Hace ya varios años que Hollywood parece sumido en una moda de revivir viejas franquicias a través de remakes y actualizaciones, habiendo incluso llevado algunas viejas franquicias de televisión a la pantalla grande con la idea, no tan equivocada, de que el reconocimiento de nombre de algunas de esas propiedades es un buen punto de partida a la hora de buscar una buena respuesta en la taquilla.
Y si digo que la idea no es errónea es porque queda claro que la nostalgia crea, en el peor de los casos, curiosidad. Además que existe la natural desconfianza humana hacia lo que no conoce, que en taquilla se traduce en dar preferencia a un título que conoce que a uno que es completamente nuevo. No es casualidad que las películas de mayor éxito en su semana de estreno sean secuelas o formen parte de una franquicia. La familiaridad causa, en el peor de los casos, morbo o curiosidad.
Dicho lo anterior, me parece que 21 Jump Street (Comando Especial), hace un buen trabajo evitando caer en las trampas más comunes que rodean estos intentos de revivir marcas. Lo primero, y más importante, no se toma en serio. La serie de TV era una curiosidad cuyo éxito tuvo más que ver con la frescura que representaba en su momento que con una buena idea o premisa, así que hubiese sido un error tratar de ceñirse al molde, y la idea de convertir la historia en una comedia resulta acertada.
Schmidt (Jonah Hill) y Jenko (Channing Tatum) son un par de policías recién egresados de la Academia, quienes buscan dejar atrás las frustraciones y traumas de su adolescencia y convertirse en un par de exitosos agentes de la ley. O al menos lo que ellos creen que debiera ser tal. Desafortunadamente, al menos para ellos, la vida de un oficial de policía no tiene nada que ver con todo lo que han aprendido viendo series de tv y películas.
Tras un imperdonable error cometido durante su primer intento de arrestar a un criminal, su oficial superior les informa que en vez de suspenderlos, los va a transferir a un tonto programa que busca actualizar una vieja idea, y los envía a la sede del mismo, ubicada en el #21 de Jump Street. La sede del Comando Especial.
La idea del programa es utilizar a policías de apariencia juvenil para que infiltren redes criminales en escuelas preparatorias, así que ambos van de vuelta a la escuela, solo para descubrir que la segunda vez puede ser aún más complicada que la primera. ¿Podrán salir bien librados de las semanas finales del semestre y de la noche de graduación? ¿Conseguirán desmantelar la red de distribución de droga en la escuela, antes de que su oficial superior (Ice Cube) se deshaga de ellos?
El guión de la película deja en claro que los realizadores de la misma entendieron perfectamente que la premisa de la serie era demasiado frágil para sostenerse, así que toman la idea y la convierten en parte de un chiste. Es evidente que existe un amor hacia el material de origen, a la cultura televisiva norteamericana, y la forma en que nuestros vecinos del norte disfrutan de su cultura popular, pero también es obvio que ello no evita que se burlen de todo ello.
El humor es simple y raya en lo grotesco, pero nunca cae a los niveles de vulgaridad que Judd Appatow y compañía pusieran de moda hace unos años, aún si aquí aparecen dos de los miembros regulares de su grupo de colaboradores (Hill y Dave Franco). Las actuaciones no necesitan mayor esfuerzo, y la dirección me parece bastante mesurada, sobre todo considerando que los co-directores vienen de un pasado en la animación (Cloudy with a Chance of Meatballs).
A fin de cuentas, 21 Jump Street es una entretenida comedia de acción, con suficientes guiños y cameos como para satisfacer a los fans de la serie original, pero lo suficientemente independiente como para permitir que pueda ser disfrutada incluso por quienes ni siquiera sepan de la existencia de la misma. No pretende ser más de lo que es, y asume su realidad con bastante más dignidad de la que yo esperaba.
Recomendada si asisten a verla con bajas expectativas y de humor adecuado (Léase: simplón).
Y si digo que la idea no es errónea es porque queda claro que la nostalgia crea, en el peor de los casos, curiosidad. Además que existe la natural desconfianza humana hacia lo que no conoce, que en taquilla se traduce en dar preferencia a un título que conoce que a uno que es completamente nuevo. No es casualidad que las películas de mayor éxito en su semana de estreno sean secuelas o formen parte de una franquicia. La familiaridad causa, en el peor de los casos, morbo o curiosidad.
Dicho lo anterior, me parece que 21 Jump Street (Comando Especial), hace un buen trabajo evitando caer en las trampas más comunes que rodean estos intentos de revivir marcas. Lo primero, y más importante, no se toma en serio. La serie de TV era una curiosidad cuyo éxito tuvo más que ver con la frescura que representaba en su momento que con una buena idea o premisa, así que hubiese sido un error tratar de ceñirse al molde, y la idea de convertir la historia en una comedia resulta acertada.
Schmidt (Jonah Hill) y Jenko (Channing Tatum) son un par de policías recién egresados de la Academia, quienes buscan dejar atrás las frustraciones y traumas de su adolescencia y convertirse en un par de exitosos agentes de la ley. O al menos lo que ellos creen que debiera ser tal. Desafortunadamente, al menos para ellos, la vida de un oficial de policía no tiene nada que ver con todo lo que han aprendido viendo series de tv y películas.
Tras un imperdonable error cometido durante su primer intento de arrestar a un criminal, su oficial superior les informa que en vez de suspenderlos, los va a transferir a un tonto programa que busca actualizar una vieja idea, y los envía a la sede del mismo, ubicada en el #21 de Jump Street. La sede del Comando Especial.
La idea del programa es utilizar a policías de apariencia juvenil para que infiltren redes criminales en escuelas preparatorias, así que ambos van de vuelta a la escuela, solo para descubrir que la segunda vez puede ser aún más complicada que la primera. ¿Podrán salir bien librados de las semanas finales del semestre y de la noche de graduación? ¿Conseguirán desmantelar la red de distribución de droga en la escuela, antes de que su oficial superior (Ice Cube) se deshaga de ellos?
El guión de la película deja en claro que los realizadores de la misma entendieron perfectamente que la premisa de la serie era demasiado frágil para sostenerse, así que toman la idea y la convierten en parte de un chiste. Es evidente que existe un amor hacia el material de origen, a la cultura televisiva norteamericana, y la forma en que nuestros vecinos del norte disfrutan de su cultura popular, pero también es obvio que ello no evita que se burlen de todo ello.
El humor es simple y raya en lo grotesco, pero nunca cae a los niveles de vulgaridad que Judd Appatow y compañía pusieran de moda hace unos años, aún si aquí aparecen dos de los miembros regulares de su grupo de colaboradores (Hill y Dave Franco). Las actuaciones no necesitan mayor esfuerzo, y la dirección me parece bastante mesurada, sobre todo considerando que los co-directores vienen de un pasado en la animación (Cloudy with a Chance of Meatballs).
A fin de cuentas, 21 Jump Street es una entretenida comedia de acción, con suficientes guiños y cameos como para satisfacer a los fans de la serie original, pero lo suficientemente independiente como para permitir que pueda ser disfrutada incluso por quienes ni siquiera sepan de la existencia de la misma. No pretende ser más de lo que es, y asume su realidad con bastante más dignidad de la que yo esperaba.
Recomendada si asisten a verla con bajas expectativas y de humor adecuado (Léase: simplón).
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