junio 29, 2010

Hitchcock: Saboteur

Seguimos con las películas de Hitchcock y esta vez le dedico este espacio a una obra poco conocida y en ocasiones incluso confundida con una película anterior: Saboteur. Filmada en 1942, esta película suele ser confundida con Sabotage, realizada seis años antes, sobre todo considerando que aquella fue mucho mejor apreciada por la crítica.

Hitchcock siempre se las arregló para que su trabajo fuese lo menos político posible, pero una vez que estalló la Segunda Guerra Mundial era imposible que pudiese hacer de cuenta como que nada ocurría, sobre todo tratándose de un ciudadano británico estacionado bajo contrato en suelo americano mientras su país era asolado por los bombardeos alemanes, y Saboteur es una de las películas que más claro retratan el momento en que fueron filmadas.

Sin embargo, el contexto de la guerra pasa a segundo plano, limitándose a algunas menciones de los japoneses y de el conflicto en Europa, pero dejando que la historia fluya sin demasiadas anotaciones, permitiendo que el espectador complete mentalmente el subtexto en que se desarrolla la historia.

Saboteur (Saboteador) cuenta la historia de Barry Kane (Robert Cummings), un trabajador en una planta de aviones militares quien es falsamente acusado de haber provocado un incendio con el fin de sabotear los esfuerzos de la industria norteamericana por producir armamento para el conflicto en ambos frentes. Al darse cuenta de que nunca logrará convencer a las autoridades de su inocencia, Kane decide escapar y tratar de hallar por su cuenta a Frank Fry (Norman Lloyd), el hombre que él sabe responsable del atentado. En su escapada es asistido por un chofer de camión y después por un músico ciego, quien lo pone en manos de su sobrina Patricia (Priscilla Lane). La joven no confía en él y en principio está determinada a entregarlo a las autoridades, aunque poco a poco se va ganando primero su confianza y después su afecto.

Kane descubre que la cantidad de conspiradores y traidores es más grande de lo que esperaba, y que se encuentran en todo estrato social y económico, lo que dificulta aún más sus intenciones de detenerlos al tiempo que limpia su nombre.

La película cierra con una impresionante escena en la estatua de la libertad que resulta mucho más espectacular de lo que uno pudiese esperar de una producción que solo tenía a su disposición los limitados recursos de efectos especiales disponibles en 1942.

Al ver varias películas de Hitchcock en un relativamente corto periodo de tiempo empiezan a hacerse notar ciertos patrones: sus héroes son morenos, idealistas y afables, lo que ahora llamaríamos "chapados a la antigua", en tanto que sus heroínas son mayormente rubias, desinhibidas, independientes y de carácter fuerte. En general, los guiones de la época no se preocupaban demasiado del desarrollo de personajes, así que esta aparente estereotipación de los personajes no es extraña. Para Hitchcock lo más importante es la historia y la forma de contarla, así que se limita a utilizar la conocida fórmula de usar personajes ordinarios y colocarlos en situaciones extraordinarias, pero lo hace como pocos realizadores son capaces.

Mientras buscaba información sobre la película me di cuenta de que Saboteur es una película injustamente menospreciada, pues parece ser que la gran mayoría la considera como una obra menor dentro de la filmografía de Hitchcock. Supongo que en parte esta poca apreciación se deriva del hecho de que fue producida en una época donde casi todo lo que hacía el rechoncho realizador era considerado una obra maestra, y en parte por la similitud temática que tiene con trabajos tanto anteriores (The 39 Steps) como posteriores (North by Northwest), lo cual puede crear ciertos prejuicios y recelos en contra de esta pieza menos conocida.

Personalmente debo decir que la disfrute bastante, desde el teatral dramatismo presente en muchos de los diálogos hasta la habitual maestría en el montaje de la película, demostrando una vez más la facilidad de Hitchcock para armar mentalmente todas sus obras antes de filmar un solo cuadro. Puede ser que efectivamente se trate de una obra menor en la filmografía de Hitchcock, pero eso sigue poniéndola por encima de muchos trabajos de otros directores. La verdad es que creo que cualquiera interesado en contar historias, sin importar en que medio, se debe a si mismo el echarle un vistazo a la filmografía de Hitchcock. Altamente recomendada.

junio 25, 2010

The A-Team

Podría afirmar que Joe Carnahan me representa una asignatura pendiente, pues aún cuando ya tengo ambas películas en DVD todavía no veo ni Narc ni Smokin' Aces, aún a pesar de que les traigo ganas a ambas. A la fecha lo único que he visto de este director es Ticker, el cortometraje con que participo en la serie de cortos auspiciados por BMW bajo la producción de David Fincher, Tony y Ridley Scott, el cual, por cierto, me pareció muy bueno.

Cuando se anunció que se haría una adaptación cinematográfica de la serie de TV de los 1980s The A-Team, prácticamente no hice caso de la nota, pues aún cuando se trataba de una serie entretenida, moderadamente divertida que me proporcionó ratos de esparcimiento durante la infancia y la adolescencia, nunca fue nada que me hiciera pensar con nostalgia en la tv de aquellos días o que me hiciera pensar que sería bueno si volvieran a pasarla (que de hecho ha gozado con repeticiones frecuentes en distintos canales de tv de paga), así que prácticamente me pasó de largo.

Luego se dieron los anuncios del elenco, que me pareció extrañamente acertado, y fue entonces cuando reparé en que el director sería Joe Carnahan. Eso picó mi curiosidad, por lo que empecé a poner más atención a las noticias sobre la película.

En cuanto comenzaron a aparecer imágenes promocionales mi entusiasmo comenzó nuevamente a desvanecerse, pues parecía que estaban haciendo un exagerado y poco exitoso intento de hacer que el nuevo elenco se viese exactamente como el de la serie. Apareció el primer trailer y quedé convencido de que la película iba a ser muy mala, y empecé a contemplar simplemente omitirla de mi lista de películas por ver. Finalmente se estrenó hace un par de semanas y entonces empezaron a llegarme recomendaciones de amigos. ¿Sería posible?

The A-Team (La Brigada A: Los Magníficos) cuenta la historia del Coronel John "Hannibal" Smith (Liam Neeson) y su equipo de operaciones especiales. Cada base militar designa a sus equipos con una letra del alfabeto y asigna a cada uno de ellos el nombre en slang militar correspondiente a esa letra, siendo el primer equipo "Alfa", el segundo "Beta", el tercero "Charlie", y así sucesivamente. La unidad comandada por Smith era el equipo Alfa de su base, siendo referidos como Alpha Team, ó A-Team, para mayor brevedad.

Tras una misión para recuperar unas placas para impresión de papel moneda, el equipo es traicionado e inculpado por el robo de las mismas, condenados a servir sentencias en prisiones militares de máxima seguridad por separado.

Durante seis meses Smith se dedica a recabar información sobre el hombre que los traicionó y a planear la forma de limpiar sus nombres. Cuando un agente de la CIA (Patrick Wilson) se ofrece a ayudarlo a escapar para que le ayude a recuperar las placas, Smith acepta y pone en marcha una serie de descabelladas evasiones que le permitan reintegrar a su equipo, integrado por Templeton "Faceman" Peck (Bradley Cooper), B.A. Baracus (Quinton "Rampage" Jackson, y Murdock (Sharlto Copley). Ellos dan caza a Pike (Brian Bloom), el verdadero ladrón de las placas, al tiempo que intentan evadir a Charissa Sosa (Jessica Biel), un oficial militar empeñada en regresarlos tras las rejas -y quien además tiene una historia pasada con Peck-, y mientras el agente de la CIA intenta manipularlos a todos.

O, lo que es lo mismo, más de una hora de humor y exageradas secuencias de acción, que componen una de las películas más divertidas que he visto este año. Si gustaban de la serie de TV, piensen en esto como una versión mejor producida y con amplio presupuesto del piloto de la serie. La trama puede tener hoyos gigantescos y la lógica y el sentido común serán desafiados de manera constante, pero lo que es un hecho es que si hay una palabra que resulta imposible asociar con esta película, es "aburrida". Ampliamente recomendada para aquellos que gustan de esta clase de cosas.

junio 22, 2010

Hitchcock: Rope

Después de dos semanas en que por causas de fuerza mayor no lo pude hacer, regresamos a nuestro ciclo de Hitchcock con una de sus películas más controvertidas: Rope.

Rope (La Soga) está basada en la obra de teatro Rope's End (El Fin de la Cuerda), de Patrick Hamilton, misma que a su vez fue inspirada por un caso de la vida real sobre dos estudiantes que asesinaron a un adolescente en 1924, caso que ha inspirado al menos dos películas más, una de ellas interpretada por Orson Wells.

La película resulta controvertida a pesar de los esfuerzos de Hitchcock y sus guionistas por evadir el asunto, pues la obra de teatro es protagonizada por una pareja homosexual y se da a entender que un tercer personaje también tuvo tiempo atrás una relación con uno de ellos. Se limpiaron los diálogos para que el hecho fuese más implícito, pero aún así hubo que reescribir partes del guión antes de poder tener una versión final. Y aún así, prestando un poco de atención, quedan un par de detalles que revelan la sexualidad de los personajes. Pero eso poco o nada tiene que ver con mi comentario de la película.

La película inicia en el departamento compartido por Phillip (Farley Granger) y Brandon (John Dall), dos jóvenes de clase acomodada y graduados de Harvard, quienes están asfixiando a un tercero con una soga. Una vez cometido su crimen, entre ambos meten el cadáver en un arcón en su sala de estar e intentan relajarse. En tanto que Phillip se muestra distraído y atormentado, Brandon parece excitado. De su conversación se entiende que el crimen que acaban de cometer se debió a un capricho, a una necesidad de probarse a si mismos que eran capaces de cometer un asesinato y salirse con la suya. Su víctima es David Kentley (Dick Hogan), un amigo suyo y ex-compañero de la escuela.

Para dar un toque aún más siniestro al asunto, Brandon, quien parece haber planeado todo el asunto, arregló realizar una fiesta en el departamento tan solo un rato después de asesinar a David. Los invitados a la cena son Kenneth (Douglas Dick), otro de sus amigos y quien fuese el mejor amigo de David; Janet (Joan Chandler), ex-novia de Kenneth y actual pareja de David, los padres de David, y Rupert Cadell (James Stewart), un ex-tutor y profesor de los muchachos. La madre de David se encuentra indispuesta, pero en su lugar acude una hermana suya, la Sra. Atwater (Clarence Collier). Asiste además el ama de llaves, la Sra. Wilson (Edith Evanson). La cena transcurre entre insinuaciones y juegos de palabras de Brandon, quien parece convencido de haber cometido el crimen perfecto y dispuesto a retar a su suerte, para creciente desazón de Phillip, al jugar con sus invitados, Rupert incluido, convencido de que ninguno de ellos podrá jamás descubrir lo que han hecho.

La película es famosa mayormente por tecnicismos: se trata de la primera película de Hitchcock filmada a color, y está filmada en tomas largas, existiendo un mínimo de cortes y la gran mayoría de ellos integrados de manera que la película cree la sensación de haberse realizado en una sola toma. Aparentemente lo que Hitchcock intentaba era recrear la experiencia de una historia contada en tiempo real y sin cortes, como pudiese llegar a darse en el teatro. A pesar de ello la película no es estática, pues la cámara se mueve constantemente dentro del restringido espacio del departamento. La película no tuvo gran éxito y fue hasta mucho tiempo después que se le comenzó a apreciar realmente.

Personalmente es una película que disfruto mucho. Supongo que la última vez que la había visto sería hace unos doce o quince años, y a pesar de conocer a la perfección la trama y mucho del montaje, los diálogos siguen siendo una de las cosas que más me gustan. Me incomoda el trabajo de Stewart en la película, pero no porque su actuación sea mala, si no porque creo que el personaje fue escrito para resultar desagradable y el mismo Stewart nunca se adecuó del todo a la idea. Hitchcock nunca fue un director de actores, pero era muy bueno a la hora de seleccionar el elenco para sus películas y simplemente colocarlos en posición de hacer su trabajo a su manera. El resultado no siempre era parejo, pero  en términos generales resultó en varias interpretaciones dignas de ser señaladas a lo largo de los años.

Me parece un error considerar que todo lo que tiene que ofrecer Rope es el inusual montaje "sin cortes", sobre todo considerando que si hay un par de cortes intencionales que no se buscó ocultar de ningún modo. El mismo Hitchcock llegó a mencionar años después que la forma en que montó Rope fue un capricho y un experimento sin intención, pero creo que aún si no tuvo intención de hacer algo especial con esta película, eso fue precisamente lo que consiguió. Supongo que es simplemente una muestra más del genio del extraordinario realizador británico.

junio 18, 2010

Patrioterismo barato y fanatismo ciego

Tengo más de una semana considerando si escribía o no este texto que me estaba dando vueltas en la cabeza, y aún cuando prácticamente había decidido no hacerlo, los eventos de ayer en la tarde me llevaron después de todo a la determinación de escribirlo.

No soy muy aficionado al futbol y muy especialmente debo decir que hay pocas cosas que me importen menos que el torneo local. Sin embargo, cuando puedo me gusta ver juegos de las ligas española e inglesa, de la Champions League, y cada dos y cuatro años, respectivamente, de la Eurocopa y el Mundial. Usualmente suelo seguir con atención e interés los juegos de la selección mexicana, pero no en esta ocasión. Me molestó mucho la forma en que se manejo el equipo desde el mundial pasado y la subsecuente salida de Ricardo Lavolpe de la dirección técnica. La designación de Hugo Sánchez me pareció un chiste de mal gusto, y la posterior sustitución que se hizo al traer a Sven Goran Eriksson, un técnico capaz pero ajeno completamente al futbol mexicano fue una estupidez absoluta.

Pero lo que realmente me hizo decidir que no me importaba lo que hicieran con la selección fue la recontratación de Javier Aguirre, un técnico prepotente y hocicón cuyo trabajo, en mi opinión, está muy sobrevalorado, olvidándose por completo de la patética manera en que culminó la participación del equipo a su cargo en el mundial de 2002 y de la cobarde manera en que evitó regresar a México para enfrentar a los medios y a la afición. En ese momento supe que se vendría un periodo de necedad y testarudez, de decisiones controvertidas y de una actitud de "es mi selección y me la cojo como quiera". Y tenía yo razón. Abiertamente manifesté en más de una ocasión lo poco que me importaba quienes estuviesen en la lista final de seleccionados para ir al mundial o como les fuera en sus partidos.

¿Está uno obligado a echar porras a un equipo que no le gusta, simplemente porque viste con los colores de la bandera y es promocionado como "representativo nacional"? Yo creo que no. Es como exigir a todo el nacido en Guadalajara que sea fan de las Chivas, o a un Chilango que sea americanista. Tan ridículo como que todo estudiante o egresado de cualquier escuela incorporada o afiliada a la UNAM deba ser fan de Pumas. Si yo veo el juego como un espectáculo deportivo que me proporciona entretenimiento, ¿no soy libre de apoyar a Inglaterra, Alemania u Holanda, equipos que me gustan más que México? Lamentablemente mi postura fue malinterpretada por muchos y he recibido acusaciones tan absurdas como ser llamado mal mexicano y traidor a la patria simplemente por rehusarme a caer en el juego de el inmenso aparato mercadológico que rodea al representativo de la Femexfut.

Y ojo, que eso es precisamente lo que es la selección nacional. No se trata de un equipo que represente a un país, mucho menos a una nación, y tampoco juega en representación de cien millones de mexicanos. Es un equipo que juega por dinero (bastante, por cierto) y que representa los intereses económicos de un puñado de empresarios, ya sean los dueños de los equipos del torneo mexicano o sus multiples socios, o bien los "orgullosos patrocinadores" del equipo tricolor, quienes incrementan sus ingresos cada cuatro años a costa de explotar y abusar los sueños e ilusiones de millones de aficionados mexicanos. La selección no es México ni viceversa, y nadie debiera cometer el error de pensar que es así. Pero muchos lo hacen.

Al mencionar lo de los eventos de ayer, me refiero a las reacciones que se produjeron tras la victoria de México sobre Francia. Me parece de destacar la forma en que los noticieros de tv omiten cualquier mención por mínima que sea a lo circunstancial de ambos goles y a las polémicas decisiones arbitrales que les abrieron la puerta. Se habla de que México fue muy superior y que el 2-0 es un fiel reflejo del dominio manifiesto que tuvieron durante todo el partido. En eso no hay discusión, pues la combinación de un México motivado y voluntarioso con una Francia apática resultó en un duelo poco parejo. En donde ya no estoy de acuerdo es cuando se empieza a hablar del "despertar" de la delantera mexicana y de la contundencia que se tuvo.

Si hubiese habido contundencia, al medio tiempo el partido ya hubiese estado 2-0 y no hubiese sido hasta el minuto 55 cuando una acción en claro fuera de lugar le permitiese al "Chicharito" abrir el marcador. Cierto, la definición fue buena, pero debe mucho a la oportunidad de tomar una ventaja ilícita sobre los defensores franceses. Tal vez era solo cuestión de tiempo que cayera el gol, pero es innegable que fue regalo de la terna arbitral. En cuanto al segundo gol, ¿Qué puedo decir? Otro árbitro hubiese amonestado a Pablo Barrera por tan descarado clavado y probablemente hoy no se estaría hablando de que el Man U empieza a mostrar interés.

Los errores arbitrales son cosa común en cualquier competencia, al menos en el futbol soccer. Incluso hay quienes dicen que la polémica que generan es parte del sabor de éste deporte, opinión que no comparto, pues creo que lo ideal sería tener la competencia más justa posible y donde todo lo ganado se deba a un esfuerzo legítimo y no al "colmillo" o malicia de algún jugador. En este caso dos errores arbitrales se reflejaron en el marcador, situación que siempre será reprobable. Se puede argumentar que sirvieron para que el marcador resultase justo respecto a lo mostrado por ambos equipos, pero creo que eso no cambia la situación central. México sigue sufriendo para anotar y no puede contar con que los árbitros le ayudarán siempre a conseguir los goles.

Mi molestia principal no es el resultado del juego. Ganó México, que bien por ellos y por todos aquellos para los que esto representa algo importante en sus vidas. Pero ¿Qué tal que Francia hubiese ganado por el mismo marcador gracias a dos pifias arbitrales? Miles se rasgarían las vestiduras, gritarían "Nos han robado" a los cuatro vientos, e incluso estoy seguro que no faltaría quien propusiese la presentación de una queja formal ante la FIFA bajo amenaza de retirarnos de la competencia. Afortunadamente los franceses no han caído en tal melodrama, en parte porque consideran justo haber perdido el partido. ¿Y cómo quejarse del arbitraje cuando lograron su calificación al Mundial gracias a un error de los árbitros del que sacó ventaja Henry?

Y justo eso es lo que me preocupa. Ahora la gente en las calles, bares y cafeterías discute el futuro de la selección mexicana, porque después de Francia, qué nos dura Uruguay. Les ganamos, calificamos primero de grupo, evitamos a Argentina nos encaminamos a los cuartos de final y ya encarrerados a ver quien nos para. Y todo ello sin detenerse a pensar que una combinación de resultados todavía podría dejar a México en tercer lugar del grupo y por tanto eliminados. Si México queda eliminado gracias a un error arbitral, ya sea el próximo martes o en alguna ronda posterior, ¿Están los aficionados y el departamento de marketing, eh, quiero decir, la prensa especializada, preparados para aceptarlo sin mayores aspavientos?

Lo dudo mucho.

junio 16, 2010

The Andromeda Strain

Me quedan solo un puñado de novelas de Michael Crichton por leer y poco a poco me las voy a acabar. Curiosamente no había leído The Andromeda Strain (La Amenaza de Andrómeda), primera de sus novelas firmada con su nombre y también primera en convertirse en best-seller, aún a pesar de que ya había visto la adaptación setentera que dirigiese Robert Wise y también la miniserie (bastante malita, por cierto) realizada para tv hace un par de años. The Andromeda Strain fue publicada en 1969, y para tratarse de una novela de ciencia ficción "dura" me parece que ha envejecido notablemente bien. La historia está narrada como si se tratase de una reconstrucción documental de los hechos, aunque Crichton juega un poco con el tiempo subjetivo en que se sucede la acción y lo hace con el talento y precisión que se convertirían en sellos característicos de su trabajo.

La novela lidia con el Proyecto Wildfire y la forma en que éste enfrenta la crisis conocida bajo su nombre código, Andromeda. A mediados de los 1960s el Dr. Jeremy Stone, un prestigioso bacteriólogo de una universidad californiana y uno de los ganadores más jóvenes del Nobel, advirtió en una conferencia sobre los riesgos involucrados en el programa espacial en términos de infecciones bacteriológicas, pues aún cuando el programa tomaba en cuenta toda clase de medidas precautorias para evitar la exposición de los astronautas a un entorno extraño sin protección, y a que se les sometía a un proceso de cuarentena a su regreso, dichas medidas no consideraban la posibilidad de que bacterias espaciales recogidas en órbita pudiesen ingresar en la atmósfera terrestre con los vehículos de regreso, o incluso dentro de sondas no tripuladas.

Para sorpresa del Dr. Stone, la Fuerza Aérea norteamericana y el gobierno federal se interesan por el tema y lo invitan a formar parte de un programa dirigido a enfrentar la posible contingencia de enfrentar alguna bacteria u organismo alienígena que pudiese haber llegado a nuestro planeta. El Proyecto Wildfire es puesto en marcha con la construcción de unas instalaciones de investigación perfectamente aisladas y con el máximo de medidas de seguridad para asegurar la contención de cualquier posible infección que fuese descubierta. El laboratorio se terminó en 1968 y un año después fue puesto a prueba a causa de una cápsula propiedad de los militares y recuperada en un pequeño pueblo de Arizona.

La cápsula fue lanzada al espacio como parte de un programa militar encaminado a buscar organismos extraterrestres con posibles aplicaciones militares. El satélite que contenía la cápsula sufrió un percance nunca aclarado del todo que llevó a la decisión de regresarlo a la Tierra antes del tiempo programado. La cápsula aterrizó cerca de Piedmont, Arizona, y fue llevada hasta el pueblo por uno de sus habitantes, quien la encontró antes que el ejército tras verla caer. Unas horas después de que el médico del pueblo abriese la cápsula, todos sus habitantes se encuentran muertos, y los dos soldados enviados al lugar para recuperarla fallecen a los pocos minutos de llegar al pueblo.

Stone reúne a su equipo y son enviados a recuperar la cápsula, descubriendo además dos sobrevivientes inusualmente distintos: un anciano de sesenta y nueve años y un bebé de unas cuantas semanas de nacido. Ahora los miembros del Proyecto Wildfire tienen que tratar de entender el origen de la infección, la forma en que trabaja y los medios para neutralizarla, pues es muy probable que la bacteria que la causa, denominada Andromeda, se encuentre en el aire en los alrededores de Piedmont.

The Andromeda Strain es un excelente thriller que demuestra que la ciencia ficción no necesita tratar con mundos lejanos ni aventuras futuristas para ser una lectura entretenida, además de resultar bastante educativa, pues creo que aprendí más sobre bacterias, antibióticos y microscopios ópticos y electrónicos leyendo esta novela, que en años de clases de biología en la escuela. Como todo lo de Crichton, recomendada sin reservas.

junio 15, 2010

Gamera 3: Iris Kakusei

Este es un pendiente que debiera haber publicado la semana pasada pero lo complicado de la jornada laboral no me lo permitió...

Aún cuando he visto varias películas del género denominado Kaiju Eiga difícilmente me atrevería a decir que soy un conocedor, pues hasta para ser fan hace falta conocer un poco del asunto y yo apenas califico de neófito. Hace varios años ya, cuando necesité escribir sobre el tema en mi columna de Planetary para la edición de Grupo Editorial Vid, solicité la ayuda de Rodrigo, uno de mis mejores amigos y quien si es conocedor del tema, aún cuando por políticas de la editorial eliminaron las líneas donde le daba las gracias. Sin embargo, sigo agradecido y al menos gracias a él conozco los básicos.

Kaiju Eiga se puede traducir como "Película de Monstruos" y es el término con que se conoce al género de películas japonesas de (¡doh!) monstruos, de los cuales el más conocido es Godzilla o Gojira, aunque ni de lejos es el único. Supongo que Gamera debe ser otro de los monstruos más populares del género, pues ha sido llevado a la pantalla en una docena de ocasiones. Gamera 3: Iris Kakusei (Gamera 3: La Venganza de Iris) cierra la trilogía escrita y dirigida por Shusuke Kaneko durante la última década del siglo pasado, y desde su aparición ha sido aclamada por los fans y la crítica como la mejor exponente del género. Dado que no conozco tanto del género y que no he visto las dos primeras partes de la trilogía, sería pretencioso de mi parte decir que es así, pero lo que si les puedo decir es que es una gran película.

La historia sigue cronológicamente los eventos de sus antecesoras, pero proporciona la suficiente información como para entender la trama sin mayor problema. Tres años han pasado desde que Gamera enfrentara a la Legión de los Gyaos, reptiles voladores a los que se supone había exterminado. Sin embargo, avistamientos de Gyaos se siguen dando, no solo en Japón, si no también en otras partes del mundo. Gamera reaparece para seguir exterminando a sus antiguos enemigos, pero con la mala fortuna de hacerlo en un centro urbano, causando gran cantidad de muertes y masiva destrucción. Como resultado las autoridades deciden convertir en una prioridad la destrucción de Gamera.

Mientras tanto, Ayana, una adolescente que odia a Gamera debido a que perdió a sus padres tras el enfrentamiento con los Gyaos en Tokyo, encuentra un huevo de Gyaos y una piedra que le permite crear un lazo con la criatura. El lazo surgido entre Ayana y la criatura permite que ésta evolucione hasta convertirse en un ser mucho más grande y poderoso que otros Gyaos, un ser cuya existencia misma amenaza la supervivencia de la especie humana. Gamera tendrá que pelear contra esta nueva amenaza a pesar de tener al ejército y fuerza aérea en su contra.


La película no tiene falla alguna, pues explora a la perfección a algunos personajes cuyas vidas se han visto afectadas por la aparición de estos monstruos, además de proporcionar suficientes elementos como para entender la mitología, no solo de Gamera, si no de los Kaiju en general y su aparente fascinación por asolar el archipiélago nipón. Los efectos son una combinación de prostéticos, maquetas y CGI, y el resultado es impresionante. Nunca una pelea de monstruos se había visto tan bien ni había estado tan bien contada, ni siquiera en las producciones hollywoodenses de mayor presupuesto y recursos.

No me queda más que tratar de ver el resto de la trilogía, pero puedo recomendar esta excelente película de manera individual a cualquiera que guste de la ciencia ficción y fantasía, y más aún si sienten especial aprecio por el género de los Kaiju. Excelente opción.

junio 11, 2010

Yattâman - Takashi Miike

Sin lugar a dudas uno de los directores más prolíficos en la actualidad es el japonés Takashi Miike, quien a pesar de no tener todavía cincuenta años de edad ya supera el medio centenar de trabajos en su filmografía. Y si se trata de diversidad de géneros, me parece que ya los ha probado todos, desde el horror sobrenatural hasta historias de la Yakuza, pasando por superhéroes, terror psicológico y comedia. Lo que nos lleva a Yattâman, conocida fuera de Japón como YattermanYatterman está basada en una exitosa serie animada japonesa de los 1970s producida por el exitoso estudio de animación Tatsunoko Productions, responsables de series como Speed Racer, Gatchaman (Fuerza G) o Samurai Pizza Cats (Los Gatos Samurai).

Yatterman es un equipo formado por Gan (Sho Sakurai), hijo del dueño de una enorme juguetería, y su novia Ai (Saki Fukuda), hija de un magnate de la electrónica. Combinando sus habilidades la joven pareja, bajo las identidades de Yatterman #1 y Yatterman #2, respectivamente, combaten el mal asistidos por un gigantesco mecha con forma de perro llamado Yatterwan, el cual, por cierto, tiene conciencia. Sus rivales habituales se hacen llamar Doronbo, trío de villanos encabezados por la sexy y guapísima Doronjo (Kyoko Fukada). Sus compañeros son Boyacky (Katsuhisa Namase) y Tonzura (Kendo Kobayashi), quienes proporcionan mucho del comic relief de la película.

Doronbo recibe órdenes del misterioso Dios de los Ladrones, un ente que parece poder materializarse en cualquier parte y quien constantemente los reprime y castiga por sus errores. Al parecer sus últimos encargos van encaminados a recuperar las partes de la mítica Piedra de la Calavera, aún cuando nadie sabe exactamente para que sirve o de que sea capaz una vez que las partes sean reunidas. La hija de un arqueólogo desaparecido acude a Yatterman para solicitar ayuda para localizar a su padre, quien desapareció mientras buscaba otra parte de la roca en cuestión, lo que pondrá a los dos bandos nuevamente en conflicto.

La verdad es que no estoy familiarizado con la serie ni tampoco con la nueva versión que se produjo hace un par de años, pero aún así me atrevo a afirmar que la adaptación cinematográfica de Miike debe ser la más fiel traducción de animación a live action que se haya filmado jamás. Quienquiera que esté familiarizado con el sentido del humor que manejan las comedias de acción animadas japonesas puede entender lo difícil que resultaría trasladar ese tono de historia a una película con actores, y ni hablar de las dificultades para mantenerse fiel al colorido de una serie animada sin riesgo de obtener un resultado como el de Scooby Doo o The Flinstones, por mencionar un par de ejemplos.

Miike consigue emular a la perfección la mezcla de ingenuidad e ingenio características del anime de acción comedia, mezclando secuencias de acción con comedia física y sin rehuir a la combinación de prostéticos, trucos de cámara y animación computarizada. Tal parece que simplemente decidió dar rienda suelta a su imaginación y no ponerse límites de ningún tipo, logrando emular a la perfección el tono humorístico que uno esperaría ver en dibujos animados, pero combinándolo con algunos desplantes de humor subido de tono con insinuaciones sexuales, algo que no es nada raro en su filmografía.

Sorprendentemente la película no solo es muy divertida, si no que además resulta bastante emocional, dándose tiempo para lidiar con temas como el amor, la lealtad y la amistad. No cabe duda que Miike es uno de los directores más interesantes trabajando actualmente en el cine, logrando que incluso sus proyectos fallidos tengan algún detalle o escena rescatables. Yatterman ni siquiera cae en esa clasificación, pues es un inesperado logro en la carrera del controvertido realizador nipón.

Recomendada para gente de todas las edades pero con reservas para aquellos que no gustan del humor propio de las series animadas japonesas.

junio 09, 2010

The Crazies (2010)

The Crazies (El Día del Apocalipsis) es un remake de una película de George A. Romero estrenada en 1973. Supongo que tratándose de Romero a nadie debiera sorprender que se trate de una película de zombies 8o algo muy parecido), aún cuando en este caso tienen un origen científico más o menos explicado. El pequeño pueblo de Ogden Marsh, Iowa, es publicitado por sus habitantes como "El lugar más amigable sobre la Tierra". Sin embargo, poco a poco se empiezan a suceder incidentes violentos con algunos de los habitantes de un extremo del pueblo.

Durante un juego de beisbol de preparatoria, el borracho del pueblo entral al campo de juego portando una escopeta. El sheriff del pueblo, David Dutton (Timothy Olyphant), intenta razonar con él pero se ve forzado a matarlo cuando el hombre amenaza con usar el arma. La autopsia revela que no había ingerido alcohol, lo que extraña al sheriff. Su esposa, Judy (Radha Mitchell), es la doctora del pueblo, y pronto empieza a tratar casos de vecinos que muestran una conducta extraña. Tras otro par de incidentes, el sheriff y su asistente, Russell (Joe Anderson), descubren que el problema puede ser el suministro de agua del pueblo, pero no consiguen convencer al alcalde de declarar una emergencia.

Cuando intentan comunicarse con pueblos vecinos descubren que las comunicaciones del pueblo han sido completamente cortadas, pues no funcionan ni las líneas terrestres, ni los teléfonos celulares, ni existe acceso a internet. Poco a poco caen en cuenta de que la ayuda que esperaban recibir de las autoridades estatales y/o federales no llegará, pues para fines prácticos el pueblo entero ha sido colocado en cuarentena. A pesar de que comparte con la versión de Romero el hecho de que los sobrevivientes tienen que enfrentar a su propio gobierno y autoridades, esta versión, dirigida por Breck Eisner, es mucho menos política que aquella versión, lo cual no es de extrañar dado el historial de Romero y que su versión apareció en plena guerra de Vietnam.

La película está muy bien hecha, cuidando todos los detalles desde la ambientación hasta los actores, aún cuando por momentos creo que el director y su fotógrafo abusaron de crear sobresaltos a base de ruidos estridentes presentados de manera simultánea a la aparición en pantalla de algo que no vemos en principio. Sin embargo, la película resulta muy disfrutable para los fans del género siempre y cuando no se tengan altas expectativas en cuanto a la originalidad de la historia, aunque creo que hay al menos un par de escenas novedosas en las que el manejo del suspenso y la tensión me hacen pensar que Eisner puede llegar a hacer algo interesante a futuro. Por lo pronto se ha anunciado que será el responsable de llevar a la pantalla la próxima versión de Flash Gordon, así que habrá que ver que tal le sale.

The Crazies es una película que será del agrado de los aficionados al cine de horror y/o al subgénero de zombies, e incluso creo que puede llegar a resultar una experiencia entretenida para quienes no sean tan afectos a ellos. Hora y media de sobresaltos y sangre que no lo dejan a uno con mal sabor de boca, si entienden a lo que me refiero. Por cierto, aprovechando que logré hacerme con una copia de la versión de Romero, la comentaré por aquí en unos días.

junio 04, 2010

From Paris With Love

Pierre Morel es uno más de la larga lista de aprendices/emuladores de Luc Besson que se empieza a hacer de un nombre propio. Morel tiene ya varios años trabajando en cine, habiendo comenzado hace más de quince años como asistente de cámara y contando en su currículum con distintos trabajos como cinematógrafo, director de segunda unidad u operador de cámara. Como director sorprendió al mundo en el 2004 con la espectacular y entretenida Banlieue 13 (Distrito 13 ó Distrito B13, según donde se encuentren), a la cual siguió con Taken (Búsqueda Implacable), de la que he escuchado opiniones encontradas pero no he podido ver.

From Paris With Love (París en la Mira) es su tercera película como director, tratándose de una cinta de acción mayormente entretenida aunque por momentos demasiado confusa y pretenciosa. La película sigue a James Reece (Jonathan Rhys Meyers), un agente de inteligencia de bajo nivel que trabaja con el embajador norteamericano en París y quien sueña con poder convertirse en un agente de campo, aparentemente con la romántica idea de que se trata de glamorosos super-espías en la mejor tradición de James Bond. Como premio a su desempeño en sus encomiendas recientes, Reece es asignado para asistir a un agente que acaba de llegar a la ciudad.

Así, James se ve envuelto en una interminable serie de peleas, balaceras y persecusiones al lado de Charlie Wax (John Travolta), un agente para quien expresiones como "secreto", "sutil" o "daño colateral" parecen no tener significado alguno. Wax tiene una misión que de algún modo involucra narcotraficantes chinos, terroristas de Oriente Medio, y alguna intriga relacionada con una cumbre diplomática, no estoy seguro del todo, pero ustedes comprenderán que entre tanta balacera y persecusión es difícil concentrarse en nimiedades como trama o desarrollo de personajes. El trabajo de Morel y su cinematógrafo a la hora de montar las escenas de acción es impecable, pues todo pasa tan rápido que es imposible ver nada y sin embargo se entiende lo que está pasando. Wax es una máquina de pelear y matar (los reto a llevar la cuenta de los cadáveres que deja a su paso) y Reece empieza a pensar que tal vez el ser un agente de campo no sea una elección de carrera muy afortunada.

El resultado es otra película de acción con exageradas secuencias de acción pero que en vez de parodiar los excesos propios del género se regodea aplicándolos, sacándole provecho a la actuación de un Travolta que se ve tan divertido en su papel de badass que uno no puede evitar contagiarse un poco de su entusiasmo. La química entre Travolta y Meyers es digna de rescatarse, logrando que la película funcione en su papel de male bonding de una mejor manera que otros intentos similares y menos afortunados (I Spy, por ejemplo).

Creo que sería injusto decir que es como una b-movie de acción, porque los valores de producción no corresponden con esa descripción, aún cuando en lo que se refiere a entretenimiento sin sentido bien puede rivalizar con cualquier producción tanto hollywoodense como de Hong Kong de las que solían hacerse hace un par de décadas. Si les gustan cosas como The Transporter o las anteriores películas de Morel, esto es para ustedes. Si no es así, absténganse y ahorrense el berrinche o la decepción.

junio 03, 2010

Carnacki the Ghost Finder

Thomas Carnacki es un personaje sobre el cual había leído y escuchado mucho pero jamás había leído nada. Su creador, William Hope-Hodgson, es tal vez más reconocido por dos novelas, The House on the Borderland (disponible en inglés en el Proyecto Gutenberg), misma que leí hace varios años y de la cual incluso tengo una adaptación en novela gráfica ilustrada por Richard Corben; y The Night Land, que no he leído a pesar de que también se encuentra disponible en línea tanto en el Proyecto Gutenberg como en otros sitios.

A Carnacki lo había encontrado mencionado en diferentes historias desde hace muchos años, pero debe haber sido durante la década pasada que realmente me intrigó el personaje, sobre todo luego de hallar referencias, menciones e incluso apariciones suyas en Planetary, The League of Extraordinary Gentlemen, y en algunas historias de Kim Newman pertenecientes al universo de la excelente Anno Dracula, ya comentada antes aquí. Las nueve historias del personaje escritas por Hope-Hodgson se encuentran en el dominio público y es posible hallarlas en línea con relativa facilidad, tanto en el mencionado PG como en varias otras versiones. Sin embargo, nunca me pasó por la cabeza descargarlas para imprimirlas y leerlas. Creo que son la clase de historias donde importa mucho ese peculiar aroma que solo los libros viejos tienen, así que fue hasta hace algunas semanas que me pude hacer con una copia de una vieja edición.

Carnacki es un detective que se especializa en casos de apariciones, fantasmas, maldiciones y casas embrujadas, mismos que estudia con una mente abierta sin descartar la posibilidad de que realmente involucren alguna fuerza o presencia sobrenatural, pero en muchas ocasiones descubriendo que se trataba de engaños elaborados por gente interesada en alimentar la reputación de algún lugar u objeto. Las historias son narradas por su amigo Dodgson de una manera similar a como el Dr. Watson es el encargado de narrar las aventuras de Sherlock Holmes, aunque el estilo narrativo de Hope-Hodgson es muy diferente del de Conan Doyle.

Cada historia tiene un formato pre-establecido según el cual Dodgson es invitado, junto con otros tres amigos, a cenar en el número 472 de Cheyne Walk, la residencia de Carnacki. El protocolo dicta que previo a la cena y durante la misma los comensales pueden charlar de lo que gusten e incluso interrogar a su anfitrión, siempre y cuando no sea en relación al caso que acaba de resolver. Una vez terminada la cena, Carnacki y sus invitados se acomodan en sus asientos favoritos, él prepara su pipa, e inicia su relato, mismo que nunca es interrumpido.

Las historias contenidas en el volumen son las siguientes:

  • The Gateway of the Monster. Una vieja mansión alberga una habitación conocida como "el cuarto gris", donde generaciones atrás se cometieron un par de asesinatos. Carnacki pasa una noche solo en la habitación y apenas puede escapar con vida tras descubrir el origen de la maldición de aquella habitación.
  • The House Among the Laurels. Una antigua mansión abandonada parece estar embrujada e incluso se habla de que por las noches escurre sangre del techo. El nuevo propietario contacta a Carnacki para que le ayude a determinar que hacer con la propiedad.
  • The Whistling Room. Carnacki es llamado para investigar una habitación que emite un silbido durante las noches. Aparentemente décadas atrás un bufón fue quemado en esa habitación y mientras ardía no dejaba de silbar.
  • The Horse of the Invisible. De acuerdo con una antigua maldición dentro de la familia Higgins, cualquier mujer primogénita que se comprometa en matrimonio será acosada por un caballo invisible. La hija mayor de la familia se acaba de comprometer y las primeras manifestaciones del mítico corcel llevan a la familia a requerir los servicios de Carnacki.
  • The Searcher at the End House. Carnacki relata a sus invitados sobre una de sus primeras investigaciones, lidiando con una manifestación en la misma casa donde él vivía con su madre.
  • The Thing Invisible. Una antigua daga depositada en la capilla anexa a una mansión parece haber adquirido voluntad propia, atacando a todo aquel que se aventura a entrar en la capilla por la noche. Carnacki pasa la noche dentro de la capilla enfundado en una armadura y armado solo con una cámara fotográfica.
  • The Hog. Un médico refiere a Carnacki a uno de sus pacientes, quien sufre horribles pesadillas todas las noches y cree que se trata de algo sobrenatural. Carnacki lo atiende en su propia casa con la esperanza de descubrir el origen de las pesadillas y, de ser posible, eliminarlas por completo. El riesgo es mayor de lo que creía y termina enfrentando un inimaginable horror del más allá.
  • The Haunted Jarvee. Este relato es inusual pues el objeto de la maldición es un barco de pesca. Carnacki pasa varias noches a bordo de la embarcación tratando de discernir el origen, y el final es de lo más inesperado.
  • The Find. Esta es la única historia que no involucra elementos sobrenaturales, reales o aparentes, pues en ella Carnacki se limita a hacer un trabajo de deducción para explicar la súbita aparición de una segunda copia de un libro que se suponía era único.

Las historias resultan bastante disfrutables y he de reconocer que me sorprendió lo bien que se sienten a pesar de tener aproximadamente un siglo de haber sido escritas, sobre todo en comparación con lo único que he leído antes de Hope-Hodgson, The House in the Borderland, que a pesar de ser una buena novela, no puede ocultar los años que lleva a cuestas.

Como mencioné al principio, el libro no es fácil de conseguir, pero si realmente quieren leerlo existen otras opciones. Arriba puse varios enlaces a versiones en línea de éste y otros libros de Hope-Hodgson, todos ellos de versiones originales en inglés, pero un poco de dedicación y el auxilio de Google les puede llevar a versiones en español de esos mismos textos. Aquí hay un enlace a una traducción de esta colección de cuentos.

junio 02, 2010

The Losers

A estas alturas es un hecho que las películas basadas en comics y novelas gráficas están pasando por un buen momento y su producción, al menos por los próximos años, se seguirá dando a ritmo de varias por año. La más reciente adaptación en llegar a las pantallas -al menos en México, porque en los EU tiene varias semanas que se estrenó- es The Losers, película basada en la serie de comics del mismo título publicada bajo el sello Vertigo, de DC Comics.

Una unidad de fuerzas especiales que realiza operaciones encubiertas para la CIA es encomendada con la misión de señalar la casa de un narcotraficante en Bolivia para que pueda ser bombardeada desde el aire. El equipo encuentra la casa, la "marca" y reporta que el ataque puede llevarse a cabo. Instantes después se dan cuenta de que en la casa en cuestión hay una docena de niños.

Tras infructuosamente intentar convencer a sus superiores de detener el ataque, el grupo decide realizar una incursión en la casa y sacar de ahí a los niños. Cumplen con su objetivo y se reportan al lugar señalado para su extracción, pero no hay espacio suficiente en el helicóptero para llevarlos a los niños y a ellos, por lo que deciden enviar a los niños y buscar algún otro medio para salir del lugar por su cuenta. Sin embargo, uno de ellos intercepta una transmisión de radio que parece apuntar a convertirlos en blanco.

De la nada surge un avión que dispara contra el helicóptero, haciéndolo pedazos y matando a todos sus tripulantes, incluyendo a los niños. Horrorizados, los miembros del equipo murmuran "se suponía que debíamos ser nosotros", y arrojan sus dog tags a los restos del helicóptero. Oficialmente están muertos y es hora de planear su venganza contra Max, el misterioso hombre a quien no conocen pero quien es presuntamente responsable de haberlos traicionado.

Intenso, ¿no? Y todo eso pasa antes de la secuencia de créditos, la cual nos revela las identidades de los miembros del equipo: Clay (Jeffrey Dean Morgan), el líder del grupo; Roque (Idris Elba), táctica y demoliciones; Jensen (Chris Evans) computadoras y comunicaciones; Pooch (Columbus Short), transporte; Cougar (Oscar Jaenada), eliminaciones de largo alcance. Atrapados en Bolivia y sin manera de regresar a los Estados Unidos el grupo empieza a tener fricciones internas, aún cuando Clay mantiene las esperanzas de hallar el modo de recuperar sus vidas y vengarse de quien se las arrebató. Aparece en escena Aisha (Zoe Saldana), una mujer que parece tener los contactos necesarios para permitirles volver a su país y financiarlos durante la búsqueda de Max, a quien ella quiere matar por razones no reveladas. El grupo accede a trabajar con ella, no sin cierto recelo, y ponen manos a la obra.

La película tiene un ritmo rápido que nunca decae, está llena de buenas escenas de acción y los suficientes efectos especiales para satisfacer a cualquier fan del género.

La historia no tiene mayores pretensiones, limitándose a formar un armazón que justifique las secuencias de acción y haga ver bien a los héroes, por momentos coqueteando peligrosamente con el terreno de la farsa o la parodia pero arreglándoselas para mantenerse dentro de una simple exageración comiqueril que le sienta bastante bien.

La historia del comic se traduce a este medio sin demasiados cambios. Un poco más suave la violencia gráfica, un vocabulario ligeramente menos altisonante, y tal vez un poco de protagonismo temprano para el personaje de Aisha, pero nada como para ofender a los fans del comic.


Me sorprendió el trabajo de dirección de Sylvain White, dado que solo cuenta en su curriculum con algunos proyectos directo a video -incluyendo la última entrega de I Know what You did Last Summer- y una película, Stomp the Yard, que nunca supo definirse entre drama, musical, película de baile, o algún ente de identidad propia. Sin embargo, White y su cinematógrafo, Scott Kevan, tienen buenas ideas para crear interesantes visuales en las secuencias de acción, alcanzando momentos de brillantez en algunas partes del montaje de la película.

La historia no tiene mayores pretensiones y recae bastante sobre el carisma de sus protagonistas. Estos cumplen a la perfección con lo que se espera de ellos en estos papeles, mismos que están tan estereotipados que rayan en el cliché, y lo hacen de buena manera, especialmente Chris Evans, Zoe Saldana e Idris Elba. A Columbus Short y Oscar Jaenada no los conocía, pero su trabajo aquí es tan sólido como la historia se los permite.

Mi única queja sería con el trabajo de Jeffrey Dean Morgan, quien parece tratar de cargar a su personaje a base de carisma y presencia, aún cuando ninguna de las dos cualidades es su fuerte. Afortunadamente la película funciona como una obra de grupo y el resto del elenco carga con él durante la mayor parte de la película. En general me queda la sensación de que el elenco se divirtió tanto haciendo la película que logran contagiar un poco a la audiencia.

Temas morales, un detallado desarrollo de personajes, y crítica social con temas de actualidad no son características que uno encuentre frecuentemente en películas de acción, así que les sugiero no molestarse en buscarlas en The Losers porque no las hallarán. Se trata simplemente de una honesta y desvergonzada película de acción cuyo principal objetivo es crear hora y media de violento entretenimiento para los aficionados al género. Misión cumplida.

Lo siento por The A-Team y The Expendables, porque ya tenemos un standard de comparación.

junio 01, 2010

Hitchcock: Rear Window

Rear Window (La Ventana Indiscreta) es una de las películas más celebradas de Alfred Hitchcock. Producida en 1954 fue estrenada en cines al menos un par de veces antes de poder ser televisada, pues durante casi treinta años fue parte de una disputa legal. Además de su re-estreno en 1983, la cinta fue estrenada nuevamente en los Estados Unidos en el 2000 en una versión remasterizada, que es la que se puede hallar en la gran mayoría de los DVDs disponibles en la actualidad. Recuerdo haber visto esta película en algún momento de mi infancia/pubertad, y aún cuando recordaba la historia en términos generales, el verla nuevamente con mayor conciencia y atención resultó muy gratificante

Rear Window sigue la historia de L.B. Jeffries (James Stewart), un fotógrafo profesional que tras un accidente de trabajo queda confinado a permanecer durante semanas en su departamento con una pierna enyesada desde el pie hasta la cadera. Harto de su encierro, Jeffries ha adoptado como hobby el contemplar a sus vecinos de los edificios aledaños, con quienes el suyo comparte un patio interior. Al paso de los días Jeffries se ha ido familiarizando con ellos e incluso a algunos de ellos les ha asignado sobrenombres de acuerdo a sus características más distintivas.

Así tenemos a la señora Corazón Solitario, una mujer soltera que acostumbra preparar románticas veladas para dos en las que le acompaña algún caballero imaginario; a la señorita Torso, una bailarina profesional que suele pasar el día bailando en ropa interior en su departamento; a una pareja compuesta por un vendedor de joyería y su esposa enferma; una escultora de arte moderno que pasa la mayor parte del día tomando el sol; otro matrimonio que parece vivir contento con la vida que llevan y quienes suelen dormir al borde de la escalera de incendios para prevenir el calor; y un músico compositor quien parece frustrado porque su carrera no va a ninguna parte. Ese es el ecléctico grupo de vecinos cuyas actividades cotidianas se han convertido en el principal entretenimiento de Jeffries.

Una noche, luego de discutir con su hermosa novia, la modelo de modas Lisa Fremont (Grace Kelly), Jeffries se queda hasta tarde sentado frente a la ventana y puede observar un extraño comportamiento de uno de sus vecinos. Las acciones que observa -salidas constantes de madrugada, las persianas cerradas todo el día, un cuchillo y una sierra misteriosamente envueltos, un baúl enorme atado con una cuerda, y la conveniente ausencia de una persona, lo llevan a sacar una sola conclusión: asesinato. Tras explicar lo que vio tanto a Stella (Thelma Ritter), su enfermera, como a Lisa, ambas llegan a la misma conclusión que él. Jeffries decide llamar a un amigo suyo que es detective en la policía para explicarle su teoría. Aunque Doyle (Wendell Corey), el detective, se muestra renuente a aceptar la posibilidad de que realmente se haya cometido un crimen, accede a realizar algunas averiguaciones para tranquilizar a su amigo.

El manejo del suspenso que demuestra Hitchcock en esta película es excepcional, pues no se trata solo de crear una intriga y dejarla ir en crescendo, pues en algún momento reventaría. Lo que hace la diferencia es que se tome algunos respiros para construir sobre la relación entre Lisa y Jeffries, e incluso para agregar algo de humor con los intercambios entre Stella y Jeffries.

Me gustó mucho la forma elegida para contar la historia, recayendo mayormente en el punto de vista de Jeffries, pues creo que es una excelente forma de hacer que la audiencia se involucre con el personaje, acción que resulta fácil tomando en cuenta el carisma y ordinariedad característicos de Stewart, además de lo fácil que resulta ponerse en sus zapatos: es un espectador, atrapado en su departamento e incapaz de tomar acciones más directas para resolver el misterio o ayudar a nadie, del mismo modo que si estuviese viendo todo a través de una pantalla.

La historia, engañosamente simple, toca muchos de los temas favoritos de Hitchcock, sacándole todo el provecho posible al trabajo de Stewart para agregar un poco de comentario social acerca del papel de la mujer en la sociedad, la soledad que se puede sentir aún viviendo en una gran ciudad rodeado de millones de personas, la falta de interés por lo que le ocurra al prójimo, etc.

A pesar de estar basada en un cuento, It Had to Be Murder, de Cornell Woolrich, lo que toma de él es sólo la premisa básica del voyeurista encerrado en su departamento, pues el cuento no incluye una pareja para el protagonista, hay menos personajes secundarios, y el suspenso nunca logra igualar el de la versión cinematográfica, lo que me lleva a pensar que debería considerársele como una obra original de Hitchcock y su guionista, John Michael Hayes, con solo un agradecimiento a Woolrich por la idea inicial, y no como una adaptación, como suele pensarse en ella.

Los trucos de cámara utilizados para suplir efectos especiales son bastante ingeniosos y en general no hay un pero que ponerle a la película, que resulta además una de las más entretenidas del Maestro del Suspenso. En fin, creo que podría extenderme y seguir escribiendo sobre la película, las curiosidades de su producción, o discutiendo sobre los múltiples análisis que se han hecho de ella, pero no veo el punto.

Lo mejor que puedo hacer en este momento es cerrar este texto recomendando ampliamente esta película a todo mundo, pues se trata con toda justicia de uno de los clásicos más apreciados de la historia del cine. Existe una razón por la cual a Rear Window se le ha imitado, emulado, homenajeado y parodiado hasta el cansancio, y la única forma de entenderla es viendo la película por ustedes mismos.

No se arrepentirán.

Punto y aparte son los datos de trivia que uno puede hallar alrededor de la producción y el staff de esta película. Entre las muchas curiosidades que encontré creo que me gustaría destacar la participación de Ross Bagdasarian en la película. Bagdasarian hace el papel del compositor, y en la vida real él era también músico y compositor, aún cuando probablemente su nombre no le resulte familiar a nadie. Algunos años más tarde Bagdasarian ganaría fama y fortuna bajo el nombre artístico de David Seville, mismo que puede resultar familiar para algunos. Seville se hizo famoso por sus experimentos con la velocidad de grabación y reproducción de las voces en la música. Su primer éxito con esa técnica fue The Witch Doctor, popularizada en español por Manuel "El Loco" Valdés como El Médico Brujo. Más tarde Bagdasarian crearía a Alvin & the Chipmunks (Alvin y Las Ardillas) y convertiría a David Seville en un personaje ficticio.