Mi 2017 fue un año de cambios, casi todos para bien. Me liberé de mucho lastre personal y pude quitarme de encima estrés que ni siquiera era consciente que cargaba conmigo.
Durante la segunda mitad del año pude dedicar más tiempo a mis amigos y familia, así como a hacer cosas que disfruto. Escribir, dibujar, traducir. Realicé varias cosas de las que estoy orgulloso, aunque hubiera querido hacer más, pero prefiero no apresurarme. Perdí muchos años postergando proyectos y no quiero apresurarlos, así que un paso a la vez.
Traduje cómics, libros y revistas para ediciones nacionales y algunas historias para ediciones internacionales. Volví a escribir sobre cómics y cine, algo que siempre he disfrutado y que cada vez hacía menos. Escribí una historia para una antología de cómic y pude trabajar por primera vez con una amiga a quien quiero mucho. Me sumé a un proyecto de radio y a uno de un canal de videos, y todo ello sin abandonar mi participación en los proyectos en los que ya colaboraba. Redescubrí el gusto por dibujar simplemente para relajarme y conocí a grandes artistas, tanto amateurs como profesionales. Me di el tiempo para redescubrir el gozo en mis muchos hobbies.
Claro que también hubo obstáculos y sinsabores, pero de ellos me quedo con lo aprendido, con las experiencias buenas y malas y con el haber confirmado otra vez que los obstáculos, sin importar su tamaño o aparente gravedad, rara vez resultan infranqueables. 2018 pinta para traer todavía más cambios, lo que me tiene a la vez nervioso y emocionado, lo cual supongo es bueno.
Si de algún modo fuiste parte de mi vida en el ciclo que hoy cierra, gracias por lo que hayamos compartido, bueno o malo, pues seguro dejó alguna enseñanza o experiencia, espero que para ambos. Y si eres de los que han decidido embarcarse conmigo en algún proyecto conjunto y ver a donde nos lleva el futuro, doblemente gracias. Espero que estés tan emocionado como yo por vivir esas aventuras que se vislumbran en el horizonte.
Nunca he sido de hacer propósitos y no suelo expresar deseos, pero si algo me queda claro que le hace falta a este mundo de cara al futuro, es empatía. Así que espero que en 2018 podamos mostrar comprensión y empatía por los demás, tratar de ser amables con todo mundo todo el tiempo y no permitir que los demás sean las víctimas de ventilar nuestras frustraciones o problemas. La vida es bastante dura como es para complicársela a los demás o amargarla a nosotros mismos con una mala actitud. Y es demasiado corta como para dedicarle demasiado tiempo a sus aspectos negativos.
Adiós 2017, te vamos a recordar pero de ningún modo a extrañar. Hola 2018. Muéstrame lo que tienes.
¡Feliz año 2018 para todos!
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