
Zack Snyder tiene apenas un puñado de películas en su filmografía, pero le han bastado para hacerse una reputación como alguien que sabe trabajar con efectos visuales y aprovecharlos al máximo para dotar a sus películas de secuencias visualmente espectaculares. A mi juicio su mejor película hasta ahora es la primera que dirigió, un atinado y excitante remake de Dawn of the Dead (El Amanecer de los Muertos). Esa película fue seguida de dos adaptaciones de comic, 300 y Watchmen, cuyos logros visuales no pueden ser discutidos pero cuyo contenido narrativo si pongo en tela de juicio.
Luego hizo una cinta animada, Ga'Hoole: Legend of the Guardians (La Leyenda de los Guardianes) -que no he visto- y se anunció que será el responsable del relanzamiento de la franquicia de Superman para el próximo año. Sucker Punch es su quinto largometraje pero representa su debut como guionista, y después de ver los resultados, uno se pregunta si algún estudio le permitirá intentarlo nuevamente.

Para ella, el lugar al que la han llevado tras quedar huérfana es un burdel, administrado por Blue (Oscar Isaac) -quien en realidad es el camillero, y donde Madame Gorski (Carla Gugino) -quien en realidad es la psiquiatra responsable de la clínica-, las prepara para montar el espectáculo de variedad con que reciben a sus clientes.

Pero entonces descubrimos que Baby Doll tiene fantasías dentro de su fantasía -¡Hey! ¡A lo mejor es como Inception!-, donde se ve a si misma y a sus nuevas aliadas como guerreras intentando reunir los objetos que necesitan para llevar a cabo su plan. Lo que parecía anunciar una estructura de búsqueda y conquista se convierte en un cliché básico de videojuego: completa la misión, recoge el premio, avanza al siguiente nivel. El problema con estas fantasías de videojuego es que son típicas fantasías de adolescente masculino, y tomando en cuenta el aparente discurso sobre la fortaleza de uno, choca con la idea de que venga de la mente de una atormentada joven en busca de escapismo.
Los visuales de la película, al menos dentro de las fantasías dentro de una fantasía de Baby Doll, son espectaculares, pero son secuencias que se sienten completamente huecas y sin sentido, además de que a mi juicio pierden fuerza conforme pasamos a la siguiente, resultando las dos primeras las más logradas y espectaculares. La publicidad de la película habla de los peligros de perder el contacto con la realidad y permitir que se entremezcle con la fantasía, y por momentos parece ser que fue el propio Snyder quien perdió el piso y toda noción de lo que estaba haciendo, olvidándose de contar una historia y sumergiéndose en el mundo de empoderamiento adolescente que creo para su protagonista.


Vagamente recomendada y con muchísimas reservas.
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