Kevin McDonald es un reconocido y galardonado director de documentales (One Day in September, Being Mick, Touching the Void, My Enemy's Enemy), pero cada vez que decide agregarle un poco de ficción a su currículum el resultado es sorprendentemente agradable, como la excelente The Last King of Scotland (El Último Rey de Escocia), o su más reciente trabajo, State of Play.
State of Play (Los Secretos del Poder) está basada en la exitosa miniserie de la BBC del mismo título producida hace algunos años. Stephen Collins (Ben Affleck) es un joven congresista estadunidense cuya carrera va en ascenso. Miembro de una comisión encargada de investigar un posible caso de corrupción gubernamental que ha permitido a una compañía monopolizar los contratos de seguridad y obras paramilitares para la Secretaría de la Defensa, Collins se ve en medio de un escándalo mediático cuando una integrante de su equipo de trabajo aparece muerta una mañana. La situación se complica cuando se descubre que ésta no se suicidó, como se creía en un principio, y aún más cuando todo indica que Collins sostenía una relación amorosa con ella. Uno de los periódicos más importantes de la ciudad de Washington, DC, es el Washington Post, donde el caso es mayormente cubierto por Della Frye (Rachel McAdams), una joven y ambiciosa periodista encargada del blog de chismes y rumores de la versión en línea del diario.
Coincidentemente, en el mismo diario trabaja Cal McAffrey (Russell Crowe), un experimentado reportero que es amigo de Collins desde que ambos estaban en la Universidad. McAffrey está investigando lo que parece un simple caso de homicidio, pero cuando algunos detalles empiezan a ligar su investigación con el caso de la asistente de Collins, el veterano periodista tendrá que lidiar con el conflicto de trabajar en un caso donde su vida personal se ve comprometida, especialmente tras la inclusión de Anne (Robin Wright Penn), la esposa de Collins, con quien McAffrey sostuvo una relación años atrás.
Bajo presión de su jefa (Helen Mirren) para presentar un artículo a la brevedad posible, McAffrey decide aceptar a Frye como parte de la investigación, misma que se complica cada vez que descubren nuevos datos. La intriga político-económica y la aparente conspiración detrás de los homicidios prometen un reportaje de proporciones épicas para la desigual pareja de reporteros, lo suficientemente grande como para poner sus vidas en peligro. La historia es lo bastante compleja como para mantener el interés de la audiencia, y sin embargo nunca llega a complicarse tanto como para llegar a ser tediosa. Hacia el final de la película los hilos de la trama empiezan a soltarse, pero para entonces el manejo de los personajes ha logrado construir un thriller tan atrayente que la historia pasa a segundo plano.
El guión tuvo que ser corregido y re-escrito en varias ocasiones desde que inició la preŕoducción hace casi tres años, pero el resultado final incluye algunas escenas memorables y una colección de diálogos y citas más que sobresalientes. Y precisamente los constantes arreglos al guión fueron la causa de que los actores que originalmente habían sido seleccionados para interpretar a los personajes principales tuvieron que ser cambiados.
En principio el papel de Collins sería interpretado por Edward Norton, en tanto que McAffrey sería encarnado por Brad Pitt, marcando la primera colaboración entre ambos actores desde Fight Club. Pitt serviría además como productor ejecutivo, y el constante trabajo sobre el guión lo tenía estresado a grado tal que solía referirse al proyecto como "State of Delay" (que las distribuidoras sin duda traducirían como "Los Retrasos del Poder"). Cuando estalló la huelga de escritores en el 2007 impidiendo que siguieran las correcciones al guión, Pitt decidió abandonar el proyecto. Una vez que la huelga terminó los trabajos se reanudaron, pero los retrasos comprometieron el calendario de trabajo de Norton, quien también tuvo que abandonar la película. Ello llevó a la inclusión de Crowe y Affleck en la cinta, con resultados disparejos pero mayormente satisfactorios.
Crowe y McAdams tienen en pantalla una química impresionante, y verlos enfrentarse verbalmente mientras desarrollan una relación de mutuo respeto es una de los aspectos más atractivos de la película. La inclusión en la historia del problema actual de la industria editorial en lo que se refiere al futuro de los diarios impresos, y complementarla con una intrincada exploración de la ética periodística confrontada con las necesidades del diario hacen que resulte la más interesante representación cinematográfica del trabajo periodístico desde All The President's Men (Todos los Hombres del Presidente). Affleck nunca se ha caracterizado por su talento histriónico -excepto tal vez en la excelente Hollywoodland-, pero logra reunir la sobriedad suficiente como para no desentonar con sus talentosos co-estrellas. El elenco de soporte incluye a algunos veteranos, como Jeff Daniels o Helen Mirren, así como a actores con menos trayectoria pero reconocida capacidad, como la mencionada Wright Penn y el subvalorado Jason Bateman.
El resultado es un entretenido thriller conspiracional con tintes de actualidad que sin caer en excesos paranoides consigue mantener al expectador en constante tensión durante toda la película. Altamente recomendada para todos los gustos.
State of Play (Los Secretos del Poder) está basada en la exitosa miniserie de la BBC del mismo título producida hace algunos años. Stephen Collins (Ben Affleck) es un joven congresista estadunidense cuya carrera va en ascenso. Miembro de una comisión encargada de investigar un posible caso de corrupción gubernamental que ha permitido a una compañía monopolizar los contratos de seguridad y obras paramilitares para la Secretaría de la Defensa, Collins se ve en medio de un escándalo mediático cuando una integrante de su equipo de trabajo aparece muerta una mañana. La situación se complica cuando se descubre que ésta no se suicidó, como se creía en un principio, y aún más cuando todo indica que Collins sostenía una relación amorosa con ella. Uno de los periódicos más importantes de la ciudad de Washington, DC, es el Washington Post, donde el caso es mayormente cubierto por Della Frye (Rachel McAdams), una joven y ambiciosa periodista encargada del blog de chismes y rumores de la versión en línea del diario.
Coincidentemente, en el mismo diario trabaja Cal McAffrey (Russell Crowe), un experimentado reportero que es amigo de Collins desde que ambos estaban en la Universidad. McAffrey está investigando lo que parece un simple caso de homicidio, pero cuando algunos detalles empiezan a ligar su investigación con el caso de la asistente de Collins, el veterano periodista tendrá que lidiar con el conflicto de trabajar en un caso donde su vida personal se ve comprometida, especialmente tras la inclusión de Anne (Robin Wright Penn), la esposa de Collins, con quien McAffrey sostuvo una relación años atrás.
Bajo presión de su jefa (Helen Mirren) para presentar un artículo a la brevedad posible, McAffrey decide aceptar a Frye como parte de la investigación, misma que se complica cada vez que descubren nuevos datos. La intriga político-económica y la aparente conspiración detrás de los homicidios prometen un reportaje de proporciones épicas para la desigual pareja de reporteros, lo suficientemente grande como para poner sus vidas en peligro. La historia es lo bastante compleja como para mantener el interés de la audiencia, y sin embargo nunca llega a complicarse tanto como para llegar a ser tediosa. Hacia el final de la película los hilos de la trama empiezan a soltarse, pero para entonces el manejo de los personajes ha logrado construir un thriller tan atrayente que la historia pasa a segundo plano.
El guión tuvo que ser corregido y re-escrito en varias ocasiones desde que inició la preŕoducción hace casi tres años, pero el resultado final incluye algunas escenas memorables y una colección de diálogos y citas más que sobresalientes. Y precisamente los constantes arreglos al guión fueron la causa de que los actores que originalmente habían sido seleccionados para interpretar a los personajes principales tuvieron que ser cambiados.
En principio el papel de Collins sería interpretado por Edward Norton, en tanto que McAffrey sería encarnado por Brad Pitt, marcando la primera colaboración entre ambos actores desde Fight Club. Pitt serviría además como productor ejecutivo, y el constante trabajo sobre el guión lo tenía estresado a grado tal que solía referirse al proyecto como "State of Delay" (que las distribuidoras sin duda traducirían como "Los Retrasos del Poder"). Cuando estalló la huelga de escritores en el 2007 impidiendo que siguieran las correcciones al guión, Pitt decidió abandonar el proyecto. Una vez que la huelga terminó los trabajos se reanudaron, pero los retrasos comprometieron el calendario de trabajo de Norton, quien también tuvo que abandonar la película. Ello llevó a la inclusión de Crowe y Affleck en la cinta, con resultados disparejos pero mayormente satisfactorios.
Crowe y McAdams tienen en pantalla una química impresionante, y verlos enfrentarse verbalmente mientras desarrollan una relación de mutuo respeto es una de los aspectos más atractivos de la película. La inclusión en la historia del problema actual de la industria editorial en lo que se refiere al futuro de los diarios impresos, y complementarla con una intrincada exploración de la ética periodística confrontada con las necesidades del diario hacen que resulte la más interesante representación cinematográfica del trabajo periodístico desde All The President's Men (Todos los Hombres del Presidente). Affleck nunca se ha caracterizado por su talento histriónico -excepto tal vez en la excelente Hollywoodland-, pero logra reunir la sobriedad suficiente como para no desentonar con sus talentosos co-estrellas. El elenco de soporte incluye a algunos veteranos, como Jeff Daniels o Helen Mirren, así como a actores con menos trayectoria pero reconocida capacidad, como la mencionada Wright Penn y el subvalorado Jason Bateman.
El resultado es un entretenido thriller conspiracional con tintes de actualidad que sin caer en excesos paranoides consigue mantener al expectador en constante tensión durante toda la película. Altamente recomendada para todos los gustos.
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