El domingo pasado se transmitió en el Reino Unido el primer programa de la nueva temporada de Top Gear, un programa producido por la BBC que se transmite en muchas partes del mundo -incluido México- y dedicado mayormente al mundo de los automóviles. Esta emisión en particular ha generado una oleada de comentarios debido a que en una sección del programa los conductores hicieron algunos comentarios sobre México y sus habitantes que pueden resultar ofensivos para algunas sensibilidades.
Los comentarios en cuestión se dieron mientras los conductores del programa, Jeremy Clarkson, Richard Hammond y James May, reseñaban el auto deportivo mexicano Mastretta MXT. Primero hicieron algunas bromas sobre el origen y el nombre del auto, con Clarkson afirmando en primera instancia que se llamaba "Tortilla". Después, Hammond lanzó los comentarios que iniciarían la polémica. "¿Por qué querrías un auto mexicano? los autos reflejan las características nacionales...", dijo Hammond, quien a continuación remató con una serie de estereotipos: "Los autos mexicanos van a ser flojos, irresponsables, flatulentos y pasados de peso. Los encontrarás recargados en una cerca, durmiendo, y encarando un cactus mientras portan a manera de capa una sábana con un agujero en el centro".
Esto provocó algunas reacciones de manera inmediata. El embajador de México en el Reino Unido, Eduardo Medina Mora, envió una carta a la BBC exigiendo una disculpa pública, en tanto que los medios mexicanos condenaron en diferentes tonos los irresponsables comentarios de los conductores del popular programa. Instituciones como el Instituto Mexicano de la Radio incluso amenazaron con bloquear inmediatamente cualquier clase de contenido originado por la BBC -aunque después se retractaran de dicha amenaza- en tanto que la opinión pública se lanzó a las redes sociales a contraatacar y a iniciar campañas a favor de un boicot contra la emisora británica y sus producciones.
He de decir que todo esto me parece una tormenta en un vaso de agua. Efectivamente, los comentarios de estos conductores fueron irresponsables y de mal gusto, y seguramente quienes se sintieron ofendidos están en todo su derecho, pero creo que se trata de una muestra más de la incongruencia que suele gobernar nuestros actos, además de otro preocupante ejemplo de lo fácil que es desviar la atención de la población hacia temas triviales sin importancia en lugar de preocuparse por asuntos verdaderamente relevantes.
Mientras todo mundo se rasgaba las vestiduras por expresiones vertidas en un programa de entretenimiento que, por cierto, nunca se ha caracterizado por su clase o por el respeto manifiesto hacia los demás, nadie se percató de que nuestro país se había ganado una nota en la primera plana del New York Times bajo el encabezado "Masacres en México, pese a Afirmaciones de Progreso", el cual hacía un recuento de las ejecuciones y asesinatos ocurridos en las primeras semanas del año en diversas plazas del país como parte de la Guerra contra el narco en que la administración actual ha invertido tantos esfuerzos y recursos.
El día de ayer The Economist publicó un texto de su corresponsal en México, en el cual el autor expresa su convicción de que se trató de una maniobra calculada por la BBC. La BBC es una dependencia pública gubernamental, y es de sobra conocido que cuenta con un limitado presupuesto para sus operaciones, razón por la que rara vez invierten en publicidad. Aparentemente la emisora acostumbra buscar el modo de causar polémica en diferentes programas cuando éstos inician una nueva temporada o se encuentran necesitados de mejorar su rating, con la idea de obtener un poco de cobertura gratuita en publicaciones tanto dentro como fuera del territorio británico. Si bien es cierto que esto puede sonar a un intento por excusar el comportamiento de los conductores del programa, me parece que no es una idea que se deba descartar tan a la ligera. Después de todo se trata de una técnica que incluso era aplaudida por una de las más grandes figuras de la historia del entretenimiento nacional, María Félix, quien acostumbraba expresar, "que hablen, aunque sea bien".
Top Gear es un programa que se distingue de otras producciones dedicadas a los autos precisamente por la forma en que es conducido. Sus titulares han viajado por todo el mundo y en todas partes bromean con los estereotipos del lugar, e incluso lo han hecho dentro de su propio país, haciendo mofa de las costumbres de algunas regiones o de la horrible cocina que tienen en la mayor parte de su país. ¿Es de mal gusto? Creo que si. Pero nunca ha pretendido ser de otra manera. Personalmente confieso que lo veo ocasionalmente y lo encuentro bastante divertido, aunque nunca lo mencionaría como un ejemplo de lo que una emisión televisiva debiera ser.
A fin de cuentas creo que se trata de un problema de educación, y eso es algo a lo que no se le ve una solución cercana. En principio, porque no tenemos ingerencia alguna en el sistema educativo británico y mucho menos en su legislación para contenidos en medios. Segundo, porque en ese caso necesitaríamos empezar de manera doméstica, erradicando el uso de estereotipos que tan popular es en nuestro país. ¿O acaso no crecimos todos sabiendo que los argentinos y uruguayos son unos egocéntricos insoportables, los gallegos unos estúpidos sin límite, los estadunidenses una bola de güeros chancludos e ignorantes, además de un largo etcétera? No hace mucho Televisa tuvo una campaña en la que nos mostraba como todos los habitantes de África son caníbales chaparros y negros, y hasta donde sé nadie del comité organizador del Mundial de Sudáfrica emitió queja alguna.
Por otro lado, quisiera comentar algo sobre el auto que originó todo este asunto. El Mastretta MXT fue diseñado por los hermanos Carlos y Daniel Mastretta, y se trata de un auto deportivo de apariencia compacta. Fue presentado en octubre pasado en el Salón del Automóvil de París y se espera comience a venderse este año en México y en el Reino Unido. Tiene un peso de 930 kg y cuenta con un motor de cuatro cilindros de 2.0 litros turbocargado, capaz de generar 250 caballos de fuerza y 257 libras pie de torque. Alcanza una aceleración de 0 a 100 kilómetros por hora en sólo 4,9 segundos.
Fue desarrollado con apoyo del Programa Avance-Emprendedores, operado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), además de la aceleradora de empresas Techba-Michigan, de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia. Y esto es lo que me brinca un poco. El Conacyt opera con fondos del erario público, y se supone tiene por obligación incentivar el desarrollo científico y tecnológico en el país apoyando proyectos viables que puedan ayudar al desarrollo del país. ¿En serio necesitábamos desarrollar autos deportivos? ¿No había algún proyecto de autos de bajo consumo de combustible, o impulsados por tecnologías limpias que fuera más útil a las necesidades del país? Creo que es verdaderamente ofensivo que se invierta el dinero de nuestros impuestos en un proyecto tan vano como este, que solo sirve para acicalar el ego de sus creadores, quienes pueden decir orgullosos que "en México si se pueden contruir autos deportivos. Que vergüenza.
Los comentarios en cuestión se dieron mientras los conductores del programa, Jeremy Clarkson, Richard Hammond y James May, reseñaban el auto deportivo mexicano Mastretta MXT. Primero hicieron algunas bromas sobre el origen y el nombre del auto, con Clarkson afirmando en primera instancia que se llamaba "Tortilla". Después, Hammond lanzó los comentarios que iniciarían la polémica. "¿Por qué querrías un auto mexicano? los autos reflejan las características nacionales...", dijo Hammond, quien a continuación remató con una serie de estereotipos: "Los autos mexicanos van a ser flojos, irresponsables, flatulentos y pasados de peso. Los encontrarás recargados en una cerca, durmiendo, y encarando un cactus mientras portan a manera de capa una sábana con un agujero en el centro".
Esto provocó algunas reacciones de manera inmediata. El embajador de México en el Reino Unido, Eduardo Medina Mora, envió una carta a la BBC exigiendo una disculpa pública, en tanto que los medios mexicanos condenaron en diferentes tonos los irresponsables comentarios de los conductores del popular programa. Instituciones como el Instituto Mexicano de la Radio incluso amenazaron con bloquear inmediatamente cualquier clase de contenido originado por la BBC -aunque después se retractaran de dicha amenaza- en tanto que la opinión pública se lanzó a las redes sociales a contraatacar y a iniciar campañas a favor de un boicot contra la emisora británica y sus producciones.
He de decir que todo esto me parece una tormenta en un vaso de agua. Efectivamente, los comentarios de estos conductores fueron irresponsables y de mal gusto, y seguramente quienes se sintieron ofendidos están en todo su derecho, pero creo que se trata de una muestra más de la incongruencia que suele gobernar nuestros actos, además de otro preocupante ejemplo de lo fácil que es desviar la atención de la población hacia temas triviales sin importancia en lugar de preocuparse por asuntos verdaderamente relevantes.
Mientras todo mundo se rasgaba las vestiduras por expresiones vertidas en un programa de entretenimiento que, por cierto, nunca se ha caracterizado por su clase o por el respeto manifiesto hacia los demás, nadie se percató de que nuestro país se había ganado una nota en la primera plana del New York Times bajo el encabezado "Masacres en México, pese a Afirmaciones de Progreso", el cual hacía un recuento de las ejecuciones y asesinatos ocurridos en las primeras semanas del año en diversas plazas del país como parte de la Guerra contra el narco en que la administración actual ha invertido tantos esfuerzos y recursos.
El día de ayer The Economist publicó un texto de su corresponsal en México, en el cual el autor expresa su convicción de que se trató de una maniobra calculada por la BBC. La BBC es una dependencia pública gubernamental, y es de sobra conocido que cuenta con un limitado presupuesto para sus operaciones, razón por la que rara vez invierten en publicidad. Aparentemente la emisora acostumbra buscar el modo de causar polémica en diferentes programas cuando éstos inician una nueva temporada o se encuentran necesitados de mejorar su rating, con la idea de obtener un poco de cobertura gratuita en publicaciones tanto dentro como fuera del territorio británico. Si bien es cierto que esto puede sonar a un intento por excusar el comportamiento de los conductores del programa, me parece que no es una idea que se deba descartar tan a la ligera. Después de todo se trata de una técnica que incluso era aplaudida por una de las más grandes figuras de la historia del entretenimiento nacional, María Félix, quien acostumbraba expresar, "que hablen, aunque sea bien".
Top Gear es un programa que se distingue de otras producciones dedicadas a los autos precisamente por la forma en que es conducido. Sus titulares han viajado por todo el mundo y en todas partes bromean con los estereotipos del lugar, e incluso lo han hecho dentro de su propio país, haciendo mofa de las costumbres de algunas regiones o de la horrible cocina que tienen en la mayor parte de su país. ¿Es de mal gusto? Creo que si. Pero nunca ha pretendido ser de otra manera. Personalmente confieso que lo veo ocasionalmente y lo encuentro bastante divertido, aunque nunca lo mencionaría como un ejemplo de lo que una emisión televisiva debiera ser.
A fin de cuentas creo que se trata de un problema de educación, y eso es algo a lo que no se le ve una solución cercana. En principio, porque no tenemos ingerencia alguna en el sistema educativo británico y mucho menos en su legislación para contenidos en medios. Segundo, porque en ese caso necesitaríamos empezar de manera doméstica, erradicando el uso de estereotipos que tan popular es en nuestro país. ¿O acaso no crecimos todos sabiendo que los argentinos y uruguayos son unos egocéntricos insoportables, los gallegos unos estúpidos sin límite, los estadunidenses una bola de güeros chancludos e ignorantes, además de un largo etcétera? No hace mucho Televisa tuvo una campaña en la que nos mostraba como todos los habitantes de África son caníbales chaparros y negros, y hasta donde sé nadie del comité organizador del Mundial de Sudáfrica emitió queja alguna.
Por otro lado, quisiera comentar algo sobre el auto que originó todo este asunto. El Mastretta MXT fue diseñado por los hermanos Carlos y Daniel Mastretta, y se trata de un auto deportivo de apariencia compacta. Fue presentado en octubre pasado en el Salón del Automóvil de París y se espera comience a venderse este año en México y en el Reino Unido. Tiene un peso de 930 kg y cuenta con un motor de cuatro cilindros de 2.0 litros turbocargado, capaz de generar 250 caballos de fuerza y 257 libras pie de torque. Alcanza una aceleración de 0 a 100 kilómetros por hora en sólo 4,9 segundos.
Fue desarrollado con apoyo del Programa Avance-Emprendedores, operado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), además de la aceleradora de empresas Techba-Michigan, de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia. Y esto es lo que me brinca un poco. El Conacyt opera con fondos del erario público, y se supone tiene por obligación incentivar el desarrollo científico y tecnológico en el país apoyando proyectos viables que puedan ayudar al desarrollo del país. ¿En serio necesitábamos desarrollar autos deportivos? ¿No había algún proyecto de autos de bajo consumo de combustible, o impulsados por tecnologías limpias que fuera más útil a las necesidades del país? Creo que es verdaderamente ofensivo que se invierta el dinero de nuestros impuestos en un proyecto tan vano como este, que solo sirve para acicalar el ego de sus creadores, quienes pueden decir orgullosos que "en México si se pueden contruir autos deportivos. Que vergüenza.
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