Los Hermanos Coen son uno de los equipos de realizadores más respetados dentro de la industria cinematográfica occidental, y aún a pesar de tener más de 20 años en el nogocio y haber ganado toda clase de premios y reconocimientos y de haber trabajado con los grandes estudios y con varias estrellas se las han arreglado para que sus películas sigan teniendo un cierto aire de independientes. Tal es el caso de Burn After Reading (Quémese Despues de Leer). La película es protagonizada por George Clooney, Frances McDormand, Brad Pitt, Tilda Swinton y John Malkovich y se trata de una oscura comedia más cercana a algunos de sus esfuerzos anteriores de los hermanos, como Raising Arizona o Fargo que a No Country for Old Men, su aclamada y premiada cinta del año pasado.
Cuando Osbourne "Oz" Cox (Malkovich), un analista de la CIA, es informado de que será trasladado a una oficina de menor importancia donde su trabajo será con material menos sensible al que está acostumbrado su vida da un giro drástico. Molesto por la decisión de sus superiores decide renunciar, lo que le acarrea severos problemas en casa, pues su esposa Katie (Swinton) no está de acuerdo con que él haya tomado esa determinación sin consultarla, además de molestarse porque al renunciar por voluntad propia renuncia también a su pensión o a cualquier otro beneficio económico. Ella decide investigar el estado de sus finanzas antes de decidir si va a permanecer con él o se divorcia.
Un disco con información financiera de Cox es extraviado y va a parar en manos de Chad Feldheimer (Pitt) y Linda Litzke (McDormand), un par de empleados de un gimnasio local quienes confunden la información del disco con material sensible propiedad de la CIA y esperan hacerse acreedores a una recompensa al devolver el disco a Cox. Dado que Ox desconoce la existencia del disco toma a Chad y Linda como un par de bromistas y se rehusa a hablar con ellos, lo que los ofende al grado de decidir chantajearlo, fallando lo cual optan por entregar el disco al gobierno ruso con la esperanza entregar el disco al gobierno ruso con la esperanza de que este se muestre más agradecido que Cox. Linda está pasando por una crisis existencial y está dispuesta a todo para conseguir el dinero necesario para pagarse una serie de cirugías cosméticas, las cuales está convencida serán de gran ayuda para recuperar su autoestima, hallar una pareja estable y resolver de una buena vez su vida sentimental, en tanto que Chad no tiene nada mejor que hacer que ayudar a su amiga y compañera de trabajo a realizar sus sueños.
La trama se complica cuando Katie le informa de su decisión de divorciarse a Harry Pfarrer (Clooney), su amante, quien es un paranoico US Marshall casado con una escritora de libros infantiles que también le es infiel. Ante la posibilidad de tener que mantener su promesa de divorciarse él también, Harry busca una nueva amante utilizando un sitio de citas y conoce a Linda, con quien se entiende a la perfección, al menos hasta que el nombre y la dirección de Oz aparecen en la conversación y Harry entra en pánico. Una serie de confusiones y malentendidos resultan en toda clase de altercados y enfrentamientos violentos, resultando en una enredada tragedia para la gran mayoría de los involucrados.
Existe una característica compartida por todos los personajes de la película: todos ellos, sin excepción pero cada quien a su manera, son idiotas funcionales. Todo mundo conoce gente así. En el trabajo, en la escuela, en el supermercado. Convivimos y trabajamos todos los días con gente así. Los personajes están tan bien trabajados que uno no puede evitar considerarlos como personas reales sin importar lo improbable y/o ridículo de la situación en que se encuentran. A pesar de pasar por una cinta de bajo perfil, Burn After Reading utiliza el humor para lidiar con temas tan complejos y variados como la estupidez humana, la crisis de la edad madura y la soledad, las relaciones de pareja y la paranoia en la sociedad contemporánea.
Ciertamente se puede considerar que Burn After Reading es una película menor tratándose de los Coen, pero eso la coloca por encima del 80 o 90% de la producción hollywoodense estrenada este año sin mayores problemas. Si les gustan las películas de los Coen, es imperdible. Si no, tal vez sea una oportunidad de acercarse a su trabajo de una manera liviana. Muy recomendada.
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