Guillermo Del Toro es uno de mis directores favoritos desde que vi La Invención de Cronos (o Cronos, a secas, según a quien le pregunten). La mezcla de horror, ciencia ficción, drama y comedia negra de esa película me encantó y me llevó a esperar posteriores trabajos de Del Toro con una mezcla de expectación y curiosidad. Vinieron Mimic, Blade II, El Espinazo del Diablo y Hellboy, cada una de ellas mejor que la anterior. Hellboy es una película de la que he escrito con anterioridad y no hay mucho que agregar a lo que afirmé entonces, salvo porque marca el inicio de lo que puede ser una productiva relación creativa entre Guillermo Del Toro y Mike Mignola.
Y luego vino la espera y los rumores. Del Toro hablaba de su intención de adaptar At the Mountains of Madness (En las Montañas de la Locura) de HP Lovecraft y de los peros y trabas en su camino. Finalmente se anunció el Laberinto del Fauno y empezaron a filmar. Conforme la producción avanzaba empezaban a aparecer entrevistas y previos y la expectación crecía. Finalmente la película estuvo terminada y la fecha de estreno se antojaba lejana. Vino la presentación en el Festival de Cannes, donde se dice había resistencia de algunos críticos y organizadores a permitir que una película de fantasía fuese parte de la selección oficial. Pero al terminar la exhibición hubo una ovación de veinte minutos. Y la expectación porque se estrenara comercialmente seguía creciendo.
Finalmente se estrenó en México hace un par de semanas y pudimos ir a verla. ¿El veredicto? Sin duda es la mejor película de Guillermo del Toro y una de las mejores del año. Una producción cuidada hasta el último detalle, actuaciones sobresalientes de todo el elenco y un impecable trabajo de maquillaje y efectos visuales convierten a El Laberinto del Fauno en una película inolvidable. El guión, obra del propio Del Toro, es un ejemplo de balance narrativo.
La trama se sitúa al norte de España en 1944, al final de la Guerra Civil española. Ofelia es una niña de 12 años cuyo padre desapareció durante la guerra. Su madre se casó posteriormente con el Capitán Vidal, un estricto y despiadado militar franquista, y es por él que se mudan al campo, pues Vidal está a cargo de sofocar uno de los últimos focos de resistencia guerrillera. Ofelia gusta de leer historias de hadas, lo que le proporciona una necesaria dosis de escapismo en medio de la dura realidad en que vive. Antes de llegar al molino donde el Capitán Vidal ha sentado residencia, Ofelia encuentra un extraño insecto al que identifica como un hada.
A partir de ahí las apariciones de elementos fantásticos se harán cada vez más comunes para Ofelia, quien al internarse en un antiguo laberinto de piedra se encuentra con un fauno, quien le informa que ella es la actual encarnación de la princesa perdida de un reino mágico, lo cual debe ser el sueño de toda niña. El fauno le informa que antes de poder regresar a su reino tendrá que superar tres pruebas a fin de comprobar que su esencia sigue intacta. Y en el manejo de dichas pruebas es que radica uno de los mayores méritos de la película, pues aún cuando solo Ofelia tiene contacto con el fauno, las hadas y las criaturas involucradas en sus pruebas, su participación en éstas tiene repercusiones en la vida de Ofelia en el molino.
Del Toro entreteje habilmente su película desde varios frentes argumentales. Vidal y su forma de enfrentar a los rebeldes mientras lucha con los demonios de su propio pasado, la servidumbre del molino dividida entre su miedo a los militares y su simpatía por los rebeldes, el complicado embarazo de la madre de Ofelia y los esfuerzos que hace por integrar a Ofelia y a Vidal como una verdadera familia, y Ofelia tratando de superar las pruebas que le han impuesto mientras trata de complacer y ayudar a su madre.
Uno de los aspectos más comentados sobre la película es la clasificación recibida, pues en casi todo el mundo enfrentará el sello de ser una película solo para mayores de dieciocho años o para adolescentes acompañados de un adulto, y merecidamente. Del Toro no tiene reparos en usar la violencia de un modo explícito, pues pretende retratar una cruda realidad y no intenta disfrazarla o endulzarla sacando de cuadro a la violencia. Vidal es un hombre temible y a la audiencia no le queda ninguna duda al respecto.
Y el final... bueno, no lo puedo contar, claro, pero debo decir que se trata de un triunfo narrativo de Del Toro. Si les gustan las historias de fantasía, sin duda es un final que cumple con las expectativas del género. Si prefieren los dramas o las historias "realistas", el final tampoco los defraudará, pues se trata de un desenlace emocional y apropiado dentro del entorno en que se desarrolla la historia. En conclusión, El Laberinto del Fauno es una de las mejores películas estrenadas este año sin importar el género en que se le quiera encasillar. Es uno de los mejores dramas que he visto en algún tiempo, y también es una de las mejores películas de fantasía jamás realizadas, cumpliendo además con aquella vieja tradición (¿leyenda urbana?) de referenciar historias clásicas de fantasía, como Peter Pan o El Mago de Oz.
Y para aquellos interesados en los proyectos futuros de Del Toro, hay varias opciones en el aire. Hellboy 2 está firme y en pre-producción, y como pendientes tiene At the Mountains of Madness, que bien podría ser producida por Don Murphy (Natural Born Killers, Apt Pupil, From Hell) para Dreamworks después de que Del Toro termine Hellboy 2; una adaptación de Las Brujas, de Roald Dahl, la cual produciría Alfonso Cuarón a través de su compañía Esperanto Filmoj como parte de su trato de 3 años con Warner Brothers; y una animación 3D basada en el comic The Coffin, de Phil Hester y Mike Huddlestone, que sería realizada en colaboración con James Cameron. Así que parece que tendremos películas de Guillermo Del Toro para rato.
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