David Cronenberg es uno de los directores de cine más provocadores y controvertidos de la industria cinematográfica actual, y lo ha sido desde hace varios años. Sus películas se caracterizan por el gran contenido de violencia, tanto física como psicológica, y por la sobriedad con que explora sus personajes, evitando siempre caer en excesos gráficos o en trucos efectistas para impactar a su audiencia. Eastern Promises (Promesas Peligrosas) no es la excepción.
Superficialmente la película parece no tener nada en común con los temas que normalmente aparecen en el cine de Cronenberg, pues la historia trata sobre intrigas familiares en el bajo mundo, algo que uno relacionaría más comunmente con la deconstrucción de la mafia italiana que Francis Ford Coppola y Martin Scorsese han realizado en algunos de sus trabajos más reconocidos, pero en realidad se trata de un acercamiento muy diferente al de aquellos dos realizadores.
Tal vez con el fin de acentuar más claramente la diferencia es que Cronenberg y Steven Knight, el guionista, deciden alejarse de la mafia italiana en las grandes ciudades estadunidenses y lleva su historia a las calles de Londres, donde explora los quehaceres de la mafia rusa. Armado con un talentoso elenco y una original historia llena de engaños, traiciones y complejos personajes, Cronenberg crea una extraña película de mafiosos muy diferente a las que estamos acostumbrados.
Anna (Naomi Watts), una partera de un hospital londinense, atiende a una adolescente de catorce años, quien fallece durante el parto. Preocupada por lo que pueda suceder con la niña en caso de no hallar a su familia, Anna toma un diario en posesión de la fallecida madre con la esperanza de hallar alguna pista que le permita hallar a algún pariente cercano. El diario está en ruso, así que mientras encuentra alguien que le ayude a traducirlo ella busca un restaurant del que había un anuncio recortado dentro del diario. Sin saberlo, Anna entra en contacto directo con una de las familias más peligrosas y temidas en el bajo mundo londinense.
A partir de ahí Cronenberg empieza a tejer una historia sobre la familia aderezándola con intriga, prostitución, trata de blancas y esclavitud, homicidios, contrabando, sexualidad y corrupción. Incluso se da el gusto de insertar el esbozo de una inusual relación amorosa entre Anna y Nikolai (Viggo Mortensen), el chofer/guardaespaldas de Kiril (Vincent Cassel), el hijo y heredero de Semyon (Armin Mueller-Stahl), la cabeza de la familia en cuestión. Lamentablemente no me es posible entrar en más detalles sobre la película pues ello implicaría revelar algunos puntos importantes de la trama que es mejor descubrir conforme avanza la historia, pero no me cabe duda que se trata de una película redonda e inteligente, pese a tener un pequeño bajón hacia el final, mismo que es compensado en, como diría Raul Astor, el final final.
Las actuaciones de los principales protagonistas son impecables. Naomi Watts encarna a Anna evadiendo exitosamente los clichés que podrían aplicarse al personaje, logrando un balance entre su fuerza y su fragilidad. Mueller-Stahl proyecta toda la calma y callada amenaza que puede esperarse de un hombre poderoso que sabe que lo es y que no necesita demostrárselo a nadie, aunque cuando la situación lo requiere puede explotar sin ningún problema. Vincent Cassel entrega otra satisfactoria actuación como el descontrolado e inestable hijo de Semyon, impredecible y poco confiable, siempre dependiente de su chofer y amigo Nikolai. Pero sin duda es precisamente Mortensen en el papel de Nikolai quien se roba la película.
Temible e imponente, su personaje podría definirse en principio como la encarnación perfecta de la rudeza y la maldad, pero conforme se desarrolla la historia poco a poco se van revelando otros aspectos de su personalidad. Luego de su colaboración en A History of Violence Cronenberg debe haberse dado cuenta del potencial de Mortensen para realizar personajes complejos y decidió usarlo nuevamente con resultados aún superiores a los de su primera colaboración. No me extrañaría nada que volvieran a trabajar juntos en un futuro cercano.
Resumiendo, si les gusta el cine de David Cronenberg puede que se lleven una sorpresa por las diferencias entre esto y sus trabajos más reconocidos, pero por otro lado les garantizo que no saldrán decepcionados. Paqra quienes no están familiarizados con los trabajos previos de este realizador, solo puedo decirles que Eastern Promises es una película cruda y realista que no se tienta el corazón para mostrar la oscuridad que forma parte de la naturaleza humana pero a la vez se asegura de mostrar que sin luz, la oscuridad sería irrelevante.
Superficialmente la película parece no tener nada en común con los temas que normalmente aparecen en el cine de Cronenberg, pues la historia trata sobre intrigas familiares en el bajo mundo, algo que uno relacionaría más comunmente con la deconstrucción de la mafia italiana que Francis Ford Coppola y Martin Scorsese han realizado en algunos de sus trabajos más reconocidos, pero en realidad se trata de un acercamiento muy diferente al de aquellos dos realizadores.
Tal vez con el fin de acentuar más claramente la diferencia es que Cronenberg y Steven Knight, el guionista, deciden alejarse de la mafia italiana en las grandes ciudades estadunidenses y lleva su historia a las calles de Londres, donde explora los quehaceres de la mafia rusa. Armado con un talentoso elenco y una original historia llena de engaños, traiciones y complejos personajes, Cronenberg crea una extraña película de mafiosos muy diferente a las que estamos acostumbrados.
Anna (Naomi Watts), una partera de un hospital londinense, atiende a una adolescente de catorce años, quien fallece durante el parto. Preocupada por lo que pueda suceder con la niña en caso de no hallar a su familia, Anna toma un diario en posesión de la fallecida madre con la esperanza de hallar alguna pista que le permita hallar a algún pariente cercano. El diario está en ruso, así que mientras encuentra alguien que le ayude a traducirlo ella busca un restaurant del que había un anuncio recortado dentro del diario. Sin saberlo, Anna entra en contacto directo con una de las familias más peligrosas y temidas en el bajo mundo londinense.
A partir de ahí Cronenberg empieza a tejer una historia sobre la familia aderezándola con intriga, prostitución, trata de blancas y esclavitud, homicidios, contrabando, sexualidad y corrupción. Incluso se da el gusto de insertar el esbozo de una inusual relación amorosa entre Anna y Nikolai (Viggo Mortensen), el chofer/guardaespaldas de Kiril (Vincent Cassel), el hijo y heredero de Semyon (Armin Mueller-Stahl), la cabeza de la familia en cuestión. Lamentablemente no me es posible entrar en más detalles sobre la película pues ello implicaría revelar algunos puntos importantes de la trama que es mejor descubrir conforme avanza la historia, pero no me cabe duda que se trata de una película redonda e inteligente, pese a tener un pequeño bajón hacia el final, mismo que es compensado en, como diría Raul Astor, el final final.
Las actuaciones de los principales protagonistas son impecables. Naomi Watts encarna a Anna evadiendo exitosamente los clichés que podrían aplicarse al personaje, logrando un balance entre su fuerza y su fragilidad. Mueller-Stahl proyecta toda la calma y callada amenaza que puede esperarse de un hombre poderoso que sabe que lo es y que no necesita demostrárselo a nadie, aunque cuando la situación lo requiere puede explotar sin ningún problema. Vincent Cassel entrega otra satisfactoria actuación como el descontrolado e inestable hijo de Semyon, impredecible y poco confiable, siempre dependiente de su chofer y amigo Nikolai. Pero sin duda es precisamente Mortensen en el papel de Nikolai quien se roba la película.
Temible e imponente, su personaje podría definirse en principio como la encarnación perfecta de la rudeza y la maldad, pero conforme se desarrolla la historia poco a poco se van revelando otros aspectos de su personalidad. Luego de su colaboración en A History of Violence Cronenberg debe haberse dado cuenta del potencial de Mortensen para realizar personajes complejos y decidió usarlo nuevamente con resultados aún superiores a los de su primera colaboración. No me extrañaría nada que volvieran a trabajar juntos en un futuro cercano.
Resumiendo, si les gusta el cine de David Cronenberg puede que se lleven una sorpresa por las diferencias entre esto y sus trabajos más reconocidos, pero por otro lado les garantizo que no saldrán decepcionados. Paqra quienes no están familiarizados con los trabajos previos de este realizador, solo puedo decirles que Eastern Promises es una película cruda y realista que no se tienta el corazón para mostrar la oscuridad que forma parte de la naturaleza humana pero a la vez se asegura de mostrar que sin luz, la oscuridad sería irrelevante.
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