En las últimas semanas he tenido un poco abandonado el blog, publicando de una manera más errática y esporádica que lo que quisiera. He buscado la forma de reordenar mi tiempo libre a fin de actualizar de una manera más constante sin por ello descuidar mis colaboraciones para Comicverso o Pasión Sports, además de poder reavivar la casi extinta Hoguera de las Necedades, así que espero poder empezar con ello a partir de esta semana. Por lo pronto, otro de mis pendientes de cine.
Miguel Sapochnik no es un director con un volumen de trabajo para presumir. Repo Men (Los Recolectores) es el primer largometraje en un curriculum donde un cortometraje y un episodio de House son los únicos highlights. Previamente Sapochnik había trabajado como artista de storyboards, más notoriamente en dos proyectos de Danny Boyle: Trainspotting (La Vida en el Abismo), y A Life Less Ordinary (Vida sin Reglas). Bajo esa perspectiva, Repo Men está lejos de ser un mal primer esfuerzo, teniendo más elementos positivos que negativos.
En un futuro cercano la tecnología y la medicina han llegado al punto en que la espera para conseguir donadores de órganos ha desaparecido. Órganos artificiales pueden conseguirse fácilmente y con facilidades de pago, permitiendo que gente con enfermedades crónicas o terminales pueda acceder a piezas de repuesto siempre y cuando puedan pagarlas, y es ahí donde hay que poner énfasis. Las prótesis y órganos artificiales son fabricados por una compañía llamada "The Union", misma que se encarga del desarrollo, producción y distribución de los mismos y que además maneja el sistema de crédito y cobranzas que representa el verdadero negocio para la empresa.
El sistema de cobranza es bastante sencillo: recibes advertencias una vez que te empiezas a retrasar en los pagos, y unos cuantos días después de no haber cumplido por tercera vez con un pago la empresa está legalmente autorizada a recuperar los órganos en cuestión, sin que esto requiera la presencia de un cirujano o la necesidad de instalaciones y equipo estériles para realizar la extracción. El grupo de recolectores de la empresa está formado por antiguos militares y mercenarios, quienes realizan su trabajo con gusto y regodeándose en la violencia que este puede representar.
Uno de los mejores recolectores de The Union es Remy (Jude Law), un ex-militar casado y con un hijo, quien disfruta su trabajo a pesar de las fricciones que le provoca en casa con su esposa, Carol (Carice van Houten), quien insistentemente busca convencerlo de solicitar una transferencia al departamento de ventas. El mejor amigo de Remy desde la infancia, Jake (Forest Whitaker), también trabaja como recolector, y ambos comparten una amistosa competencia respecto a sus índices de recuperación, incluso saliendo en ocasiones juntos a buscar nidos de evasores.
Tras un accidente sufrido por una deficiencia en el equipo durante una recuperación, Remy despierta en una cama de hospital para hallar a su lado a Jake, y a Frank (Liev Schreiber), su jefe, en vez de a su esposa. Ambos le explican que durante su última recuperación sufrió un accidente que lo dejó muy mal, pero que ya se hizo todo lo necesario para dejarlo como nuevo. Horrorizado, Remy descubre que en donde antes estaba su corazón ahora se encuentra el modelo de más reciente lanzamiento de The Union, lo que significa que ha contraído una considerable deuda con la empresa.
Su esposa decide separarse de él, pues considera que todos sus problemas derivan de haberse rehusado a buscar un cambio de posición en la empresa, razón por la que Remy se muda a vivir al departamento de Jake. Mientras se recupera físicamente de su operación, Remy intenta trabajar en el área de ventas, pero pronto descubre que no tiene lo necesario para mentir de manera consistente a los clientes potenciales a fin de hacerlos firmar un contrato. Además, sus ingresos como vendedor no se comparan a lo que gana como recolector y difícilmente podrá mantenerse al corriente en sus pagos si no regresa a trabajar en las calles. El problema es que su corazón ya no está en ello.
Probablemente el hecho de verse reflejado en aquellos a quienes persigue le hace sentir dudas, dejando escapar a unos o simplemente ignorando su obligación de hacer algo que antes hacía con gusto y casi por instinto. Las semanas pasan y los avisos de retraso de pago empiezan a llegar sin que Remy de señas de poder volver a ser el mismo de antes. Finalmente decide que es hora de dejarlo todo y tratar de esconderse de sus antiguos compañeros. Así conoce a Beth (Alice Braga), una ex-cantante de bar, llena de adicciones y con más partes sintéticas de las que pudieran ser mencionadas de memoria. Juntos intentarán hallar el modo de evadir a los recolectores al tiempo que buscan la forma de eliminarse del sistema para poder dejar de huir, lo cual es un buen plan, al menos hasta que Jake es enviado a buscarlos.
La historia tiene esos tintes de distópico humanismo que tanto me gustan y que son característicos, por ejemplo, de las historias de Philip K. Dick (creo que la metáfora de cómo Remy solo encuentra sus sentimientos hasta que reemplazan su corazón por uno artificial es bastante obvia, pero no por ello menos agradable), y aún a pesar de lo disparejo del ritmo narrativo y de un par de detallitos en la dirección, la encontré muy disfrutable. Tal vez una edición más cuidada, o una última revisión externa al guión pudieron haber hecho que fuese realmente buena, pero no pudo ser. Aún así la encuentro cumplidora y con momentos sobresalientes.
Supongo que los detalles de ritmo y montaje son algo que Sapochnik podrá corregir con el tiempo, así que habrá que ver hacia donde va su carrera, pues el manejo de la cámara en las secuencias de acción, y la confianza con que logra infundir a la historia con un marcado humor negro sin necesidad de caer en la farsa me hacen creer que puede llegar a ser un talento notable en el cine de género. Probablemente lo que más me sorprendió de la película fue el talento actoral con que cuenta. Es de sobra conocida la capacidad de Law, Whitaker y Schreiber, en tanto que Braga ha sido una agradable sorpresa en las dos películas en que la he visto recientemente.
Recomendada para fans de la ciencia ficción, especialmente si son de los que extrañan el gore que adornaba al género hace un par décadas. Para el resto de la gente, véanla como una opción dominical de entretenimiento sin muchas pretensiones.
Miguel Sapochnik no es un director con un volumen de trabajo para presumir. Repo Men (Los Recolectores) es el primer largometraje en un curriculum donde un cortometraje y un episodio de House son los únicos highlights. Previamente Sapochnik había trabajado como artista de storyboards, más notoriamente en dos proyectos de Danny Boyle: Trainspotting (La Vida en el Abismo), y A Life Less Ordinary (Vida sin Reglas). Bajo esa perspectiva, Repo Men está lejos de ser un mal primer esfuerzo, teniendo más elementos positivos que negativos.
En un futuro cercano la tecnología y la medicina han llegado al punto en que la espera para conseguir donadores de órganos ha desaparecido. Órganos artificiales pueden conseguirse fácilmente y con facilidades de pago, permitiendo que gente con enfermedades crónicas o terminales pueda acceder a piezas de repuesto siempre y cuando puedan pagarlas, y es ahí donde hay que poner énfasis. Las prótesis y órganos artificiales son fabricados por una compañía llamada "The Union", misma que se encarga del desarrollo, producción y distribución de los mismos y que además maneja el sistema de crédito y cobranzas que representa el verdadero negocio para la empresa.
El sistema de cobranza es bastante sencillo: recibes advertencias una vez que te empiezas a retrasar en los pagos, y unos cuantos días después de no haber cumplido por tercera vez con un pago la empresa está legalmente autorizada a recuperar los órganos en cuestión, sin que esto requiera la presencia de un cirujano o la necesidad de instalaciones y equipo estériles para realizar la extracción. El grupo de recolectores de la empresa está formado por antiguos militares y mercenarios, quienes realizan su trabajo con gusto y regodeándose en la violencia que este puede representar.
Uno de los mejores recolectores de The Union es Remy (Jude Law), un ex-militar casado y con un hijo, quien disfruta su trabajo a pesar de las fricciones que le provoca en casa con su esposa, Carol (Carice van Houten), quien insistentemente busca convencerlo de solicitar una transferencia al departamento de ventas. El mejor amigo de Remy desde la infancia, Jake (Forest Whitaker), también trabaja como recolector, y ambos comparten una amistosa competencia respecto a sus índices de recuperación, incluso saliendo en ocasiones juntos a buscar nidos de evasores.
Tras un accidente sufrido por una deficiencia en el equipo durante una recuperación, Remy despierta en una cama de hospital para hallar a su lado a Jake, y a Frank (Liev Schreiber), su jefe, en vez de a su esposa. Ambos le explican que durante su última recuperación sufrió un accidente que lo dejó muy mal, pero que ya se hizo todo lo necesario para dejarlo como nuevo. Horrorizado, Remy descubre que en donde antes estaba su corazón ahora se encuentra el modelo de más reciente lanzamiento de The Union, lo que significa que ha contraído una considerable deuda con la empresa.
Su esposa decide separarse de él, pues considera que todos sus problemas derivan de haberse rehusado a buscar un cambio de posición en la empresa, razón por la que Remy se muda a vivir al departamento de Jake. Mientras se recupera físicamente de su operación, Remy intenta trabajar en el área de ventas, pero pronto descubre que no tiene lo necesario para mentir de manera consistente a los clientes potenciales a fin de hacerlos firmar un contrato. Además, sus ingresos como vendedor no se comparan a lo que gana como recolector y difícilmente podrá mantenerse al corriente en sus pagos si no regresa a trabajar en las calles. El problema es que su corazón ya no está en ello.
Probablemente el hecho de verse reflejado en aquellos a quienes persigue le hace sentir dudas, dejando escapar a unos o simplemente ignorando su obligación de hacer algo que antes hacía con gusto y casi por instinto. Las semanas pasan y los avisos de retraso de pago empiezan a llegar sin que Remy de señas de poder volver a ser el mismo de antes. Finalmente decide que es hora de dejarlo todo y tratar de esconderse de sus antiguos compañeros. Así conoce a Beth (Alice Braga), una ex-cantante de bar, llena de adicciones y con más partes sintéticas de las que pudieran ser mencionadas de memoria. Juntos intentarán hallar el modo de evadir a los recolectores al tiempo que buscan la forma de eliminarse del sistema para poder dejar de huir, lo cual es un buen plan, al menos hasta que Jake es enviado a buscarlos.
La historia tiene esos tintes de distópico humanismo que tanto me gustan y que son característicos, por ejemplo, de las historias de Philip K. Dick (creo que la metáfora de cómo Remy solo encuentra sus sentimientos hasta que reemplazan su corazón por uno artificial es bastante obvia, pero no por ello menos agradable), y aún a pesar de lo disparejo del ritmo narrativo y de un par de detallitos en la dirección, la encontré muy disfrutable. Tal vez una edición más cuidada, o una última revisión externa al guión pudieron haber hecho que fuese realmente buena, pero no pudo ser. Aún así la encuentro cumplidora y con momentos sobresalientes.
Supongo que los detalles de ritmo y montaje son algo que Sapochnik podrá corregir con el tiempo, así que habrá que ver hacia donde va su carrera, pues el manejo de la cámara en las secuencias de acción, y la confianza con que logra infundir a la historia con un marcado humor negro sin necesidad de caer en la farsa me hacen creer que puede llegar a ser un talento notable en el cine de género. Probablemente lo que más me sorprendió de la película fue el talento actoral con que cuenta. Es de sobra conocida la capacidad de Law, Whitaker y Schreiber, en tanto que Braga ha sido una agradable sorpresa en las dos películas en que la he visto recientemente.
Recomendada para fans de la ciencia ficción, especialmente si son de los que extrañan el gore que adornaba al género hace un par décadas. Para el resto de la gente, véanla como una opción dominical de entretenimiento sin muchas pretensiones.
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