
Every Dead Thing es la primera novela de Connolly, autor irlandés que parece haber sorprendido al mundo entero al abordar un género tan tradicionalmente norteamericano como es la ficción criminal, y no solo eso, si no que lo hizo parecer fácil, acumulando premios y reconocimientos con este primer esfuerzo, incluyendo el Bram Stoker a la Mejor Primera Novela, y el Shamus a la Mejor Primera Novela de Detectives.
Con esos antecedentes no me quedaba otra opción más que conseguir el libro y descubrir si tantos elogios eran merecidos o no. Y ahora tengo un nuevo autor de quien buscar más libros para sumar a mi pila de pendientes.
Charlie Parker era un detective de homicidios en el Departamento de Policía de Nueva York. Casado y con una hija, su vida no era lo que él esperaba, y las presiones del trabajo y el matrimonio empezaban a amenazar su felicidad familiar. Su incipiente alcoholismo lo distanciaba poco a poco de su mujer, hasta el día en que salió de casa tras una discusión, y al volver tras pasar varias horas bebiendo en su taberna favorita, encontró su vida hecha pedazos.
Los cuerpos de su mujer y su hija estaban en la cocina, parcialmente mutilados y colocados de una manera que hacía sospechar que el asesino fue interrumpido en medio de algún ritual más elaborado. Pronto se descarta a Charlie como sospechoso, pero las cicatrices son demasiadas y pronto abandona de manera voluntaria el Departamento de Policía.
Algunos meses más tarde regresa a la ciudad tras una prolongada ausencia, y accede a hacer algunos trabajos como investigador privado. Antes de que pueda darse cuenta de lo ocurrido, ya presenció una ejecución en la calle a plena luz del día, participó en un tiroteo, y aceptó investigar una desaparición que pudiese estar ligada a una prominente familia criminal.
Una llamada telefónica lo cambia todo. Su interlocutor afirma ser el asesino de su familia y da detalles que nunca se hicieron públicos. Intentando que el caso no se convierta en una obsesión, Charlie procede con la búsqueda para la que fue contratado, lo que lo leva a un pequeño poblado en Virginia, donde descubre un lazo entre la chica que busca y un asesino serial que azotó la región varios años atrás.

Resulta curioso que Connolly, un periodista irlandés que trabajaba en su natal Dublín, haya decidido iniciar su carrera literaria con un género tradicionalmente identificado con la cultura estadounidense, y más aún, que lo hiciera con una primera novela tan sólida como lo es Every Dead Thing.
El estilo narrativo de Connolly tiene una marcada influencia de los autores clásicos de la novela negra de mediados del siglo XX, como Chandler o Hammett, pero aderezada con detalladas descripciones de sangrientos homicidios -muérete de envidia, Thomas Harris-, episodios psicóticos y secuencias oníricas que le dan un toque bastante peculiar.
No es la clase de libro que pueda gustarle a todo mundo, pero si les gusta la ficción de crimen o el género policíaco, me parece que puede representar una opción más que interesante. Además, como mencioné anteriormente, se trata de una novela debut, lo que me hace sentir curiosidad sobre como ha evolucionado el trabajo de Connolly desde su publicación, por lo que seguramente intentaré buscar el resto de su obra para echarle un vistazo.
Lectura ampliamente recomendada, sobre todo para los aficionados al género de crimen.
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