Las declaraciones hechas por Alonso Lujambio, Secretario de Educación Pública en el sentido de que las telenovelas pueden ayudar a combatir el rezago educativo y convertirse en una herramienta de apoyo para la enseñanza causaron toda clase de reacciones y críticas tanto en medios como en las redes sociales. Y con justa razón.
Aún cuando coincido con un comentario vertido por mi buen amigo Francisco Espinosa sobre lo incorrecto que resulta condenar y señalar a un medio o genero completo, descalificándolo de manera automática y nada más porque si, creo que en este caso y producto de los ejemplos utilizados por el Secretario Lujambio resultan más que merecidas.
Las expresiones del titular de la SEP están totalmente fuera de lugar, pues si bien es cierto que las telenovelas pueden ser un medio tan válido como cualquier otro para ayudar a difundir material educativo y cultural, también es un hecho que hace mucho tiempo que el contenido de las telenovelas mexicanas, y en especial el de las producidas por Televisa o, más concretamente el de las producidas por Juan Osorio, a quien Lujambio mencionó, dista mucho de aspirar a esos objetivos.
Gracias a un enlace proporcionado por el buen BEF, me encontré con un ejemplo más de lo que fácil que resulta estereotipar las producciones realizadas por la televisora de Emilio Azcárraga en el rubro de las telenovelas. En su blog Tediosfera, Eduardo Huchín se pregunta ¿Qué tal si Televisa decidiese adaptar El Quijote a formato de telenovela? y nos ofrece una mordaz y divertida respuesta que pudiese no estar lejana de la realidad.
Les recomiendo le echen una leída, pues resulta bastante divertido y, quizá tristemente, suena como una versión bastante plausible de las consideraciones que existen durante el proceso de conceptualización y pre-producción de los radiodramas que dominan la producción televisiva nacional.
Ojalá las autoridades de este país se dejaran de payasadas ante los medios y se pusieran a trabajar, especialmente en lo concerniente a la educación, donde tenemos un enorme rezago, pues sería deseable que se crearan programas de difusión cultural y que se hiciera algo más por el fomento a la lectura que la vacua campaña publicitaria de Leer es Divertido, que honestamente me parece bienintencionada pero totalmente inutil e insuficiente.
Aún cuando coincido con un comentario vertido por mi buen amigo Francisco Espinosa sobre lo incorrecto que resulta condenar y señalar a un medio o genero completo, descalificándolo de manera automática y nada más porque si, creo que en este caso y producto de los ejemplos utilizados por el Secretario Lujambio resultan más que merecidas.
Las expresiones del titular de la SEP están totalmente fuera de lugar, pues si bien es cierto que las telenovelas pueden ser un medio tan válido como cualquier otro para ayudar a difundir material educativo y cultural, también es un hecho que hace mucho tiempo que el contenido de las telenovelas mexicanas, y en especial el de las producidas por Televisa o, más concretamente el de las producidas por Juan Osorio, a quien Lujambio mencionó, dista mucho de aspirar a esos objetivos.
Gracias a un enlace proporcionado por el buen BEF, me encontré con un ejemplo más de lo que fácil que resulta estereotipar las producciones realizadas por la televisora de Emilio Azcárraga en el rubro de las telenovelas. En su blog Tediosfera, Eduardo Huchín se pregunta ¿Qué tal si Televisa decidiese adaptar El Quijote a formato de telenovela? y nos ofrece una mordaz y divertida respuesta que pudiese no estar lejana de la realidad.
Les recomiendo le echen una leída, pues resulta bastante divertido y, quizá tristemente, suena como una versión bastante plausible de las consideraciones que existen durante el proceso de conceptualización y pre-producción de los radiodramas que dominan la producción televisiva nacional.
Ojalá las autoridades de este país se dejaran de payasadas ante los medios y se pusieran a trabajar, especialmente en lo concerniente a la educación, donde tenemos un enorme rezago, pues sería deseable que se crearan programas de difusión cultural y que se hiciera algo más por el fomento a la lectura que la vacua campaña publicitaria de Leer es Divertido, que honestamente me parece bienintencionada pero totalmente inutil e insuficiente.
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