
Supongo que él mismo sintió algo similar, pues su siguiente proyecto, The Wrestler (El Luchador), fue uno con un enfoque más personal y menos cósmico, y en cual puso a trabajar lo aprendido en sus primeras películas y dejando de lado cualquier parafernalia innecesaria en lo referente a efectos visuales y/o al estilo de frenética y estridente edición que caracterizaron sus trabajos anteriores. Con Black Swan, Aronofsky da otro paso adelante al mezclar lo mejor de los dos mundos.
Black Swan (El Cisne Negro) hace con el mundo del ballet profesional algo similar a lo que The Wrestler hizo con el de la lucha libre, echando un vistazo a la crudeza que se esconde detrás del glamour y analizando una historia de alguien dispuesto a sacrificar cualquier otra faceta de su vida con tal de destacar en su propio arte.


Leroy comienza a presionar a Nina para que esta aprenda a relajarse, a soltarse y dejar de buscar la perfección técnica en cada uno de sus movimientos. La relación entre ambos está cargada de una fuerte atmósfera sexual, pues además se da a entender en varios momentos que Leroy acostumbra involucrarse con sus estrellas y sus constantes provocaciones a Nina parecen encaminadas tanto a incitarla a que se suelte como a seducirla. Nina vive con su madre (Barbara Hershey), una bailarina retirada, quien la cobija y protege de manera excesiva, siendo en buena parte responsable por la contenida y fría personalidad de Nina.

La película funciona en muchos niveles y aún a pesar de lo complejo de su estructura nunca pierde ritmo ni se siente pesada. Aronofsky construyó una pieza que narrativamente parece hacer ecos de la historia de El Lago de los Cisnes y la ilustra con toda clase de contrastes visuales, saltando de hermosas secuencias de ballet a crudas escenas de violencia y destrucción mientras la psicosis de su protagonista la va consumiendo.
La actuación de Natalie Portman es extraordinaria y se entiende porque ha ido arrasando con todos los premios para los que se le ha nominado y también porque se le considera como la gran favorita para llevarse la estatuilla dorada en la próxima entrega de los Oscar.
Black Swan no es una película perfecta, y creo que esa es precisamente parte de su encanto. Darren Aronofsky es de nueva cuenta una voz diferente en medio de un Hollywood cada vez más genérico y uniforme y ese solo hecho es digno de agradecer. Muy recomendada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¿Opiniones, quejas, comentarios?