diciembre 01, 2006

Política a lo chueco

Nota: El siguiente texto fue escrito la noche del 30 de noviembre, horas antes de que Felipe Calderón emitiera su primer mensaje como Presidente de la República o de que se presentara ante el pleno del Congreso a protestar el cargo. Mis impresiones sobre los eventos del día de hoy pueden (aún no estoy seguro) ser publicadas entre mañana y el domingo.

A sólo unas horas de que Felipe Calderón se convierta en Presidente de México, aún existe incertidumbre sobre la forma en que se dará la ceremonia de protesta del cargo. Y, aún cuando esto es algo que ya se ha explicado en algunos medios, creo que adecuado señalar que la ceremonia de transmisión de poderes tal y como estamos habituados a ella, al igual que el informe presidencial, es un mero protocolo.

La presidencia no es una carrera de relevos, y la ceremonia donde el presidente saliente entrega la banda presidencial a su sucesor no es el equivalente a la entrega de una estafeta. Felipe Calderón será el nuevo Presidente desde el primer minuto de mañana viernes. Lo importante del acto que se realiza tradicionalmente en el Palacio Legislativo de San Lázaro es la toma de protesta, la cual tiene que rendir el presidente entrante ante el pleno del Congreso de la Unión, tal y como lo manda la Constitución.

Entonces, ¿Qué buscan los perredistas al tratar de impedir la toma de protesta? Lo más probable es que su líder, el siempre controvertido "Rayito de Esperanza", les haya instruído para ello, con la idea de que el no protestar el cargo pudiese dejar a Calderón imposibilitado de entrar en funciones. Porque además él si protesto como "Presidente Legítimo", y tal parece que el haberlo hecho en la calle y sin la presencia del Congreso son detalles que el ex-candidato perredista no considera de ninguna importancia.

Ya mencioné en algún post anterior que no soy panista ni me considero militante de la derecha, y quienquiera que haya leído alguno de mis textos relacionados con la iglesia católica o con las asociaciones civiles de tinte conservador seguramente ya se habría dado cuenta. Desde siempre me he sentido identificado con el pensamiento liberal y las ideas de lo que comúnmente llamamos "la izquierda", pero tengo la certeza de que el PRD no representa esa clase de ideas.

Hablan de velar por los pobres, de estar en contra de los poderosos. Y el problema es que lo único que hacen es hablar. López Obrador se autoproclamó presidente legítimo utilizando un sistema que debiera resultar familiar a los estudiosos de la historia mundial.

Sus asambleas no son foros de discusión. En ellos no se presentan propuestas. Me recuerdan a casi cualquier asamblea sindical que se realiza en este país. Sólo quien está en la tribuna está facultado para hablar, y su audiencia debe actuar como porra, aplaudiendo y asintiendo cuando se lo pidan. Y donde nadie se atreve a alzar la voz para cuestionar o contradecir por miedo a las represalías. En Europa del Este esa clase de "asambleas" se conocían durante el siglo pasado como Soviets.

Uno de los puntos que encuentro más preocupantes es la aparente ceguera (quiero pensar que no lo hacen del todo conscientemente, pues eso me deprimiría bastante) que muestran los legisladores perredistas. Insisten en su necia y nunca probada idea del fraude de Estado, acusan al PAN de haber actuado con ilegalidad para alterar el resultado de la elección. Y al hacerlo, descalifican el mismo proceso electoral que los puso a ellos en la Cámara.

Respecto al "gobierno legítimo", hay veces que no se si enojarme o reír con sus ocurrencias. La idea de un gabinete de sombra no es nueva, pero no existen en México las condiciones parlamentarias para que un órgano como ese pueda tener alguna influencia en la toma de decisiones, razón por la cual no puede ser nada más que una agrupación simbólica.

Pero a diferencia del que formara Manuel Clouthier en 1988 (al cual perteneciera en su momento Vicente Fox), el grupo del Sr. López busca hacerse de recursos económicos para operar. Y aún no sabemos cual será la procedencia de su financiamiento. O al menos no de la totalidad del mismo. Al no estar capacitados para cobrar impuestos, tendrán que voltear a otro lado. Han mencionado que saldrán a las calles a botear, tal y como lo hacen diversas Organizaciones No Gubernamentales. Pero a diferencia de la mayoría de las ONG, ellos no están legalmente constituidos.

Y falta la parte oscura del asunto. El Distrito Federal es la entidad en el país que menos transparencia tiene en el manejo de sus finanzas. Dada la "continuidad" en el gobierno capitalino, ¿qué garantía tenemos de que no habrá desvío de fondos? A los diputados y senadores perredistas ya se les pidió su cooperación, la cual es "voluntaria". Y aún cuando eso pudiera parecer justo, hay que recordar que ese dinero no es de su propiedad. Los legisladores no tienen un sueldo nominal, sino una "dieta", que es una partida de dinero que ellos deben administrar, cubriendo sus gastos y los de sus colaboradores y/o cualquier oficina que tengan para atender a los ciudadanos.

Y como olvidarnos del Señor de las Ligas, René Bejarano, quien fue absuelto de todos los cargos en su contra por falta de pruebas y porque el caso en su contra fue mal preparado por la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, encabezada por Bernardo Bátiz, insigne miembro del gabinete legítimo.

A veces pareciera que se critica injustamente al sistema legal mexicano, pero ¿en que otra parte del mundo se podría dar un caso donde quien pagó un soborno está preso y quien lo recibió no? ¿Y que fue del dinero? Carlos Ahumada tiene casi tres años en la cárcel sin que se haya dictado ninguna sentencia en su contra. Bejarano está libre y en posesión de muchos millones de pesos, libres de impuestos o de cualquier mecanismo de control, los cuales seguramente serán parte del presupuesto de Rayito I.

En fin, habrá que esperar a ver que sucede el día de mañana y cual es el rumbo que toman los acontecimientos.

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