En realidad no me fui de vacaciones a ninguna parte, pero si descansé algunos días (una semana para ser exactos) del trabajo y luego durante una semana más regresé parcialmente al trabajo. Durante los días que estuve en casa me hice el propósito de romper un poco con mi rutina diaria, lo cual incluía los blogs (escribiendo y/o leyendo), foros de discusión y sitios de noticias, razón por la que no hubo actualizaciones regulares durante esas dos semanas, a excepción de un par de memes que ya tenía contestados y un par de post en La Hoguera que también había elaborado con anticipación.
Aproveché el tiempo libre para ponerme al día con algunas series de TV en DVD, para ver un par de películas que había ido relegando, y para poner un poco de orden en mis cosas (solo un poco... mi vida no sería la misma sin el caos que la llena) y en los archivos de mi computadora.. La semana pasada regresé de manera parcial al trabajo, lo que redujo el tiempo que pude pasar en línea. Apenas ayer regresé a la rutina cotidiana, pero como era de esperarse estaba bastante atrasado en lectura de blogs y correo electrónico, por lo que apenas hoy decidí reintegrarme a la blogósfera. Terminé de leer otro libro, fui al cine en varias ocasiones y holgazaneé a gusto, así que tengo temas para varios días, pero para evitar que este post se convierta en uno como los de aquellos infames tiempos en que solo escribía para dar excusas para no postear regularmente y/o prometer empezar a hacerlo, dedico algunas líneas al tema vanal favorito del momento.
Aquellos a quienes no les interesa el futbol o el deporte en general pueden dejar de leer ahora, pues comentaré un poco acerca del despido de Hugo Sánchez como director técnico de la Selección Nacional Mexicana.
El famoso ex-futbolista mexicano, quien tuviese una brillante carrera como futbolista durante la década de los 80s y se convirtiera en el primer futbolista mexicano en lograr el éxito en Europa había logrado su cometido de convertirse en técnico de la selección en diciembre del 2006 tras haber realizado una campaña de presión y desprestigio durante los 4 años anteriores, tiempo que dedicó a hostigar a Ricardo LaVolpe. Ahora, a menos de año y medio de su nombramiento, Hugo Sánchez fue cesado de su cargo el pasado lunes luego de que los dueños de los equipos de la Primera División del futbol mexicano se reunieran para evaluar su informe de trabajo. Desde ese día la prensa, tanto especializada como general, se ha llenado de comentarios, análisis y discusiones sobre el porque de esta decisión. Toda proporción guardada considerando el humilde alcance de este blog, ¿Quién soy yo para no entrarle al tema?
Como futbolista prácticamente no hay nada que reprochar a la carrera de Hugo. Como persona nunca me ha caído del todo bien, pues me parece demasiado altanero, prepotente y egocéntrico, pero siempre consideré que podía hacerse una separación clara entre la persona y el deportista. Lamentablemente no es posible hacer lo mismo en su faceta de director técnico, porque resulta evidente que él mismo no entiende en donde empieza y donde termina su trabajo, resultando en que todo gire alrededor de su tema favorito: él mismo.
Durante su campaña en busca del puesto Hugo hizo gala de su superpoder favorito, la verborrea. Se dedicó a hablar y hablar, criticando cada decisión y cada resultado del equipo entonces dirigido por LaVolpe. Que por qué un extranjero en el puesto, que por qué usar jugadores naturalizados, que si esto, que si aquello. Ignorando el hecho de que a lo largo de su carrera como técnico siempre ha tenido a su lado como auxiliar a aquel a quien las malas lenguas (y algunas de las buenas) señalan como el auténtico DT de sus equipos, el argentino Sergio Egea. Sobre los naturalizados en su momento se expresó de manera muy dura, diciendo que no era necesario recurrir a ellos porque en México se producía suficiente talento y que no estaba bien permitir advenedizos que viniesen a ocupar puestos que por derecho eran para los auténticos mexicanos. Ese discurso cambió radicalmente hace unas semanas cuando convocó a Sinha a su selección y declaró que los jugadores naturalizados eran tan mexicanos como cualquier otro y que el no pensaba cambiar la Constitución.
También dijo en alguna ocasión que cuando él fuera el técnico de la Selección México sería campeón del mundo, porque era solo una cuestión de voluntad y el no conocía la palabra derrota. Afirmaba además que bajo su dirección México ganaría la Copa de Oro, la Copa América, la Copa Confederaciones y la medalla de Oro en los Juegos Olímpicos. Ya en el puesto, previo a la disputa de la Copa de Oro y la Copa América del año pasado, Hugo pareció poner los pies en la tierra por un momento, afirmando que sus objetivos eran ganar la Copa de Oro, clasificarse a las semifinales de la Copa América, y no pensar en el Mundial porque para eso faltaba mucho por trabajar. Su equipo (que digan lo que digan los medios, no es "de todos") perdió la final de la Copa de Oro ante los Estados Unidos, lo que automáticamente dejaba a México fuera de la Copa Confederaciones.
Durante ese mismo torneo se provocó una ruptura entre el cuerpo técnico de Hugo y algunos de los jugadores más importantes del equipo, aquellos que actualmente juegan en clubes europeos. Llamó algunos refuerzos del entonces enrachado Pachuca y los integró al grupo que participó en la Copa América, donde un equipo que no tuvo tiempo de entrenar bajo su mando hizo un papel aceptable antes de ser exhibido por la selección argentina en semifinales. Empezó entonces a trabajar con la selección pre-olímpica, afirmando que se trataba del futuro del futbol mexicano, pues pensaba integrar a algunos jugadores de los que obtuvieron el campeonato sub-17 al grupo de jóvenes que cumplían con la edad requisito y ya eran parte de diferentes equipos de primera división. Era un grupo del que se sentía tan seguro que afirmaba que su intención era que conformarán la base para enfrentar las eliminatorias rumbo al mundial de 2010, para el cual serían reforzados por algunos jugadores más veteranos. Ese mismo grupo fue el que quedó eliminado en el torneo selectivo para las Juegos Olímpicos luego de conseguir una victoria, un empate y una derrota ante las selecciones de Haití, Canadá y Guatemala, respectivamente.
Esos mismos jóvenes, que para él eran el futuro, fueron culpados, ignorados y ninguneados por él mismo algunos días después de su eliminación, tras un partido amistoso contra la selección de Ghana en el cual participaron la gran mayoría de los jugadores que están activos en las ligas europeas. En la conferencia de prensa posterior al juego afirmó que se había fracasado en la eliminatoria olímpica, pero que eso era algo que había que dejar atrás, porque aquella era la selección sub-23 y ahora había que trabajar con la selección mayor de cara a la eliminatoria mundialista. Hasta ahí llegó su fé en la generación del "futuro de México". No conforme con eso decidió también menospreciar públicamente al resto de los jugadores que trabajaron con él en convocatorias anteriores, pues al elogiar al equipo que enfrentó a Ghana dijo que era una selección que "juega con dinamismo y variantes, porque están acostumbrados a competir a otro nivel, no como el de México".
Y pensar que todavía hay quienes lo defienden... en fin. Tampoco pienso que toda la culpa sea suya, pero eso ya será tema para otra ocasión.
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