El quinto volumen de Las Aventuras del Capitán Alatriste lleva por título El Caballero del Jubón Amarillo y es el penúltimo libro de la saga que se ha publicado hasta el momento. Originalmente se suponía que la serie constaría de siete volúmenes, pero de acuerdo con Alfaguara y el mismo Pérez-Reverte ahora serán un total de ocho libros.
En esta ocasión Diego de Alatriste se mete en problemas por su relación amorosa con la actriz e intérprete María de Castro. La actriz es conocida, además de por su talento en el escenario, por brindar sus favores a cambio de dinero y regalos, todo con el consentimiento y beneplácito de su marido, también actor y quien además hace las veces de alcahuete. La naturaleza de la relación entre la de Castro y Alatriste es diferente, pues es bien sabido que el Capitán nunca ha gozado de una buena situación económica.
Las cosas se complican cuando el mismísimo Rey Felipe IV se interesa en las atenciones de la actriz, lo que representa un riesgo potencial para todo aquel que se interponga entre Su Majestad y la satisfacción de sus deseos y caprichos. Para complicar más aún las cosas, las intrigas en la Corte han llegado al punto en que algunos de los allegados al rey contemplan la posibilidad de cometer regicidio aprovechando las escapadas nocturnas del monarca. Estas intrigas tienen en su seno a algunos personajes ya conocidos de anteriores volúmenes: Gualterio Malatesta, Luís de Alquézar, Angélica de Alquézar y Fray Emilio Bocanegra.
El título del libro hace referencia a la indumentaria utilizada por el rey durante sus excursiones amatorias, pues a fin de poder moverse de incógito utilizaba un atuendo similar al de la guardia y soldadesca imperial de los Asturias, mismo que en teoría le permitiría pasar desapercibido al tiempo que aún se le podía identificar.
Al igual que en las dos novelas anteriores, el personaje de Iñigo Balboa, paje y compañero de aventuras de Alatriste, toma un papel protagónico en la historia. Su extraña y tormentosa relación con Angélica de Alquézar alcanza un punto del que no habrá vuelta atrás, y se hace evidente que ya no es el niño que conocimos en la primera novela, si no un joven capaz, para bien o para mal, de tomar sus propias decisiones y asumir las consecuencias de sus actos.
El nivel de las historias no decae y lo único que lamento es que con cada nueva entrega de Las Aventuras del Capitán Alatriste el final se encuentra más cerca. Una vez más recomiendo ampliamente esta excelente saga de aventuras que ofrece un vivaz retrato de la última etapa de la España Imperial, con todo su glamour, pero también mostrando que en ocasiones lo que brilla está ahí solo para distraer la atención de la mugre y suciedad sobre la que se encuentra. Muy recomendada.
En esta ocasión Diego de Alatriste se mete en problemas por su relación amorosa con la actriz e intérprete María de Castro. La actriz es conocida, además de por su talento en el escenario, por brindar sus favores a cambio de dinero y regalos, todo con el consentimiento y beneplácito de su marido, también actor y quien además hace las veces de alcahuete. La naturaleza de la relación entre la de Castro y Alatriste es diferente, pues es bien sabido que el Capitán nunca ha gozado de una buena situación económica.
Las cosas se complican cuando el mismísimo Rey Felipe IV se interesa en las atenciones de la actriz, lo que representa un riesgo potencial para todo aquel que se interponga entre Su Majestad y la satisfacción de sus deseos y caprichos. Para complicar más aún las cosas, las intrigas en la Corte han llegado al punto en que algunos de los allegados al rey contemplan la posibilidad de cometer regicidio aprovechando las escapadas nocturnas del monarca. Estas intrigas tienen en su seno a algunos personajes ya conocidos de anteriores volúmenes: Gualterio Malatesta, Luís de Alquézar, Angélica de Alquézar y Fray Emilio Bocanegra.
El título del libro hace referencia a la indumentaria utilizada por el rey durante sus excursiones amatorias, pues a fin de poder moverse de incógito utilizaba un atuendo similar al de la guardia y soldadesca imperial de los Asturias, mismo que en teoría le permitiría pasar desapercibido al tiempo que aún se le podía identificar.
Al igual que en las dos novelas anteriores, el personaje de Iñigo Balboa, paje y compañero de aventuras de Alatriste, toma un papel protagónico en la historia. Su extraña y tormentosa relación con Angélica de Alquézar alcanza un punto del que no habrá vuelta atrás, y se hace evidente que ya no es el niño que conocimos en la primera novela, si no un joven capaz, para bien o para mal, de tomar sus propias decisiones y asumir las consecuencias de sus actos.
El nivel de las historias no decae y lo único que lamento es que con cada nueva entrega de Las Aventuras del Capitán Alatriste el final se encuentra más cerca. Una vez más recomiendo ampliamente esta excelente saga de aventuras que ofrece un vivaz retrato de la última etapa de la España Imperial, con todo su glamour, pero también mostrando que en ocasiones lo que brilla está ahí solo para distraer la atención de la mugre y suciedad sobre la que se encuentra. Muy recomendada.
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