
Parece ser que hay a quienes molesta que un autor ateo, o al menos con una visión poco favorable de la iglesia, decida reflejar su ideología en los libros que escribe, y me parece un tanto hipócrita que esas mismas quejas no sean expresadas cuando algún autor decide hacer lo mismo con ideas a favor de una u otra religión.
Siempre he pensado que el arte es un reflejo de su entorno, y como tal debe mostrar las creencias y filosofía de sus creadores. Tampoco creo que el tema tenga que ver con que se trate de una serie de libros dirigidos, en principio, a un público infantil, porque bien se podría plantear el caso de las Crónicas de Narnia, de C.S. Lewis, como material de adoctrinamiento religioso de la iglesia católica. De hecho, mi buen amigo Rodro Vidal Tamayo suele referirse a His Dark Materials como Las Anti-crónicas de Narnia, y en muchos sentidos me parece que tiene razón. Pero independientemente de la postura de los autores respecto a la religión, creo que debieramos ser capaces de juzgar y valorar un libro por su historia o contenido sin reducirlo a una mera cuestión ideológica.
La Dra. Mary Malone también se encuentra en una búsqueda propia. Tras descubrir que puede usar el I Ching de una manera similar a como Lyra utiliza el aletiómetro, la doctora se lanza a buscar ventanas entre mundos con la esperanza de encontrar a la niña, pues está convencida de que tiene que ayudarla en lo que sea que está intentando. En su viaje encuentra un mundo habitado por una especie de mamíferos rumiantes, con quienes se establece y aprende más sobre la naturaleza del mundo y la conexión entre los seres vivos.

Lyra y Will aprenden mucho sobre si mismos y sobre el otro, y pronto se hace evidente que existe un fuerte lazo entre ambos que va mucho más allá de la amistad. Será ese lazo el que les de la fuerza para hacer lo que necesitan hacer, y finalmente será también la causa del mayor sufrimiento que cualquiera de los dos podría haber imaginado.
Pullman empezó esta trilogía como si se tratase de libros infantiles, pero en el mejor de los casos las dos entregas siguientes están dirigidas a un público adolescente o de jóvenes adultos, y la profundidad con que trata muchos de los temas me hacen pensar que se trata de una saga de fantasía que puede ser disfrutada sin mayor problema por la mayoría de los adultos. Siempre y cuando, claro, éstos no tengan una férrea inclinación religiosa que los cierre a la experiencia. Perdonaran que no ahonde más en los temas y desarrollo de personajes del libro, pero me parece que de hacerlo podría arruinar la experiencia a quienquiera que se decida a probar leer esta saga.
Sin duda la trilogía de His Dar Materials es ya una de mis sagas fantásticas favoritas, y la recomiendo ampliamente a cualquier lector de amplio criterio.
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