La Flor de Lis y el León es el sexto volumen de la saga de Los Reyes Malditos, la inmortal obra de novela histórica del académico francés Maurice Druon que sigue la vida y obra de los reyes franceses durante el siglo XIV.
En el volumen anterior descubrimos que con la muerte de Carlos IV terminó la dinastía de los Capetos, iniciándose una vez más una disputa sucesoria. Felipe de Valois, primo de los últimos monarcas, se convirtió en regente y después en rey, en buena medida gracias al apoyo y maniobras de su primo, Roberto de Artois, uno de los personajes principales a lo largo de toda esta saga.
Roberto de Artois se encontaba enfrascado en una disputa privada con su tía Mahaut por la posesión del Condado de Artois, otorgado a ella a la muerte de su padre, el abuelo de Roberto, quien falleció después que el padre de éste último, alterando lo que hubiese sido la línea natural de sucesión. Desde el reinado de Felipe el Hermoso, tal como es contado en el primer tomo de esta serie, Roberto intentaba que dicho condado le fuese otorgado a él, honrando la tradición de dar preferencia sucesoria a los varones, pero sin obtener éxito alguno.
Al convertirse en el principal soporte y promotor del reinado de su primo Felipe, Roberto se convirtió en uno de los hombres más poderosos del reino, lo que incrementó sus esperanzas de finalmente poder recuperar la propiedad que consideraba como legítimamente suya. Sin embargo, la falta de evidencias de que su tía había mentido y engañado en varias ocasiones a fin de mantener su status como par del reino y titular del mencionado condado, Roberto decide falsificar dichas pruebas y comprar algunos falsos testimonios.
Al ser descubierto en sus engaños, Roberto enfrenta la cólera de su primo, quien, con toda razón, se siente ofendido y traicionado. Sin otra opción a su disposición, Roberto decide pedir asilo en la corte de Inglaterra, donde aún goza del favor de su prima Isabel, madre de Eduardo III, recientemente coronado como rey. Una vez instalado en la corte inglesa, Roberto pone en marcha otra de sus intrigas, al convencer al joven monarca y a sus nobles allegados de que el rey inglés también tiene argumentos para reclamar su legítima sucesión al trono francés.
Sin saberlo, Roberto de Artois, en su búsqueda personal de "justicia" y riqueza, puso en marcha los acontecimientos que llevarían a dos de las naciones más poderosas del mundo a enfrascarse en lo que habría de conocerse como la Guerra de Cien Años.
El libro tiene hacia el cierre todo el aire de la conclusión de la saga, sensación que se confirma con una nota del propio autor antes del último capítulo, donde reflexiona un poco sobre lo que ha escrito a lo largo de la saga y se toma unos momentos para despedirse del que él llama su "personaje favorito". Existe un séptimo y último volumen, aunque en general suele considerársele como una especie de anexo al resto de la obra. Ya lo tengo en mis manos, así que seguramente lo leeré en los próximos meses, pudiendo entonces emitir mi propia opinión y finalmente cerrar con la saga.
Tal y como en los volúmenes anteriores, Druon logra recrear vívidamente una época llena de intrigas y conflictos, poblada por personajes apasionados y tan llenos de defectos como virtudes. Lo he dicho antes y lo repito: si todos los libros de historia fueran escritos de esta manera, la materia sería la favorita de estudiantes de todos niveles. Saga altamente recomendada.
En el volumen anterior descubrimos que con la muerte de Carlos IV terminó la dinastía de los Capetos, iniciándose una vez más una disputa sucesoria. Felipe de Valois, primo de los últimos monarcas, se convirtió en regente y después en rey, en buena medida gracias al apoyo y maniobras de su primo, Roberto de Artois, uno de los personajes principales a lo largo de toda esta saga.
Roberto de Artois se encontaba enfrascado en una disputa privada con su tía Mahaut por la posesión del Condado de Artois, otorgado a ella a la muerte de su padre, el abuelo de Roberto, quien falleció después que el padre de éste último, alterando lo que hubiese sido la línea natural de sucesión. Desde el reinado de Felipe el Hermoso, tal como es contado en el primer tomo de esta serie, Roberto intentaba que dicho condado le fuese otorgado a él, honrando la tradición de dar preferencia sucesoria a los varones, pero sin obtener éxito alguno.
Al convertirse en el principal soporte y promotor del reinado de su primo Felipe, Roberto se convirtió en uno de los hombres más poderosos del reino, lo que incrementó sus esperanzas de finalmente poder recuperar la propiedad que consideraba como legítimamente suya. Sin embargo, la falta de evidencias de que su tía había mentido y engañado en varias ocasiones a fin de mantener su status como par del reino y titular del mencionado condado, Roberto decide falsificar dichas pruebas y comprar algunos falsos testimonios.
Al ser descubierto en sus engaños, Roberto enfrenta la cólera de su primo, quien, con toda razón, se siente ofendido y traicionado. Sin otra opción a su disposición, Roberto decide pedir asilo en la corte de Inglaterra, donde aún goza del favor de su prima Isabel, madre de Eduardo III, recientemente coronado como rey. Una vez instalado en la corte inglesa, Roberto pone en marcha otra de sus intrigas, al convencer al joven monarca y a sus nobles allegados de que el rey inglés también tiene argumentos para reclamar su legítima sucesión al trono francés.
Sin saberlo, Roberto de Artois, en su búsqueda personal de "justicia" y riqueza, puso en marcha los acontecimientos que llevarían a dos de las naciones más poderosas del mundo a enfrascarse en lo que habría de conocerse como la Guerra de Cien Años.
El libro tiene hacia el cierre todo el aire de la conclusión de la saga, sensación que se confirma con una nota del propio autor antes del último capítulo, donde reflexiona un poco sobre lo que ha escrito a lo largo de la saga y se toma unos momentos para despedirse del que él llama su "personaje favorito". Existe un séptimo y último volumen, aunque en general suele considerársele como una especie de anexo al resto de la obra. Ya lo tengo en mis manos, así que seguramente lo leeré en los próximos meses, pudiendo entonces emitir mi propia opinión y finalmente cerrar con la saga.
Tal y como en los volúmenes anteriores, Druon logra recrear vívidamente una época llena de intrigas y conflictos, poblada por personajes apasionados y tan llenos de defectos como virtudes. Lo he dicho antes y lo repito: si todos los libros de historia fueran escritos de esta manera, la materia sería la favorita de estudiantes de todos niveles. Saga altamente recomendada.
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