Hace un par de semanas que he sido parte de una conversación con tintes de discusión que se ha dado entre contactos y amigos en redes sociales, con el tema de la ciencia ficción en el cómic nacional y su posible atractivo para los lectores mexicanos.
Todo empezó cuando, en el programa Los Forasteros de la semana pasada, Luis Gantús dijo que, históricamente, en México la ciencia ficción no vende, al menos en lo que se refiere a la narrativa gráfica. Cuando se le cuestionó sobre que basaba esa opinión, dijo que en su experiencia como observador, y que tenía números comprobantes y datos duros, pero una vez que le fueron solicitados dijo que en los próximos días haría la investigación. Hasta el momento seguimos sin conocer dichos números.
El tema parecía haberse apagado y quedado en el olvido, hasta que en el programa de esta semana volvieron a hacer comentarios sueltos sobre el tema, incluyendo la afirmación de que, por ejemplo, la película Mad Max no es ciencia ficción, sino cyberpunk, y a quien le importa que éste último sea justamente uno de los subgéneros más populares de aquella.
La cosa es que la discusión se desvió, y debo admitir parte de culpa, hacia un tema secundario y mayormente irrelevante. Más allá de preferencias personales o agendas de grupo, creo que la cuestión de los géneros narrativos en el cómic mexicano es estéril mientras no haya una escena saludables y prolífica. Podríamos decir que el cómic de horror, o de humor, o policíaco o de drama o fantasía no venden, y sería discutible si esto es cierto o no.
De una u otra manera lo importante es que finalmente se empieza a notar un esfuerzo por lograr continuidad en la producción de cómic en nuestro país. Atrás quedó la era de los eternos número 1 que jamás veían la continuación de su historia. Y lo que me llevó a meterme a la discusión fue el hecho de que se señalase a la ciencia ficción de forma particular, cuando muchos de los proyectos de mayor calidad surgidos en los últimos años pueden ubicarse precisamente dentro de ese género.
RG Llarena y Abraham "Cuervo Oscuro" Martínez tienen muchos años escribiendo ciencia ficción, y son colaboradores recurrentes en la prestigiada revista Heavy Metal. Su sello, Ruptura Cómics, es hogar de títulos como Horizonte Cero o Guerreros del Ocaso, actualmente con 10 y 3 números publicados, respectivamente. Homero Ríos, también con experiencia pasada por la HM, publicó 4 entregas de su antología Dharma, y actualmente prepara una nueva serie. Héctor Germán Santarriaga fue responsable de H3rmanos, una de las mejores publicaciones nacionales aparecidas en 2014.
Rulo Treviño lleva publicados a través de Fixión Narradores dos de los tres tomos de Nómadas del Yermo, su cómic/manga de ciencia ficción post-apocalíptica que nació hace unos años en la red. Maritza Campos y Bachan tienen PowerNap, webcomic que ya cuenta con un tomo impreso. Jorge Grajales y Bef acaban de lanzar el comic Sensus, apoyados por una campaña del Nacional Monte de Piedad y con gran éxito de ventas. La antología Artefacto, coordinada por Ricardo Osnaya, también ha dedicado páginas al género, y ni hablar de los cómics de licencia, donde podemos encontrar varios títulos que exploran diversas corrientes del género.
Me parece que sería mucho más productivo encauzar nuestros esfuerzos en seguir creando cómics, o en apoyar y promover aquellos que se producen. Es ocioso hablar de la posible aceptación que tal o cual género pudiera tener en el mercado cuando éste apenas existe, pero la única forma de nutrirnos y hacerlo crecer es produciendo. Eventualmente será la calidad de cada publicación -sin dejar de lado el tema de la promoción, distribución y labor de venta, claro- lo que determine qué proyecto goza de buena aceptación y cual no.
A fin de cuentas, los géneros narrativos no son más que etiquetas creadas con el fin de promocionar o vender un producto, y no debiera dárseles tanta importancia. Personalmente lo que me molesta es que se usen como excusa para hacer cualquier clase de descalificaciones sin argumento alguno, cuando un simple "a mí no me gusta" sería más que suficiente. Para cerrar esta perorata, les dejo un divertido video que armó mi buen amigo Guillermo Guerrero, el cual refleja la situación actual del medio de una forma bastante divertida, y me disculpo si algunas referencias son demasiado oscuras para aquellos ajenos al medio comiquero nacional.
El tema parecía haberse apagado y quedado en el olvido, hasta que en el programa de esta semana volvieron a hacer comentarios sueltos sobre el tema, incluyendo la afirmación de que, por ejemplo, la película Mad Max no es ciencia ficción, sino cyberpunk, y a quien le importa que éste último sea justamente uno de los subgéneros más populares de aquella.
La cosa es que la discusión se desvió, y debo admitir parte de culpa, hacia un tema secundario y mayormente irrelevante. Más allá de preferencias personales o agendas de grupo, creo que la cuestión de los géneros narrativos en el cómic mexicano es estéril mientras no haya una escena saludables y prolífica. Podríamos decir que el cómic de horror, o de humor, o policíaco o de drama o fantasía no venden, y sería discutible si esto es cierto o no.
De una u otra manera lo importante es que finalmente se empieza a notar un esfuerzo por lograr continuidad en la producción de cómic en nuestro país. Atrás quedó la era de los eternos número 1 que jamás veían la continuación de su historia. Y lo que me llevó a meterme a la discusión fue el hecho de que se señalase a la ciencia ficción de forma particular, cuando muchos de los proyectos de mayor calidad surgidos en los últimos años pueden ubicarse precisamente dentro de ese género.
RG Llarena y Abraham "Cuervo Oscuro" Martínez tienen muchos años escribiendo ciencia ficción, y son colaboradores recurrentes en la prestigiada revista Heavy Metal. Su sello, Ruptura Cómics, es hogar de títulos como Horizonte Cero o Guerreros del Ocaso, actualmente con 10 y 3 números publicados, respectivamente. Homero Ríos, también con experiencia pasada por la HM, publicó 4 entregas de su antología Dharma, y actualmente prepara una nueva serie. Héctor Germán Santarriaga fue responsable de H3rmanos, una de las mejores publicaciones nacionales aparecidas en 2014.
Rulo Treviño lleva publicados a través de Fixión Narradores dos de los tres tomos de Nómadas del Yermo, su cómic/manga de ciencia ficción post-apocalíptica que nació hace unos años en la red. Maritza Campos y Bachan tienen PowerNap, webcomic que ya cuenta con un tomo impreso. Jorge Grajales y Bef acaban de lanzar el comic Sensus, apoyados por una campaña del Nacional Monte de Piedad y con gran éxito de ventas. La antología Artefacto, coordinada por Ricardo Osnaya, también ha dedicado páginas al género, y ni hablar de los cómics de licencia, donde podemos encontrar varios títulos que exploran diversas corrientes del género.
Me parece que sería mucho más productivo encauzar nuestros esfuerzos en seguir creando cómics, o en apoyar y promover aquellos que se producen. Es ocioso hablar de la posible aceptación que tal o cual género pudiera tener en el mercado cuando éste apenas existe, pero la única forma de nutrirnos y hacerlo crecer es produciendo. Eventualmente será la calidad de cada publicación -sin dejar de lado el tema de la promoción, distribución y labor de venta, claro- lo que determine qué proyecto goza de buena aceptación y cual no.
A fin de cuentas, los géneros narrativos no son más que etiquetas creadas con el fin de promocionar o vender un producto, y no debiera dárseles tanta importancia. Personalmente lo que me molesta es que se usen como excusa para hacer cualquier clase de descalificaciones sin argumento alguno, cuando un simple "a mí no me gusta" sería más que suficiente. Para cerrar esta perorata, les dejo un divertido video que armó mi buen amigo Guillermo Guerrero, el cual refleja la situación actual del medio de una forma bastante divertida, y me disculpo si algunas referencias son demasiado oscuras para aquellos ajenos al medio comiquero nacional.
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