Los Falsificadores (The Counterfeiters, en inglés) es el título en español de la película austriaco-alemana ganadora del Oscar a Mejor Película en Lengua Extranjera en la emisión de este año de los famosos premios hollywoodenses, donde por segundo año consecutivo la estatuilla fue para una película hablada en alemán, ya que el año pasado la ganadora fue la excelente Das Leven der Anderen (Las Vidas de los Otros).
La película está basada en hechos de la vida real y cuenta la historia de la operación de falsificación más grande y ambiciosa de todos los tiempos, emprendida en 1936 por los nazis y encaminada a financiar la prolongación de la guerra y a sumir a los países aliados en un caos económico. La cinta cuenta la historia de Salomon "Sally" Sorowitsch, un artista judío de origen ruso que prefiere el camino fácil de utilizar su talento artístico para desempeñarse como falsificador en Alemania antes del empiezo de la guerra.
Arrestado y llevado a un campo de concentración, Sorowitsch se las ingenia para que su talento artístico le consiga hacerse de ciertos privilegios en el campo donde se encentra prisionero, al menos hasta que es trasladado a un campamento diferente, donde las autoridades nazis tienen preparado un taller para darle uso a las habilidades de Sorowitsch y algunos otros prisioneros. Su tarea consistirá en falsificar grandes cantidades de billetes de los países aliados en el menor tiempo posible.
A lo largo de la película queda claro que Sorowitsch es ante todo un sobreviviente. Inteligente y egoísta, "Sally" hará todo lo necesario para salvar su vida, argumentando ante otros prisioneros que el aprendió a adaptarse, cosa que el resto de los judíos se rehusan a siquiera intentar, pero una vez que es confrontado con la realidad de que sus acciones están ayudando a preservar el esfuerzo bélico alemán en contra de los aliados, Sorowitsch tendrá que lidiar con el problema moral que representa tener que decidir entre el bien personal y el bien mayor.
Películas sobre el Holocausto y los campos de concentración se han hecho muchas. La Segunda Guerra Mundial en general debe ser la mayor fuente de historias para la industria fílmica mundial, y sin embargo hay algo en Die Fälscher que la separa del resto. Tal vez sea la inusual historia que cuenta, la que termina por relegar la guerra y todo lo que conlleva a una parte más del trasfondo histórico-social de la película, convirtiéndola en el fondo donde se desarrolla la fascinante historia de los falsificadores judios del Tercer Reich.
Otro punto a destacar son las excelentes actuaciones, sobre todo la de Karl Markovics, quien interpreta a Sorowitsch, y la de August Diehl, quien representa a Adolf Burger, el más idealista de los prisioneros y principal instigador de la idea de sabotear el plan de los alemanes. El verdadero Burger es el autor del libro en el cual está basada la película, cuya adaptación fue realizada por el propio Stefan Ruzowitzky, director de la película. Visualmente no hay muchas inovaciones, pero el trabajo de fotografía, realizado mayormente con cámara al hombro, consigue que el espectador se encuentre siempre creca de la acción, logrando intimar con los habitantes del peculiar campo de concentración de una manera particularmente efectiva.
Personalmente me agrada el hecho de que Ruzowitzky no haya intentado en ningún momento convertir a Sorowitsch en un héroe o un mártir, limitándose a mostrar tanto sus defectos como sus virtudes sin pretender juzgarlo ni justificarlo. En el peor de los casos la versión de Sorowitsch que Markovics recrea de la mano del realizador austriaco es un antihéroe en la más vieja tradición cinematográfica, similar a un Rick Blaine o algún otro de los personajes que dieron fama a Humphrey Bogart. Los Falsificadores es un buen ejemplo de que el cine de autor (mal llamado "de arte") puede llegar a ser tan entretenido como el cine "comercial", y que no todas las películas sobre la guerra o el Holocausto tienen que ser deprimentes o ajustarse a una fórmula.
La película está basada en hechos de la vida real y cuenta la historia de la operación de falsificación más grande y ambiciosa de todos los tiempos, emprendida en 1936 por los nazis y encaminada a financiar la prolongación de la guerra y a sumir a los países aliados en un caos económico. La cinta cuenta la historia de Salomon "Sally" Sorowitsch, un artista judío de origen ruso que prefiere el camino fácil de utilizar su talento artístico para desempeñarse como falsificador en Alemania antes del empiezo de la guerra.
Arrestado y llevado a un campo de concentración, Sorowitsch se las ingenia para que su talento artístico le consiga hacerse de ciertos privilegios en el campo donde se encentra prisionero, al menos hasta que es trasladado a un campamento diferente, donde las autoridades nazis tienen preparado un taller para darle uso a las habilidades de Sorowitsch y algunos otros prisioneros. Su tarea consistirá en falsificar grandes cantidades de billetes de los países aliados en el menor tiempo posible.
A lo largo de la película queda claro que Sorowitsch es ante todo un sobreviviente. Inteligente y egoísta, "Sally" hará todo lo necesario para salvar su vida, argumentando ante otros prisioneros que el aprendió a adaptarse, cosa que el resto de los judíos se rehusan a siquiera intentar, pero una vez que es confrontado con la realidad de que sus acciones están ayudando a preservar el esfuerzo bélico alemán en contra de los aliados, Sorowitsch tendrá que lidiar con el problema moral que representa tener que decidir entre el bien personal y el bien mayor.
Películas sobre el Holocausto y los campos de concentración se han hecho muchas. La Segunda Guerra Mundial en general debe ser la mayor fuente de historias para la industria fílmica mundial, y sin embargo hay algo en Die Fälscher que la separa del resto. Tal vez sea la inusual historia que cuenta, la que termina por relegar la guerra y todo lo que conlleva a una parte más del trasfondo histórico-social de la película, convirtiéndola en el fondo donde se desarrolla la fascinante historia de los falsificadores judios del Tercer Reich.
Otro punto a destacar son las excelentes actuaciones, sobre todo la de Karl Markovics, quien interpreta a Sorowitsch, y la de August Diehl, quien representa a Adolf Burger, el más idealista de los prisioneros y principal instigador de la idea de sabotear el plan de los alemanes. El verdadero Burger es el autor del libro en el cual está basada la película, cuya adaptación fue realizada por el propio Stefan Ruzowitzky, director de la película. Visualmente no hay muchas inovaciones, pero el trabajo de fotografía, realizado mayormente con cámara al hombro, consigue que el espectador se encuentre siempre creca de la acción, logrando intimar con los habitantes del peculiar campo de concentración de una manera particularmente efectiva.
Personalmente me agrada el hecho de que Ruzowitzky no haya intentado en ningún momento convertir a Sorowitsch en un héroe o un mártir, limitándose a mostrar tanto sus defectos como sus virtudes sin pretender juzgarlo ni justificarlo. En el peor de los casos la versión de Sorowitsch que Markovics recrea de la mano del realizador austriaco es un antihéroe en la más vieja tradición cinematográfica, similar a un Rick Blaine o algún otro de los personajes que dieron fama a Humphrey Bogart. Los Falsificadores es un buen ejemplo de que el cine de autor (mal llamado "de arte") puede llegar a ser tan entretenido como el cine "comercial", y que no todas las películas sobre la guerra o el Holocausto tienen que ser deprimentes o ajustarse a una fórmula.
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