octubre 08, 2008

Babylon AD

Mathieu Kassovitz se convirtió en la sensación de la industria fílmica francesa hace más de diez años con su película La Haine (El Odio), a grado tal que algunos críticos lo señalaban como "el nuevo Goddard". Unos años más tarde el thriller Les Riviers Pourprés (Los Ríos de Color Púrpura) serviría para demostrar al mundo que su éxito con la crítica podía convertirse también en éxito en la taquilla, lo que obviamente atrajo la atención de Hollywood, donde haría su debut con Gothika (Espíritus Ocultos), de lejos su peor trabajo.

Babylon AD es su segundo trabajo para un estudio hollywoodense y se ha tratado de un conflictivo proyecto casi desde su incepción. Kassovitz empezó a trabajar en la adaptación de la novela Babylon Babies, de Maurice G. Dantec inmediatamente después de completar Gothika. La película es una co-producción entre 20th Century Fox y CineCanal, quienes se dividieron la forma en que sería distribuida la película. La versión original que filmó Kassovitz tiene una duración de más de dos horas y media, razón por la que se pidió hacer un corte más aceptable para su estreno comercial. Kassovitz entregó una versión de 110 minutos que CineCanal aprobó de buena gana y estrenó en Europa hace varios meses, no así Fox. Para su estreno en América y la Gran Bretaña, Fox reeditó la película, retrasando su estreno casi seis meses y presentando una versión de 93 minutos que ha sido criticada públicamente por el propio Kassovitz, quien afirma que redujeron su película a una confusa maraña de violencia y efectos especiales. Todo lo anterior lo menciono a manera de anticipo, pues no pienso unirme al clamor general izado que insiste en que Babylon AD es tal vez la peor película del año.

Es cierto que tiene muchos problemas -los cuales no creo sean completamente a causa de la edición, ni tampoco que todos puedan ser achacables a la Fox-, pero creo que también tiene algunos puntos favorables que parecen estar siendo ignorados por todo mundo. El protagonista de la historia es Toorop (Vin Diesel), un mercenario que vive en una Rusia post-apocalíptica en la que todo mundo carga armas y la violencia es un modo de vida. Luego de una incursión armada en su casa, Toorop es "convencido" de aceptar un trabajo en apariencia simple: transportar a una joven y su criada a Nueva York. De ahí la trama se mueve a buen ritmo y sin demasiados cambios.

Toorop recoge a su "carga" y empieza el viaje a través de Siberia para atravesar el estrecho de Behring a bordo de un submarino que opera de manera clandestina. Una vez que regresan a la superficie cruzan parte de Canadá para llegar a la frontera con los Estados Unidos. Durante el trayecto Toorop va descubriendo que hay algo raro con Aurora (Mélanie Thierry), la chica a quien escolta, y hace lo posible por sacarle información a su nana/criada (Michelle Yeoh) que no se trata de una joven común y corriente. La nana de la joven le ayuda a formarse una idea más completa del lío en el que se metió y el empieza a temer que la resolución del trabajo será distinta a la planeada una vez que las partes interesadas se reunan en Nueva York para realizar la entrega. Y ahí es donde el delgado hilo argumental que sostenía a la historia se revienta y todo se complica.

Durante toda la película uno tiene la sensación de que algo falta, de que la historia se nos está contando solo parcialmente, y esto se confirma hacia el final, pues es evidente que hay sub-plots que no fueron introducidos en su momento y algunas revelaciones parecen salidas de la nada. Los últimos quince o veinte minutos de la película se sienten apresurados y las secuencias de acción, aún cuando bien diseñadas y filmadas, se sienten forzadas, como si hubiesen sido agregadas de último momento o como si se hubiesen olvidado de colocarlas en su sitio y las hubieran amontonado una detrás de otra hasta el final. Y el final final, o epílogo o lo que se supone que sea la última escena, no tiene ningún sentido, pues no hace más que reforzar la idea de que a alguien se le olvidó que estaba contando una historia.


Además de la cuestión narrativa, otro grave problema que tiene la película son las actuaciones, pues aún cuando hay algunos buenos actores involucrados (Gerard Depardieu, Charlotte Rampling, Michelle Yeoh), ninguno de sus personajes tiene un guión con el cual trabajar. El único personaje que tiene algo parecido a un desarrollo es el de Toorop, y todos sabemos que Diesel no se caracteriza por su capacidad interpretativa o su rango emocional. No es sorpresa que sus próximos proyectos sean secuelas de las películas que lo hicieron famoso (Fast and Furious, dirigida por Justin Lin, y XXX: The Return of Xander Cage, donde volvería a trabajar con Rob Cohen). Algo que me llamó la atención es que las escenas de Depardieu están dobladas, por lo que solo puedo asumir que sus diálogos se ajustaron para encajar en la edición final de Fox.

La ambientación post-apocalíptica está muy bien lograda y la fotografía es impecable. Las precarias condiciones de vida que vemos al principio de la película y la forma en que están filmadas esas escenas resulta reminiscente de la prisión que vimos en Children of Men, y algunos de los lugares mostrados durante el viaje son una mezcla de avances tecnológicos y abandono, lo que le da un aire cyberpunk a la Blade Runner, mismo efecto que tiene su versión de Nueva York, una ciudad oscura pese a los espectaculares anuncios luminosos que llenan sus edificios y calles.

La historia en si tiene sus momentos, y los pedazos coherentes de ella apuntan a temas y situaciones interesantes e intrigantes, mezclando política, corrupción, ciencia vs religión, prostéticos de alta tecnología, nanotecnología, anarquía, totalitarismo y todos aquellos tópicos que hacen de la ciencia ficción mi género narrativo favorito, razón adicional para preguntarme que tanto de ello funcione mejor en la versión europea de la película. Tal vez nunca lo sepamos, pero creo que sería agradable que en DVD hubiese disponibles en todos los mercados las dos versiones, o mejor aún, un Director's Cut con la película entera en su versión de más de 150 minutos. Al menos así saldríamos de dudas sobre si Kassovitz realmente tiene un brillante futuro como realizador o si necesitamos agregarlo a la creciente lista de imitadores de Luc Besson.

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