Las películas de Alfred Hitchcock realizadas durante los primeros años del cine hablado siempre me han provocado sentimientos encontrados, y Murder!, filmada en 1930, no es la excepción. De hecho, creo que no es algo que se limite a las películas de Hitchcock, si no a la gran mayoría de las producciones de esa época.
No sé si se deba a los diálogos (evidentemente escritos en esos primeros años por dramaturgos), o la excesiva gesticulación de la mayoría de los actores, fenómeno comprensible al tomar en cuenta que eran interpretes acostumbrados a transmitir sentimientos y estados de ánimo sin emitir una palabra. Como quiera que sea, y aún a pesar de no ser ni de lejos una de las mejores películas de Hitchcock, Murder! es una satisfactoria película de suspenso.
Diana Baring (Norah Baring), una joven actriz de teatro, es hallada junto al cadáver de Edna Druce, una compañera de trabajo suya, sin ningún recuerdo de lo que sucedió esa noche. A sus pies se encuentra un ensangrentado atizador de chimenea, presumiblemente el arma homicida. A pesar de que no hay evidencia conclusiva de su culpabilidad ni tampoco una confesión de que haya sido ella quien mató a Edna, Diana es acusada y juzgada por el homicidio. Durante el juicio el jurado llega a la conclusión de que si no es culpable, sufre de esquizofrenia, razón por la cual sería peligroso e irresponsable dejarla libre. Uno de los miembros del jurado, el célebre actor y productor teatral Sir John Menier (Herbert Marshall), no está tan convencido de que haya sido Diana la asesina, pero al no poder sustentar sus argumentos se ve forzado a admitir que sea declarada culpable.
Durante los días siguientes Sir John sigue pensando que debió insistir en que se realizase una investigación más a fondo del caso, y temeroso de haber permitido que una inocente sea injustamente ejecutada decide investigar el asunto por cuenta propia, reclutando la asistencia de Ted Markham (Edward Chapman) y su esposa (Phyllis Konstam), dos ex-miembros de la tropa teatral a que pertenecían Diana y Edna para que le ayuden a visitar la escena del crimen, el teatro donde trabajaban y los sitios aledaños. Utilizando las habilidades adquiridas en sus años en el teatro, Sir John empieza a descubrir la historia detrás de aquella noche y se acerca a la identidad y motivos del verdadero asesino, convirtiendo su investigación en una carrera contra el reloj, esperando poder probar su teoría o forzar una confesión del asesino antes de que Diana sea ejecutada.
El ritmo de la película es bastante lento, pero nada anormal para la época. Las actuaciones, salvo por la mencionada gesticulación excesiva, son bastante sólidas, pero lo que realmente la separa de otras cintas de su tiempo es el montaje y el trabajo de cámaras, sellos distintivos del trabajo de Hitchcock desde los inicios de su carrera. Incluso uno de los temas recurrentes de su filmografía, la persona inocente injustamente acusada de un crimen, se encuentra presente, con la diferencia de que al tratarse en este caso de una mujer, no está en condiciones de buscar por si misma el redimir su nombre, necesitando la actuación de alguien más en su favor.
Murder! es un interesante thriller del maestro del suspenso que ayuda a entender como fue que el celebrado realizador se fue haciendo de una reputación antes de llegar a sus legendarias piezas maestras. Muy recomendada.
No sé si se deba a los diálogos (evidentemente escritos en esos primeros años por dramaturgos), o la excesiva gesticulación de la mayoría de los actores, fenómeno comprensible al tomar en cuenta que eran interpretes acostumbrados a transmitir sentimientos y estados de ánimo sin emitir una palabra. Como quiera que sea, y aún a pesar de no ser ni de lejos una de las mejores películas de Hitchcock, Murder! es una satisfactoria película de suspenso.
Diana Baring (Norah Baring), una joven actriz de teatro, es hallada junto al cadáver de Edna Druce, una compañera de trabajo suya, sin ningún recuerdo de lo que sucedió esa noche. A sus pies se encuentra un ensangrentado atizador de chimenea, presumiblemente el arma homicida. A pesar de que no hay evidencia conclusiva de su culpabilidad ni tampoco una confesión de que haya sido ella quien mató a Edna, Diana es acusada y juzgada por el homicidio. Durante el juicio el jurado llega a la conclusión de que si no es culpable, sufre de esquizofrenia, razón por la cual sería peligroso e irresponsable dejarla libre. Uno de los miembros del jurado, el célebre actor y productor teatral Sir John Menier (Herbert Marshall), no está tan convencido de que haya sido Diana la asesina, pero al no poder sustentar sus argumentos se ve forzado a admitir que sea declarada culpable.
Durante los días siguientes Sir John sigue pensando que debió insistir en que se realizase una investigación más a fondo del caso, y temeroso de haber permitido que una inocente sea injustamente ejecutada decide investigar el asunto por cuenta propia, reclutando la asistencia de Ted Markham (Edward Chapman) y su esposa (Phyllis Konstam), dos ex-miembros de la tropa teatral a que pertenecían Diana y Edna para que le ayuden a visitar la escena del crimen, el teatro donde trabajaban y los sitios aledaños. Utilizando las habilidades adquiridas en sus años en el teatro, Sir John empieza a descubrir la historia detrás de aquella noche y se acerca a la identidad y motivos del verdadero asesino, convirtiendo su investigación en una carrera contra el reloj, esperando poder probar su teoría o forzar una confesión del asesino antes de que Diana sea ejecutada.
El ritmo de la película es bastante lento, pero nada anormal para la época. Las actuaciones, salvo por la mencionada gesticulación excesiva, son bastante sólidas, pero lo que realmente la separa de otras cintas de su tiempo es el montaje y el trabajo de cámaras, sellos distintivos del trabajo de Hitchcock desde los inicios de su carrera. Incluso uno de los temas recurrentes de su filmografía, la persona inocente injustamente acusada de un crimen, se encuentra presente, con la diferencia de que al tratarse en este caso de una mujer, no está en condiciones de buscar por si misma el redimir su nombre, necesitando la actuación de alguien más en su favor.
Murder! es un interesante thriller del maestro del suspenso que ayuda a entender como fue que el celebrado realizador se fue haciendo de una reputación antes de llegar a sus legendarias piezas maestras. Muy recomendada.
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