por dejarla pasar por la cartelera sin acercarme a alguna sala que la tuviese en exhibición.
Al igual que la primera novela, The Day Watch es en realidad una colección de tres novelas cortas que juntas integran una historia más grande y compleja. Mientras el primer libro estaba completamente narrado en primera persona desde el punto de vista de Anton Gorodetsky, miembro del Night Watch, en esta ocasión cada una de las tres partes es narrada de manera diferente.
La primera historia lleva por título Unauthorised Personnel Permitted (Permitido Personal no Autorizado) y está contada desde el punto de vista de Alisa Donnikova, una bruja parte del Day Watch, amante de Zabulon, el líder de ese grupo, y quien tuviera un rol menor en la novela anterior. Tras un enfrentamiento con agentes del Night Watch, Alisa agota casi por completo sus poderes. Zabulon la envía a un campamento juvenil para que descanse y poco a poco pueda recuperar sus poderes. Ahí Alisa pasa tiempo analizando su vida y se enamora de uno de los tutores del campamento en una historia de romance prohibido con un trágico final.
La segunda historia es A Stranger Among Others (Un Extraño entre los Otros) y tiene por protagonista a Vitaly Rogoza, un misterioso mago que aparece en Moscú sin recuerdos de su vida, identidad u objetivo. Vitaly se mueve por instinto, y sus acciones lo ponen constantemente en el camino del Night Watch en situaciones comprometedoras que los llevan a creer que Vitaly es un mago oscuro de nivel indeterminado y que probablemente es parte de algún siniestro plan de Zabulon. La realidad es muy diferente, pero eso no hace menores las pérdidas y bajas sufridas por la Guardia al enfrentar al misterioso personaje, cuyo nivel de poder parece imposible de determinar, incluso para él mismo.
La tercera y última historia lleva por nombre Another Power (Otro Poder), y es el hilo que une a las otras dos historias, revelando la razón por la que Zabulon envió a Alisa al campamento juvenil y el origen y naturaleza de Vitaly. Todos los personajes importantes en las dos primeras historias aparecen nuevamente cuando la Inquisición realiza un juicio para determinar lo ocurrido y deslindar responsabilidades entre los miembros de ambas guardias.
La primera historia es contada en primera persona por la propia Alisa, en tanto que las otras dos tienen un narrador en tercera persona y cambian constantemente de punto de vista, la segunda entre Vitaly y los miembros del Night Watch, la tercera entre Anton, el protagonista de la primera novela, y Edgar, un mago de segundo nivel que funge como jefe del Day Watch en ausencia de Zabulon.
Lukyanenko mantiene la misma estructura narrativa del primer libro, dejando que las primeras dos historias sean autocontenidas y utilizando la tercera para unir elementos de ellas. La mayor aportación a la mitología de la serie es la aparición de la Inquisición y de algunos personajes que tomarán peso más adelante, como Edgar, el mago oscuro, y los inquisidores Maxim y Witezslav.
La atención al detalle en las descripciones de lugares y paisajes es la misma que tanto me agradó en el primer libro, y la historia fluye con el mismo dinamismo narrativo. Si el primer libro dejaba la sensación de que Anton y su novia, Svetlana, tendrían un peso importante en el futuro de la historia, esta segunda entrega lo confirma. No puedo comentar nada más de la trama, pues necesariamente tendría que revelar detalles de la historia que arruinarían la experiencia para cualquier lector interesado en la serie.
El único pero posible que podría encontrarle a este libro sería el hecho de que no se sostiene por si mismo, pero creo que eso es algo de esperarse cuando se trata de una serie de novelas consecutivas, aún si hay excepciones. Este es un caso donde no recomendaría a nadie leerlo a menos que haya leído antes The Night Watch, y de ser ese el caso probablemente no necesitaría recomendarlo, pues el libro mismo sería recomendación suficiente para el resto de la serie.
Lectura ampliamente recomendada, pero con la limitante que implica la última observación.
Me gustó tanto ese primer libro que apenas unas semanas después decidí sumergirme en el segundo de la saga, The Day Watch (Dnevnoi Dozor, en el original ruso, Guardianes del Día en su edición española), mismo que también fue llevado al cine por Timur Bekmambetov, aunque tras mi experiencia con la primera película opté por dejarla pasar por la cartelera sin acercarme a alguna sala que la tuviese en exhibición.
Al igual que la primera novela, The Day Watch es en realidad una colección de tres novelas cortas que juntas integran una historia más grande y compleja. Mientras el primer libro estaba completamente narrado en primera persona desde el punto de vista de Anton Gorodetsky, miembro del Night Watch, en esta ocasión cada una de las tres partes es narrada de manera diferente.
La primera historia lleva por título Unauthorised Personnel Permitted (Permitido Personal no Autorizado) y está contada desde el punto de vista de Alisa Donnikova, una bruja parte del Day Watch, amante de Zabulon, el líder de ese grupo, y quien tuviera un rol menor en la novela anterior. Tras un enfrentamiento con agentes del Night Watch, Alisa agota casi por completo sus poderes. Zabulon la envía a un campamento juvenil para que descanse y poco a poco pueda recuperar sus poderes. Ahí Alisa pasa tiempo analizando su vida y se enamora de uno de los tutores del campamento en una historia de romance prohibido con un trágico final.
La segunda historia es A Stranger Among Others (Un Extraño entre los Otros) y tiene por protagonista a Vitaly Rogoza, un misterioso mago que aparece en Moscú sin recuerdos de su vida, identidad u objetivo. Vitaly se mueve por instinto, y sus acciones lo ponen constantemente en el camino del Night Watch en situaciones comprometedoras que los llevan a creer que Vitaly es un mago oscuro de nivel indeterminado y que probablemente es parte de algún siniestro plan de Zabulon. La realidad es muy diferente, pero eso no hace menores las pérdidas y bajas sufridas por la Guardia al enfrentar al misterioso personaje, cuyo nivel de poder parece imposible de determinar, incluso para él mismo.
La tercera y última historia lleva por nombre Another Power (Otro Poder), y es el hilo que une a las otras dos historias, revelando la razón por la que Zabulon envió a Alisa al campamento juvenil y el origen y naturaleza de Vitaly. Todos los personajes importantes en las dos primeras historias aparecen nuevamente cuando la Inquisición realiza un juicio para determinar lo ocurrido y deslindar responsabilidades entre los miembros de ambas guardias.
La primera historia es contada en primera persona por la propia Alisa, en tanto que las otras dos tienen un narrador en tercera persona y cambian constantemente de punto de vista, la segunda entre Vitaly y los miembros del Night Watch, la tercera entre Anton, el protagonista de la primera novela, y Edgar, un mago de segundo nivel que funge como jefe del Day Watch en ausencia de Zabulon.
Lukyanenko mantiene la misma estructura narrativa del primer libro, dejando que las primeras dos historias sean autocontenidas y utilizando la tercera para unir elementos de ellas. La mayor aportación a la mitología de la serie es la aparición de la Inquisición y de algunos personajes que tomarán peso más adelante, como Edgar, el mago oscuro, y los inquisidores Maxim y Witezslav.
La atención al detalle en las descripciones de lugares y paisajes es la misma que tanto me agradó en el primer libro, y la historia fluye con el mismo dinamismo narrativo. Si el primer libro dejaba la sensación de que Anton y su novia, Svetlana, tendrían un peso importante en el futuro de la historia, esta segunda entrega lo confirma. No puedo comentar nada más de la trama, pues necesariamente tendría que revelar detalles de la historia que arruinarían la experiencia para cualquier lector interesado en la serie.
El único pero posible que podría encontrarle a este libro sería el hecho de que no se sostiene por si mismo, pero creo que eso es algo de esperarse cuando se trata de una serie de novelas consecutivas, aún si hay excepciones. Este es un caso donde no recomendaría a nadie leerlo a menos que haya leído antes The Night Watch, y de ser ese el caso probablemente no necesitaría recomendarlo, pues el libro mismo sería recomendación suficiente para el resto de la serie.
Lectura ampliamente recomendada, pero con la limitante que implica la última observación.
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