Woody Allen es un director que a pesar de su larga trayectoria y de ser uno de los personajes más identificables de la industria del cine nunca ha dejado de ser un realizador de culto, y casi me atrevería a asegurar que sus películas suelen caer en la categoría de "o te encanta o la odias". Asociado de manera casi permanente con la ciudad de Nueva York, en los últimos años Allen se ha alejado de su hogar en busca de un entorno diferente en el cual trabajar, eligiendo al Reino Unido como su más reciente sede de operaciones. Allá filmó Match Point, uno de los dramas mejor logrados de toda su carrera, y también allá trabajó en su siguiente película, la malograda comedia The Scoop. Sin duda el cambio de aires le agradó, pues su más reciente película, Cassandra's Dream, también fue filmada del otro lado del oceano.
La cinta cuenta la historia de dos ambiciosos hermanos, quienes tienen sueños de riqueza y éxito pero nunca se han esforzado por conseguirlos de la manera tradicional y difícil, es decir, trabajando. Ian (Ewan McGregor) maneja un pequeño restaurante propiedad de su padre, pero sueña con ahorrar lo suficiente para invertir en bienes raíces en California y así poder darse la vida de magnate que siempre ha deseado, en tanto que Terry (Colin Farrell) trabaja como mecánico en un taller automotriz y es adicto al juego, soñando con la posibilidad de hacerse rico apostando.
Al inicio de la película ambos contraen unafuerte deuda de manera irresponsable para comprar un pequeño barco, al cual bautizan como Cassandra's Dream (El Sueño de Cassandra). Ian acostumbra tomar prestados autos de lujo del taller donde trabaja Terry y lleva su vida como si fuese un exitoso hombre de negocios. Esta situación empeora al conocer a Angela Stark (Hayley Atwell), una hermosa actriz de teatro a quien decide impresionar para conquistarla, tomando dinero tanto de sus ahorros como del restaurante de su padre para poder invitarla a lugares lujosos, además de pretender ser el propietario de los autos que Terry le presta.
Terry atraviesa por una racha de suerte en el juego y empieza a apostar cantidades cada vez más fuertes hasta que la racha termina y contrae deudas más allá de todas sus posibilidades de pago. Ahora ambos hermanos se enfrentan a la realidad de su situación económica y hacen lo único que saben hacer en casos de desesperación: buscar la solución en alguien más. El hermano de su madre es un exitoso cirujano plástico que vendrá pronto de visita y ambos lo vislumbran como la solución a todos sus problemas, pero cuando su tío aparece y ambos le exponen sus predicamentos se encuentran con una sorpresa, pues en esta ocasión su tío aceptará ayudarlos únicamente a cambio de un favor: necesita deshacerse de alguien que pudiera comprometer su futuro y el de sus negocios. El resto de la película trata con el dilema moral de Ian y Terry. ¿Estarían dispuestos a matar a cambio de la posibilidad de realizar sus sueños?
Las actuaciones de McGregor y Farrell son de lo mejor que han hecho en algún tiempo, y es evidente que Allen se siente igualmente a gusto filmando en los paisajes de la campiña británica que en las tradicionales calles de sus ciudades. La historia no tiene nada de extraordinario, aunque la manera de trabajar los personajes hace que resulte más sólida y entretenida de lo que uno podría esperar, y el resultado final es una trágica historia teñida de humor negro, mismo que recuerda algunos de los trabajos más memorables (si, los de décadas pasadas) del realizador neoyorquino.
La impresión que me queda luego de ver sus tres últimas películas es que Allen ha dejado atrás su exótica y famosa amargura y se encuentra sumido en un periodo de desencanto y desesperanza que por momentos raya en el nihilismo. Pareciera ser que el único mensaje que le queda por transmitir es "la vida es dura y al final te mueres", pero precisamente ese tocar fondo parece estarle ayudando a recobrar su gusto por hacer cine, o al menos a hacerlo nuevamente como algo profundamente personal. Triste resulta que tenga que ser miserable para dar lo mejor de así, pero así es la vida. Habrá que esperar sus próximos proyectos.
La cinta cuenta la historia de dos ambiciosos hermanos, quienes tienen sueños de riqueza y éxito pero nunca se han esforzado por conseguirlos de la manera tradicional y difícil, es decir, trabajando. Ian (Ewan McGregor) maneja un pequeño restaurante propiedad de su padre, pero sueña con ahorrar lo suficiente para invertir en bienes raíces en California y así poder darse la vida de magnate que siempre ha deseado, en tanto que Terry (Colin Farrell) trabaja como mecánico en un taller automotriz y es adicto al juego, soñando con la posibilidad de hacerse rico apostando.
Al inicio de la película ambos contraen unafuerte deuda de manera irresponsable para comprar un pequeño barco, al cual bautizan como Cassandra's Dream (El Sueño de Cassandra). Ian acostumbra tomar prestados autos de lujo del taller donde trabaja Terry y lleva su vida como si fuese un exitoso hombre de negocios. Esta situación empeora al conocer a Angela Stark (Hayley Atwell), una hermosa actriz de teatro a quien decide impresionar para conquistarla, tomando dinero tanto de sus ahorros como del restaurante de su padre para poder invitarla a lugares lujosos, además de pretender ser el propietario de los autos que Terry le presta.
Terry atraviesa por una racha de suerte en el juego y empieza a apostar cantidades cada vez más fuertes hasta que la racha termina y contrae deudas más allá de todas sus posibilidades de pago. Ahora ambos hermanos se enfrentan a la realidad de su situación económica y hacen lo único que saben hacer en casos de desesperación: buscar la solución en alguien más. El hermano de su madre es un exitoso cirujano plástico que vendrá pronto de visita y ambos lo vislumbran como la solución a todos sus problemas, pero cuando su tío aparece y ambos le exponen sus predicamentos se encuentran con una sorpresa, pues en esta ocasión su tío aceptará ayudarlos únicamente a cambio de un favor: necesita deshacerse de alguien que pudiera comprometer su futuro y el de sus negocios. El resto de la película trata con el dilema moral de Ian y Terry. ¿Estarían dispuestos a matar a cambio de la posibilidad de realizar sus sueños?
Las actuaciones de McGregor y Farrell son de lo mejor que han hecho en algún tiempo, y es evidente que Allen se siente igualmente a gusto filmando en los paisajes de la campiña británica que en las tradicionales calles de sus ciudades. La historia no tiene nada de extraordinario, aunque la manera de trabajar los personajes hace que resulte más sólida y entretenida de lo que uno podría esperar, y el resultado final es una trágica historia teñida de humor negro, mismo que recuerda algunos de los trabajos más memorables (si, los de décadas pasadas) del realizador neoyorquino.
La impresión que me queda luego de ver sus tres últimas películas es que Allen ha dejado atrás su exótica y famosa amargura y se encuentra sumido en un periodo de desencanto y desesperanza que por momentos raya en el nihilismo. Pareciera ser que el único mensaje que le queda por transmitir es "la vida es dura y al final te mueres", pero precisamente ese tocar fondo parece estarle ayudando a recobrar su gusto por hacer cine, o al menos a hacerlo nuevamente como algo profundamente personal. Triste resulta que tenga que ser miserable para dar lo mejor de así, pero así es la vida. Habrá que esperar sus próximos proyectos.
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