Se acabó febrero. Casi sin darnos cuenta llevamos ya dos meses de este año, y creo que ha sido un buen comienzo. En cuanto a este blog, tiene ahora un promedio de 17 textos al mes, así que en solo dos meses ya rebasé mi producción del año pasado, cuando actualicé únicamente en 25 ocasiones. El contraste entre 2006 y 2007 podría ser enorme si mantengo el ritmo actual, pues tendría más de 200 textos al finalizar el año.
Después de la experiencia del año pasado, cuando prácticamente uno de cada tres textos era para prometer que las actualizaciones serían más regulares, decidí no hacer promesas a largo plazo. Por lo pronto sé que marzo debiera mantenerse más o menos al mismo ritmo que los dos meses anteriores, ya que aún tengo algunos posts atrasados y además tengo algunas ideas para posts con temas recurrentes.
Y para que no digan que este es solo otro de esos textos de relleno en los que no digo absolutamente nada pero ocupo espacio, les comentó sobre un libro que está empezando a frustrarme. Se llama Slow Chocolate Autopsy, y es del británico Ian Sinclair. Tiene una portada y varias ilustraciones interiores de Dave McKean, que fueron las que me llevaron a encargar el libro en primer lugar.
De Sinclair no sé nada, aunque entiendo que es un autor bastante respetado entre sus pares. La única referencia que recuerdo en este momento viene de Warren Ellis, muy probablemente de uno de sus ensayos recopilados en From the Desk of..., en donde Ellis menciona a Sinclair y comenta que en alguna ocasión escuchó a la esposa de Michael Moorcock afirmar que Sinclair era "la más elegante de las plumas británicas", y que él no tenía razón o argumento alguno para intentar contradecirla.
De Sinclair no sé nada, aunque entiendo que es un autor bastante respetado entre sus pares. La única referencia que recuerdo en este momento viene de Warren Ellis, muy probablemente de uno de sus ensayos recopilados en From the Desk of..., en donde Ellis menciona a Sinclair y comenta que en alguna ocasión escuchó a la esposa de Michael Moorcock afirmar que Sinclair era "la más elegante de las plumas británicas", y que él no tenía razón o argumento alguno para intentar contradecirla.
El caso es que el libro en cuestión debo haberlo adquirido en algún momento de 1999, y desde entonces he intentado leerlo en tres ocasiones y en ninguna de ellas he conseguido ir más allá de las primeras 15 o 20 páginas. Tampoco puedo negar la elegancia del estilo de Sinclair. Debe ser elegante como un pilar de oro sólido con incrustaciones de piedras preciosas empotrado en un piso de mármol, y aparentemente es igual de pesado. Supongo que eventualmente me encontraré del humor adecuado y podré leerlo, pues ni siquiera es un libro muy grande (debe tener unas 250 páginas, incluyendo las ilustraciones).
Por lo pronto se convierte en el tercer libro en toda mi vida que empiezo y no terminó, y en el segundo de ellos que quedará como tarea pendiente. El otro inconcluso que algún día deseo terminar es la versión completa de El Conde de Montecristo, que debe tener unas 1800 páginas y el cual empecé hace muchos años, cuando estaba en la secundaria. Debo haber leído unas 120 páginas antes de decidir que me llevaría algún tiempo terminarlo.
Por lo pronto se convierte en el tercer libro en toda mi vida que empiezo y no terminó, y en el segundo de ellos que quedará como tarea pendiente. El otro inconcluso que algún día deseo terminar es la versión completa de El Conde de Montecristo, que debe tener unas 1800 páginas y el cual empecé hace muchos años, cuando estaba en la secundaria. Debo haber leído unas 120 páginas antes de decidir que me llevaría algún tiempo terminarlo.
Durante este mes intentaré ponerme al corriente con los libros que si he terminado desde Treasure hasta el que estoy leyendo ahora, Less than Zero (Menos que Cero), de Brett Easton Ellis, autor de American Psycho.
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