
Harry Benson es un programador de computadoras (ojo, la novela es de 1972), que sufre de un desorden cerebral consecuencia de un accidente de tránsito, presentando episodios de violencia seguidos de inconciencia, y cada vez que despierta no recuerda nada de lo sucedido. En algunos de sus episodios más recientes Harry ha lastimado a dos personas, por lo cual sus médicos han decidido someterlo a una neurocirugía experimental conocida como Fase 3, la cual consiste en implantar una serie de electrodos en su cerebro, conectados a una microcomputadora con la intención de controlar sus ataques.
La operación será realizada por un prestigioso neurocirujano, el Dr. Ellis, quien tiene algún tiempo esperando al candidato ideal para realizarla por primera vez en un ser humano. La Dra. Janet Ross, psiquiatra de Harry, se opone al procedimiento, pues considera que algunos particulares del caso convierten a Harry en un paciente potencialmente peligroso. Durante una plática acerca de la operación para el personal del hospital, un doctor emérito, antiguo maestro de la Dra. Ross expresa una preocupación similar, pues él considera que Harry presenta sintomatología propia de una psicosis, misma que no sería resuelta con la operación. A pesar de las protestas Ellis y su equipo deciden seguir adelante con el procedimiento.

El procedimiento se completa activando la interface entre la microcomputadora y una selección de electrodos, activando una descarga en aquellos que ayudan a prevenir los ataques. Sin embargo, existe el riesgo de que Harry aprenda a activar los ataques de manera inconsciente para poder recibir los estímulos a sus centros de placer cada vez que se inhibe un ataque. Tras estudiar los resultados de la observación la Dra. Ross concluye que Harry representa un peligro a menos que se cambie la interfase de sus electrodos, pero cuando acude a visitarlo descubre horrorizada dos cosas. Uno, que por un error administrativo las enfermeras no le han administrado los sedantes ordenados por el Dr. McPherson, y dos, que Harry ha escapado del hospital.

En 1974 se filmó una adaptación cinematográfica de ésta novela protagonizada por George Segal, pero tuvo una tibia recepción tanto crítica como de taquilla, resultando quizás la menos popular de las películas basadas en libros de Michael Crichton. The Terminal Man es un emocionante thriller médico-psicológico recomendado tanto para los amantes del género como para la gran mayoría de lectores casuales.
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