
Originalmente su idea era hacer una sola película en la cual pudiese presentar la visión de ambos bandos de una misma batalla, pero una vez que empezó a hacer el trabajo de preproducción decidió que una cinta no sería suficiente y dividió el proyecto en dos. Flags... sigue a un grupo de marines norteamericanos durante la preparación y realización del ataque a Iwo Jima, isla donde se libró la primera batalla en suelo japonés entre los aliados y el Imperio Nipón. Lamentablemente no pude ver Flags of our Fathers debido a la pésima distribución que tuvo en nuestro país en términos de pantallas en las que se exhibió y al poco tiempo que estuvo en cartelera.

Lo que separa a Letters from Iwo Jima de la gran mayoría de películas bélicas es el énfasis en la futilidad de la guerra. No se trata de la primera película que se utiliza como una crítica y reprobación a la guerra en general, pero si es una de las que consiguen hacerlo de una manera más emotiva. En vez de llenar la película de escenas épicas y numerosos actos de heroismo personal, Eastwood da mayor importancia a la situación psicológica y emocional de los defensores de la isla. No se trata de dedicados soldados dispuestos a dar la vida en nombre de su país o su emperador, ni tampoco de aguerridos samurai dispuestos a morir en el campo de batalla entre el mayor número de enemigos posible. Son seres humanos con vidas ordinarias, puestos en una situación imposible. Ordenados a sacrificar sus vidas y manipulados por sus superiores por cualquier medio necesario.
La película está compuesta de momentos personales. Algunos soldados hablan de su vida antes de la guerra, de sus familias y de lo que les gustaría hacer de salir con vida. Dos de los personajes vivieron en América y están familiarizados con la vida en Occidente, y son quizás los personajes más trágicos de la historia, pues se trata de los únicos conscientes de que el enemigo no es tan diferente de ellos mismos como sus superiores quieren hacer creer a las tropas. La fotografía de la película ayuda a darle un tono triste y nostálgico, los colores son tan pálidos que hay escenas que bien pudieran haber estado en blanco y negro y nadie hubiese notado la diferencia.

Sin duda Letters from Iwo Jima es una de las mejores películas de Clint Eastwood. Es además una de las mejores películas de guerra de todos los tiempos, y es muy probable que pudiese ser un argumento de la Academia en caso de que Clint Eastwood se interponga una vez más entre Martin Scorsese y su largamente esperado Oscar como mejor director.
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