¿Acabaremos esta vez el meme? Sólo el tiempo lo dirá...
Día 22 - Un segundo volumen decepcionante
Imagino que al decir segundo volumen se pretende abarcar toda clase de secuelas, continuaciones y reboots, así que ésta la respondo bajo esa presunción. Suele decirse que segundas partes nunca fueron buenas, pero a) esa frase fue usada originalmente para referirse al cine, y b) las excepciones sobran.
Soy de la idea de que no es mala la idea de hacer segundas partes siempre y cuando cumplan con algunos requisitos básicos, como tener una historia que contar, o ser un complemento relevante para la historia original. Usualmente, cuando la secuela en cuestión tiene un objetivo meramente de impacto comercial o mediático, suele ser un fracaso, si no financiero, al menos sí en ejecución. Y creo que el ejemplo perfecto sería The Dark Knight Strikes Again, también conocida como DK2.
La industria comiquera estadounidense debería ser contada entre los damnificados del 11 de septiembre, pues es evidente que aquella mañana de 2001, algo se quebró en la cabeza de Frank Miller, otrora genial creativo que estuviera detrás de algunas grandes historias de Daredevil, o de obras como Elektra Assassin, The Dark Knight Returns, 300, Martha Washington, o Sin City. Esta patética excusa de secuela para The Dark Knight Returns tuvo el detalle adicional de mostrar al mundo que Lynn Varley, ex-esposa de Miller y su colorista de cabecera, no pudo hacer la transición al color digital.
Otros claros ejemplos de secuelas innecesarias, mal planeadas y peor ejecutadas, pueden ser las miniseries que componen Before Watchmen, donde algunos grandes artistas se prestaron a ilustrar historias sin pies ni cabeza, o The Ultimates 3, donde Jeph Loeb dejó constancia de su (nulo) talento como escritor, fallando incluso en dotar de onomatopeyas interesantes los bonitos pin-ups de Joe Madureira.
Día 22 - Un segundo volumen decepcionante
Imagino que al decir segundo volumen se pretende abarcar toda clase de secuelas, continuaciones y reboots, así que ésta la respondo bajo esa presunción. Suele decirse que segundas partes nunca fueron buenas, pero a) esa frase fue usada originalmente para referirse al cine, y b) las excepciones sobran.
Soy de la idea de que no es mala la idea de hacer segundas partes siempre y cuando cumplan con algunos requisitos básicos, como tener una historia que contar, o ser un complemento relevante para la historia original. Usualmente, cuando la secuela en cuestión tiene un objetivo meramente de impacto comercial o mediático, suele ser un fracaso, si no financiero, al menos sí en ejecución. Y creo que el ejemplo perfecto sería The Dark Knight Strikes Again, también conocida como DK2.
La industria comiquera estadounidense debería ser contada entre los damnificados del 11 de septiembre, pues es evidente que aquella mañana de 2001, algo se quebró en la cabeza de Frank Miller, otrora genial creativo que estuviera detrás de algunas grandes historias de Daredevil, o de obras como Elektra Assassin, The Dark Knight Returns, 300, Martha Washington, o Sin City. Esta patética excusa de secuela para The Dark Knight Returns tuvo el detalle adicional de mostrar al mundo que Lynn Varley, ex-esposa de Miller y su colorista de cabecera, no pudo hacer la transición al color digital.
Otros claros ejemplos de secuelas innecesarias, mal planeadas y peor ejecutadas, pueden ser las miniseries que componen Before Watchmen, donde algunos grandes artistas se prestaron a ilustrar historias sin pies ni cabeza, o The Ultimates 3, donde Jeph Loeb dejó constancia de su (nulo) talento como escritor, fallando incluso en dotar de onomatopeyas interesantes los bonitos pin-ups de Joe Madureira.
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