Terry Gilliam es otro de esos directores que tienen tantos admiradores como detractores, pues su muy peculiar estilo para contar historias puede resultar frustrante para quienes no tienen la paciencia o tolerancia adecuadas. Su filmografía está llena de películas disparejas, desde ambiciosas decepciones hasta maravillosas fantasías, pasando por varios proyectos frustrados y uno que otro arrepentimiento, pero lo que tienen en común todas sus películas es el indiscriminado despliegue de imaginación. Independientemente de si sus películas resultan ser lo que Gilliam había planeado o no, prácticamente todas y cada una de ellas tienen al menos un momento o una escena que se queda marcada en la mente del espectador.
The Imaginarium of Doctor Parnassus (El Imaginario Mundo del Doctor Parnassus) cumple con lo anterior. El personaje titular (Christopher Plummer) es un antiguo monje que a través de los siglos ha realizado tratos y apuestas con el Diablo, aquí llamado Mr Nick (Tom Waits), habiéndose convertido en inmortal a raíz de una de ellas. En el Londres presente Parnassus es el líder de una pequeña tropa de actores que viajan en un destartalado vagón y montan un espectáculo en los barrios bajos ante audiencias mayormente compuestas de borrachos y desposeídos. Ahora, se acerca el tiempo de pagar una deuda al Diablo cuyas consecuencias aparentemente Parnassus no había considerado, pues cuando su hija Valentina (Lily Cole) cumpla dieciséis años en unos cuantos días tendrá que entregársela.
Mientras la reducida tropa -completada por Anton (Andrew Garfield), malabarista, prestidigitador y maestro de ceremonias; y Percy (Verne Troyer) asistente y confidente de Parnassus- atraviesa un puente, descubren a alguien colgando bajo éste. Instigados por Valentina rescatan al colgado antes de que se ahogue y lo suben al vagón. Cuando el desconocido (Heath Ledger, al menos la mayor parte del tiempo) despierta a la mañana siguiente, pretende sufrir amnesia, aunque resulta evidente que está más preocupado por ocultar su pasado que por recordarlo.
Resulta llamarse Tony y termina por unirse a la tropa. Cuando se entera del problema de Parnassus se ofrece a ayudarlo a ganar una última apuesta al Diablo, con la cual podría salvar a Valentina. Siguiendo su consejo, la tropa altera la forma en que ofrece el espectáculo y decide presentarlo ante audiencias adineradas en los barrios más agradables de la ciudad, y con mucho éxito. Al menos hasta que el pasado de Tony regresa para ajustar cuentas y poner en peligro la estabilidad de la tropa y el destino de Valentina.
La historia parece engañosamente simple pero resulta extremadamente compleja y por momentos incluso un tanto confusa, lo cual no es extraño en las películas de Terry Gilliam, quien suele no poner freno a su imaginación y siempre da preferencia a explorar sus ideas por encima del desarrollo de personajes o la integridad de la historia. El resultado es un alucinante viaje por la imaginación del talentoso escritor y director británico, que además le permite regresar a los temas y estilo de algunas de sus mejores películas de corte fantástico, como Brazil o The Adventures of Baron Munchaussen, y dejando de lado su trabajo... eh, más "realista".
Personalmente me ganó al mostrar a los monjes a los cuales pertenecía Parnassus, una orden dedicada a contar la historia del origen del Universo a fin de que este pueda seguir existiendo y convencidos de que en todo momento, alguien, en algún lugar, está contando una historia y contribuyendo a preservar la existencia.
Algo que me llamó la atención fue que el estudio no utilizara el morbo para promover la película, pues se trata de la última en que participó Heath Ledger. Me sorprende que no se hiciese mayor énfasis en el tema sobre todo considerando que una campaña de morbo y simpatía hace un año fue suficiente para conseguirle un (a mi juicio inmerecido) Oscar póstumo al actor australiano. Y ya que menciono el tema, creo que Gilliam se sacó un diez al hallar el modo de terminar la película y dentro de los tiempos originales al sustituir a Ledger con tres actores distintos, siendo los elegidos Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell, quienes interpretan a Tony dentro del imaginarium.
Como sea, creo que The Imaginarium of Doctor Parnassus es una película que puede ser del agrado de quienes hayan disfrutado las películas ochenteras de Gilliam, como las mencionadas arriba o Time Bandits. Si nunca han visto una película de Terry Gilliam, tal vez no sea el mejor punto de entrada, pero lo único que les puedo garantizar es que será una experiencia diferente.
The Imaginarium of Doctor Parnassus (El Imaginario Mundo del Doctor Parnassus) cumple con lo anterior. El personaje titular (Christopher Plummer) es un antiguo monje que a través de los siglos ha realizado tratos y apuestas con el Diablo, aquí llamado Mr Nick (Tom Waits), habiéndose convertido en inmortal a raíz de una de ellas. En el Londres presente Parnassus es el líder de una pequeña tropa de actores que viajan en un destartalado vagón y montan un espectáculo en los barrios bajos ante audiencias mayormente compuestas de borrachos y desposeídos. Ahora, se acerca el tiempo de pagar una deuda al Diablo cuyas consecuencias aparentemente Parnassus no había considerado, pues cuando su hija Valentina (Lily Cole) cumpla dieciséis años en unos cuantos días tendrá que entregársela.
Mientras la reducida tropa -completada por Anton (Andrew Garfield), malabarista, prestidigitador y maestro de ceremonias; y Percy (Verne Troyer) asistente y confidente de Parnassus- atraviesa un puente, descubren a alguien colgando bajo éste. Instigados por Valentina rescatan al colgado antes de que se ahogue y lo suben al vagón. Cuando el desconocido (Heath Ledger, al menos la mayor parte del tiempo) despierta a la mañana siguiente, pretende sufrir amnesia, aunque resulta evidente que está más preocupado por ocultar su pasado que por recordarlo.
Resulta llamarse Tony y termina por unirse a la tropa. Cuando se entera del problema de Parnassus se ofrece a ayudarlo a ganar una última apuesta al Diablo, con la cual podría salvar a Valentina. Siguiendo su consejo, la tropa altera la forma en que ofrece el espectáculo y decide presentarlo ante audiencias adineradas en los barrios más agradables de la ciudad, y con mucho éxito. Al menos hasta que el pasado de Tony regresa para ajustar cuentas y poner en peligro la estabilidad de la tropa y el destino de Valentina.
La historia parece engañosamente simple pero resulta extremadamente compleja y por momentos incluso un tanto confusa, lo cual no es extraño en las películas de Terry Gilliam, quien suele no poner freno a su imaginación y siempre da preferencia a explorar sus ideas por encima del desarrollo de personajes o la integridad de la historia. El resultado es un alucinante viaje por la imaginación del talentoso escritor y director británico, que además le permite regresar a los temas y estilo de algunas de sus mejores películas de corte fantástico, como Brazil o The Adventures of Baron Munchaussen, y dejando de lado su trabajo... eh, más "realista".
Personalmente me ganó al mostrar a los monjes a los cuales pertenecía Parnassus, una orden dedicada a contar la historia del origen del Universo a fin de que este pueda seguir existiendo y convencidos de que en todo momento, alguien, en algún lugar, está contando una historia y contribuyendo a preservar la existencia.
Algo que me llamó la atención fue que el estudio no utilizara el morbo para promover la película, pues se trata de la última en que participó Heath Ledger. Me sorprende que no se hiciese mayor énfasis en el tema sobre todo considerando que una campaña de morbo y simpatía hace un año fue suficiente para conseguirle un (a mi juicio inmerecido) Oscar póstumo al actor australiano. Y ya que menciono el tema, creo que Gilliam se sacó un diez al hallar el modo de terminar la película y dentro de los tiempos originales al sustituir a Ledger con tres actores distintos, siendo los elegidos Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell, quienes interpretan a Tony dentro del imaginarium.
Como sea, creo que The Imaginarium of Doctor Parnassus es una película que puede ser del agrado de quienes hayan disfrutado las películas ochenteras de Gilliam, como las mencionadas arriba o Time Bandits. Si nunca han visto una película de Terry Gilliam, tal vez no sea el mejor punto de entrada, pero lo único que les puedo garantizar es que será una experiencia diferente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¿Opiniones, quejas, comentarios?