
Ni Cortés ni su guionista, Chris Sparling, tienen un curriculum o filmografía como para presumir, así que muy probablemente ello también influyó para que no buscasen a un actor con otra clase de credenciales. Cortés solo había dirigido una película y varios cortometrajes en su natal España, en tanto que Sparling solo tiene guiones de cortos en su historial. Y sin embargo, es su trabajo lo que levanta a Buried por encima de muchas otras producciones independientes y/o de modesto presupuesto.
La película es un despliegue de habilidad técnica que recae tanto en el montaje como en el carisma y talento de su protagonista, lo cual es afortunado, pues aún cuando pienso que Reynolds tiene bastante del primero, aún cuestiono sus alcances en lo segundo.

Realmente me sorprendió el guión, pues a pesar de las limitaciones de tener un solo personaje y en un espacio tan reducido consigue explicar la situación, con todas sus complicaciones y sin ignorar los matices sociales y políticos inherentes al entorno elegido para la historia, de una manera clara e interesante. Los giros argumentales están bien planeados y realizados, además de que Cortés logra evitar la monotonía visual que uno pudiese esperar en una locación tan limitada. Lamentablemente sentí que el final estuvo un tanto acelerado y que a muchos puede molestar, pues rompe con la creciente tensión del resto de la película.

Resumiendo, Buried es una entretenida película de suspenso que sin muchas pretensiones artísticas y/o ideológicas debiera ser del agrado de la mayoría de los espectadores. A nivel entretenimiento resulta refrescante descubrir que existen directores dispuestos a experimentar con diferentes formas de contar una historia en vez de ceñirse a las fórmulas y formatos predominantes en la industria. Recomendada para todo tipo de público.
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