Rear Window (La Ventana Indiscreta) es una de las películas más celebradas de Alfred Hitchcock. Producida en 1954 fue estrenada en cines al menos un par de veces antes de poder ser televisada, pues durante casi treinta años fue parte de una disputa legal. Además de su re-estreno en 1983, la cinta fue estrenada nuevamente en los Estados Unidos en el 2000 en una versión remasterizada, que es la que se puede hallar en la gran mayoría de los DVDs disponibles en la actualidad. Recuerdo haber visto esta película en algún momento de mi infancia/pubertad, y aún cuando recordaba la historia en términos generales, el verla nuevamente con mayor conciencia y atención resultó muy gratificante
Rear Window sigue la historia de L.B. Jeffries (James Stewart), un fotógrafo profesional que tras un accidente de trabajo queda confinado a permanecer durante semanas en su departamento con una pierna enyesada desde el pie hasta la cadera. Harto de su encierro, Jeffries ha adoptado como hobby el contemplar a sus vecinos de los edificios aledaños, con quienes el suyo comparte un patio interior. Al paso de los días Jeffries se ha ido familiarizando con ellos e incluso a algunos de ellos les ha asignado sobrenombres de acuerdo a sus características más distintivas.
Así tenemos a la señora Corazón Solitario, una mujer soltera que acostumbra preparar románticas veladas para dos en las que le acompaña algún caballero imaginario; a la señorita Torso, una bailarina profesional que suele pasar el día bailando en ropa interior en su departamento; a una pareja compuesta por un vendedor de joyería y su esposa enferma; una escultora de arte moderno que pasa la mayor parte del día tomando el sol; otro matrimonio que parece vivir contento con la vida que llevan y quienes suelen dormir al borde de la escalera de incendios para prevenir el calor; y un músico compositor quien parece frustrado porque su carrera no va a ninguna parte. Ese es el ecléctico grupo de vecinos cuyas actividades cotidianas se han convertido en el principal entretenimiento de Jeffries.
Una noche, luego de discutir con su hermosa novia, la modelo de modas Lisa Fremont (Grace Kelly), Jeffries se queda hasta tarde sentado frente a la ventana y puede observar un extraño comportamiento de uno de sus vecinos. Las acciones que observa -salidas constantes de madrugada, las persianas cerradas todo el día, un cuchillo y una sierra misteriosamente envueltos, un baúl enorme atado con una cuerda, y la conveniente ausencia de una persona, lo llevan a sacar una sola conclusión: asesinato. Tras explicar lo que vio tanto a Stella (Thelma Ritter), su enfermera, como a Lisa, ambas llegan a la misma conclusión que él. Jeffries decide llamar a un amigo suyo que es detective en la policía para explicarle su teoría. Aunque Doyle (Wendell Corey), el detective, se muestra renuente a aceptar la posibilidad de que realmente se haya cometido un crimen, accede a realizar algunas averiguaciones para tranquilizar a su amigo.
El manejo del suspenso que demuestra Hitchcock en esta película es excepcional, pues no se trata solo de crear una intriga y dejarla ir en crescendo, pues en algún momento reventaría. Lo que hace la diferencia es que se tome algunos respiros para construir sobre la relación entre Lisa y Jeffries, e incluso para agregar algo de humor con los intercambios entre Stella y Jeffries.
Me gustó mucho la forma elegida para contar la historia, recayendo mayormente en el punto de vista de Jeffries, pues creo que es una excelente forma de hacer que la audiencia se involucre con el personaje, acción que resulta fácil tomando en cuenta el carisma y ordinariedad característicos de Stewart, además de lo fácil que resulta ponerse en sus zapatos: es un espectador, atrapado en su departamento e incapaz de tomar acciones más directas para resolver el misterio o ayudar a nadie, del mismo modo que si estuviese viendo todo a través de una pantalla.
La historia, engañosamente simple, toca muchos de los temas favoritos de Hitchcock, sacándole todo el provecho posible al trabajo de Stewart para agregar un poco de comentario social acerca del papel de la mujer en la sociedad, la soledad que se puede sentir aún viviendo en una gran ciudad rodeado de millones de personas, la falta de interés por lo que le ocurra al prójimo, etc.
A pesar de estar basada en un cuento, It Had to Be Murder, de Cornell Woolrich, lo que toma de él es sólo la premisa básica del voyeurista encerrado en su departamento, pues el cuento no incluye una pareja para el protagonista, hay menos personajes secundarios, y el suspenso nunca logra igualar el de la versión cinematográfica, lo que me lleva a pensar que debería considerársele como una obra original de Hitchcock y su guionista, John Michael Hayes, con solo un agradecimiento a Woolrich por la idea inicial, y no como una adaptación, como suele pensarse en ella.
Los trucos de cámara utilizados para suplir efectos especiales son bastante ingeniosos y en general no hay un pero que ponerle a la película, que resulta además una de las más entretenidas del Maestro del Suspenso. En fin, creo que podría extenderme y seguir escribiendo sobre la película, las curiosidades de su producción, o discutiendo sobre los múltiples análisis que se han hecho de ella, pero no veo el punto.
Lo mejor que puedo hacer en este momento es cerrar este texto recomendando ampliamente esta película a todo mundo, pues se trata con toda justicia de uno de los clásicos más apreciados de la historia del cine. Existe una razón por la cual a Rear Window se le ha imitado, emulado, homenajeado y parodiado hasta el cansancio, y la única forma de entenderla es viendo la película por ustedes mismos.
No se arrepentirán.
Punto y aparte son los datos de trivia que uno puede hallar alrededor de la producción y el staff de esta película. Entre las muchas curiosidades que encontré creo que me gustaría destacar la participación de Ross Bagdasarian en la película. Bagdasarian hace el papel del compositor, y en la vida real él era también músico y compositor, aún cuando probablemente su nombre no le resulte familiar a nadie. Algunos años más tarde Bagdasarian ganaría fama y fortuna bajo el nombre artístico de David Seville, mismo que puede resultar familiar para algunos. Seville se hizo famoso por sus experimentos con la velocidad de grabación y reproducción de las voces en la música. Su primer éxito con esa técnica fue The Witch Doctor, popularizada en español por Manuel "El Loco" Valdés como El Médico Brujo. Más tarde Bagdasarian crearía a Alvin & the Chipmunks (Alvin y Las Ardillas) y convertiría a David Seville en un personaje ficticio.
Rear Window sigue la historia de L.B. Jeffries (James Stewart), un fotógrafo profesional que tras un accidente de trabajo queda confinado a permanecer durante semanas en su departamento con una pierna enyesada desde el pie hasta la cadera. Harto de su encierro, Jeffries ha adoptado como hobby el contemplar a sus vecinos de los edificios aledaños, con quienes el suyo comparte un patio interior. Al paso de los días Jeffries se ha ido familiarizando con ellos e incluso a algunos de ellos les ha asignado sobrenombres de acuerdo a sus características más distintivas.
Así tenemos a la señora Corazón Solitario, una mujer soltera que acostumbra preparar románticas veladas para dos en las que le acompaña algún caballero imaginario; a la señorita Torso, una bailarina profesional que suele pasar el día bailando en ropa interior en su departamento; a una pareja compuesta por un vendedor de joyería y su esposa enferma; una escultora de arte moderno que pasa la mayor parte del día tomando el sol; otro matrimonio que parece vivir contento con la vida que llevan y quienes suelen dormir al borde de la escalera de incendios para prevenir el calor; y un músico compositor quien parece frustrado porque su carrera no va a ninguna parte. Ese es el ecléctico grupo de vecinos cuyas actividades cotidianas se han convertido en el principal entretenimiento de Jeffries.
Una noche, luego de discutir con su hermosa novia, la modelo de modas Lisa Fremont (Grace Kelly), Jeffries se queda hasta tarde sentado frente a la ventana y puede observar un extraño comportamiento de uno de sus vecinos. Las acciones que observa -salidas constantes de madrugada, las persianas cerradas todo el día, un cuchillo y una sierra misteriosamente envueltos, un baúl enorme atado con una cuerda, y la conveniente ausencia de una persona, lo llevan a sacar una sola conclusión: asesinato. Tras explicar lo que vio tanto a Stella (Thelma Ritter), su enfermera, como a Lisa, ambas llegan a la misma conclusión que él. Jeffries decide llamar a un amigo suyo que es detective en la policía para explicarle su teoría. Aunque Doyle (Wendell Corey), el detective, se muestra renuente a aceptar la posibilidad de que realmente se haya cometido un crimen, accede a realizar algunas averiguaciones para tranquilizar a su amigo.
El manejo del suspenso que demuestra Hitchcock en esta película es excepcional, pues no se trata solo de crear una intriga y dejarla ir en crescendo, pues en algún momento reventaría. Lo que hace la diferencia es que se tome algunos respiros para construir sobre la relación entre Lisa y Jeffries, e incluso para agregar algo de humor con los intercambios entre Stella y Jeffries.
Me gustó mucho la forma elegida para contar la historia, recayendo mayormente en el punto de vista de Jeffries, pues creo que es una excelente forma de hacer que la audiencia se involucre con el personaje, acción que resulta fácil tomando en cuenta el carisma y ordinariedad característicos de Stewart, además de lo fácil que resulta ponerse en sus zapatos: es un espectador, atrapado en su departamento e incapaz de tomar acciones más directas para resolver el misterio o ayudar a nadie, del mismo modo que si estuviese viendo todo a través de una pantalla.
La historia, engañosamente simple, toca muchos de los temas favoritos de Hitchcock, sacándole todo el provecho posible al trabajo de Stewart para agregar un poco de comentario social acerca del papel de la mujer en la sociedad, la soledad que se puede sentir aún viviendo en una gran ciudad rodeado de millones de personas, la falta de interés por lo que le ocurra al prójimo, etc.
A pesar de estar basada en un cuento, It Had to Be Murder, de Cornell Woolrich, lo que toma de él es sólo la premisa básica del voyeurista encerrado en su departamento, pues el cuento no incluye una pareja para el protagonista, hay menos personajes secundarios, y el suspenso nunca logra igualar el de la versión cinematográfica, lo que me lleva a pensar que debería considerársele como una obra original de Hitchcock y su guionista, John Michael Hayes, con solo un agradecimiento a Woolrich por la idea inicial, y no como una adaptación, como suele pensarse en ella.
Los trucos de cámara utilizados para suplir efectos especiales son bastante ingeniosos y en general no hay un pero que ponerle a la película, que resulta además una de las más entretenidas del Maestro del Suspenso. En fin, creo que podría extenderme y seguir escribiendo sobre la película, las curiosidades de su producción, o discutiendo sobre los múltiples análisis que se han hecho de ella, pero no veo el punto.
Lo mejor que puedo hacer en este momento es cerrar este texto recomendando ampliamente esta película a todo mundo, pues se trata con toda justicia de uno de los clásicos más apreciados de la historia del cine. Existe una razón por la cual a Rear Window se le ha imitado, emulado, homenajeado y parodiado hasta el cansancio, y la única forma de entenderla es viendo la película por ustedes mismos.
No se arrepentirán.
Punto y aparte son los datos de trivia que uno puede hallar alrededor de la producción y el staff de esta película. Entre las muchas curiosidades que encontré creo que me gustaría destacar la participación de Ross Bagdasarian en la película. Bagdasarian hace el papel del compositor, y en la vida real él era también músico y compositor, aún cuando probablemente su nombre no le resulte familiar a nadie. Algunos años más tarde Bagdasarian ganaría fama y fortuna bajo el nombre artístico de David Seville, mismo que puede resultar familiar para algunos. Seville se hizo famoso por sus experimentos con la velocidad de grabación y reproducción de las voces en la música. Su primer éxito con esa técnica fue The Witch Doctor, popularizada en español por Manuel "El Loco" Valdés como El Médico Brujo. Más tarde Bagdasarian crearía a Alvin & the Chipmunks (Alvin y Las Ardillas) y convertiría a David Seville en un personaje ficticio.
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