
Tan solo unos meses más tarde, se empezó a promocionar la nueva película del director de Legion, Scott Stewart, tratándose en esta ocasión de una película inspirada en el manhwa (comic coreano) del mismo título: Priest. El protagonista es, al igual que en Legion, Paul Bettany, quien interpreta al Priest (sacerdote) sin nombre en torno a quien gira la historia.
Los vampiros y la humanidad han estado en guerra durante siglos, y cuando parecía que la humanidad estaba condenada a la extinción, apareció un grupo de guerreros con habilidades superhumanas que inviertió la balanza: los priests. En unos cuantos años consiguieron dominar a los vampiros y obligarlos a rendirse, permitiendo que se les recluyese en reservaciones especialmente acondicionadas para contenerlos. Una vez que ya no hubo necesidad de guardianes, la Iglesia desbandó a los priests, ordenándoles que se se reintegrasen a una sociedad a la que ya no pertenecían.

Desobediendo esas instrucciones abandona la ciudad y va en busca de pistas al lugar del ataque. Ahí encuentra a su hermano agonizando y tras enterrarlo habla con el sheriff del asentamiento (Cam Gigandet), quien insiste en acompañarlo. Mientras tanto, la Iglesia envía a otro grupo de priests con intenciones precisas de llevar de vuelta al renegado. Estos se separan, y mientras la mujer del grupo (Maggie Q) lo encuentra y le explica su situación, los otros tres priests enfrentan al responsable del secuestro de Lucy, el misterioso Black Hat (Karl Urban).

Esto sirve solo para enriquecer la atmósfera visual de la película, que termina mezclando elementos de western con cyberpunk y goth de una manera bastante peculiar. Lamentablemente la parte narrativa no está a la altura, pues el guión es plano y soso, carece por completo de cualquier intento de desarrollar a los personajes, y cada vez que hay algún diálogo con pretensiones de sonar inteligente o astuto, el resultado es más bien ridículo. La película no es propiamente mala, pero en el mejor de los casos lo deja a uno con la impresión de que un poco de trabajo sobre el guión y en el cuarto de edición pudo haber hecho que fuese mucho mejor.

La mejor parte de la película es la secuencia inicial, que es una animación que resume la guerra contra los vampiros, la aparición y el ocaso de los priests.
Lo que hace tan atractiva esta secuencia es que se trata del primer trabajo realizado por el extraordinario director de animación Genndy Tartakovsky para Sony Pictures, estudio con el que firmase un atractivo contrato hace algunos meses luego de que Warner/Cartoon Network decidiera prescindir de sus servicios. Casi me atrevería a decir que vale el boleto, pero tampoco es para tanto, sobre todo tomando en cuenta que es posible ver la secuencia completa (en 2D, claro) en Youtube.
Resumiendo, Priest es una película que resultará decepcionante para la mayoría de los espectadores. No tiene la suficiente acción como para poder excusarse como entretenimiento genérico veraniego sin muchas pretensiones, y los problemas con el guión no le permiten ser considerada como cualquier otra cosa. Recomendada solo si no hay nada más en exhibición y están dispuestos a desembolsar el costo de los boletos 3D por una película que ni siquiera fue concebida para exhibirse en ese formato.
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