Hace unos días, Warner Animation liberó el primer vistazo de su nueva animación de los ThunderCats, misma que se estrenará en 2019 y llevará el nombre de ThunderCats Roar, y las redes sociales se llenaron de reacciones, desde un genuino interés y expectación por ver esta nueva versión, hasta quejas, denuncias y reclamos por los fans de la versión original, que van desde una simple molestia hasta las melodramáticas denuncias por una "infancia violada".
Y ése es un fenómeno que nunca dejará de sorprenderme, sobre todo al pensar un poco en el contexto del reclamo y, en este caso, a la historia detrás de los ThunderCats.
La apariencia de los personajes en la versión original (y hasta cierto punto también en su relanzamiento de 2011) fue determinada porque tenían una sola razón para existir, y no era precisamente para contar historias. Su objetivo principal era vender costosas figuras de acción (y sus múltiples accesorios, claro).
Según parece, los responsables actuales de la licencia decidieron que era un buen momento para enfocarse en algo que no fuera vender juguetes. Tuvieron una idea atrevida y revolucionaria: hacer algo para entretener a los niños y quizás a algunos adultos. Vaya atrevimiento de su parte. Y apuesto a que, como un atractivo adicional, aún si secundario, van a vender bastantes juguetes.
Otras animaciones de los años 80 tienen el mismo problema. He-Man, M.A.S.K. o G.I. Joe existían sólo para vender juguetes, y hay que admitir que sus historias eran bastante malas. ¿Por qué portar una espada que nunca usarás? ¿Batalla tras batalla sin que nadie salga herido o al menos con una cortada? Y ni hablar de esa organización militar armada hasta los dientes que pelea contra presuntos terroristas igualmente armados aunque nunca se derrame una gota de sangre. Sí, lo sé, y es parte de mi punto.
Todas esas series iban dirigidas a niños y fueron creadas con la intención de venderles juguetes. Pero hoy día, con tantas opciones de entretenimiento disponibles, hacer una caricatura con diseños "cool" no basta para atrapar su atención. Se necesitan tener producciones con algo más que una apariencia atractiva para atraerlos y capturar su atención e imaginación. Y quien piense que las animaciones actuales son bobas y que las de antaño eran más inteligentes o profundas, vive cegado por la nostalgia.
No tienen obligación alguna de interesarse por lo que se produce actualmente, pero tampoco están obligados a verlo. Seguro existen docenas de cosas que apelan a sus gustos e intereses, y me parece que su tiempo estaría mejor aprovechado disfrutándolas que si lo dedican a atacar aquellas que no van dirigidas a ustedes. ¿Por qué dividir y esparcir odio por una animación que sólo pretende entretener? Si les molesta que ahora exista una versión distinta de algo que amaban en su infancia, sólo ignórenla. Su existencia no borrará sus recuerdos, y puedo asegurarles que nadie les va a quitar sus juguetes, DVDs o VHS. Disfruten lo que les gusta y dejen que otros hagan lo mismo.
Incluso los invitaría a dejar de lado sus prejuicios y a darle una oportunidad. Quizá no les guste como se ven, pero podrían llevarse una grata sorpresa. Si no es así, sólo descártenla y sigan con lo suyo. Hay demasiado odio en el mundo como para añadir más por algo que sólo busca entretener.
Y ése es un fenómeno que nunca dejará de sorprenderme, sobre todo al pensar un poco en el contexto del reclamo y, en este caso, a la historia detrás de los ThunderCats.
La apariencia de los personajes en la versión original (y hasta cierto punto también en su relanzamiento de 2011) fue determinada porque tenían una sola razón para existir, y no era precisamente para contar historias. Su objetivo principal era vender costosas figuras de acción (y sus múltiples accesorios, claro).
Según parece, los responsables actuales de la licencia decidieron que era un buen momento para enfocarse en algo que no fuera vender juguetes. Tuvieron una idea atrevida y revolucionaria: hacer algo para entretener a los niños y quizás a algunos adultos. Vaya atrevimiento de su parte. Y apuesto a que, como un atractivo adicional, aún si secundario, van a vender bastantes juguetes.
Otras animaciones de los años 80 tienen el mismo problema. He-Man, M.A.S.K. o G.I. Joe existían sólo para vender juguetes, y hay que admitir que sus historias eran bastante malas. ¿Por qué portar una espada que nunca usarás? ¿Batalla tras batalla sin que nadie salga herido o al menos con una cortada? Y ni hablar de esa organización militar armada hasta los dientes que pelea contra presuntos terroristas igualmente armados aunque nunca se derrame una gota de sangre. Sí, lo sé, y es parte de mi punto.
Todas esas series iban dirigidas a niños y fueron creadas con la intención de venderles juguetes. Pero hoy día, con tantas opciones de entretenimiento disponibles, hacer una caricatura con diseños "cool" no basta para atrapar su atención. Se necesitan tener producciones con algo más que una apariencia atractiva para atraerlos y capturar su atención e imaginación. Y quien piense que las animaciones actuales son bobas y que las de antaño eran más inteligentes o profundas, vive cegado por la nostalgia.
No tienen obligación alguna de interesarse por lo que se produce actualmente, pero tampoco están obligados a verlo. Seguro existen docenas de cosas que apelan a sus gustos e intereses, y me parece que su tiempo estaría mejor aprovechado disfrutándolas que si lo dedican a atacar aquellas que no van dirigidas a ustedes. ¿Por qué dividir y esparcir odio por una animación que sólo pretende entretener? Si les molesta que ahora exista una versión distinta de algo que amaban en su infancia, sólo ignórenla. Su existencia no borrará sus recuerdos, y puedo asegurarles que nadie les va a quitar sus juguetes, DVDs o VHS. Disfruten lo que les gusta y dejen que otros hagan lo mismo.
Incluso los invitaría a dejar de lado sus prejuicios y a darle una oportunidad. Quizá no les guste como se ven, pero podrían llevarse una grata sorpresa. Si no es así, sólo descártenla y sigan con lo suyo. Hay demasiado odio en el mundo como para añadir más por algo que sólo busca entretener.
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