No puedo dejar de insistir en que tanto mejor sería la oferta cinematográfica en nuestro país si las distribuidoras le dieran espacio a películas producidas fuera de Hollywood. Muchas de las mejores películas que he visto en los últimos meses han sido francesas, quizás porque ese es uno de los pocos países cuya producción fílmica alcanza a mendigar algunas pantallas en nuestro país gracias a la buena relación que llevan en la embajada de Francia con una de las cadenas más importantes de cines en México.
La película francesa que he visto más recientemente es Un Prophète (El Profeta), una película de Jacques Audiard, un realizador francés de quien previamente había visto Sur mes lèvres (Lee mis Labios) -película que intentaré comentar proximamente-, y vaya que fue una agradable sorpresa. La premisa de la historia no es precisamente la más original del mundo, pero una vez más se comprueba que la diferencia está en la ejecución, no en el concepto.
Malik El Djebena (Tahar Rahim) es un joven de diecinueve años mitad árabe y mitad francés quien acaba de ser condenado a seis años de prisión. Malik no sabe leer ni escribir y no tiene familia o amigos ni dentro ni fuera de prisión, y su apariencia desvalida y frágil lo convierten en víctima fácil de cualquier depredador criminal. A los pocos días de ingresar en prisión, Malik es acorralado por el pequeño grupo de mafiosos corsos que controlan el bajo mundo al interior del penal. Malik es encomendado diferentes misiones que poco a poco lo van endureciendo a la vez que le permiten ganarse la confianza de César Luciani (Niels Arestrup), el líder de los corsos. La inteligencia y facilidad de aprendizaje de Malik le permiten escalar posiciones, al tiempo que empieza a forjar planes propios para su futuro.
Es común escuchar a la gente decir que las cárceles son en realidad escuelas para delincuentes, pero dudo que al escuchar esa frase uno visualice la clase de aprendizaje que demuestra Malik. No solo aprende a leer y escribir, sino que en poco tiempo es políglota. Además de la labor que hace para los corsos Malik se asocia con otros reclusos en diferentes negocios. Para cuando cumple su sentencia nada queda de aquel tímido y desvalido mucho que ingreso a la prisión. El título de la película proviene del sobrenombre que uno de los asociados de Malik le pone tras percatarse de que éste a veces sueña o tiene visiones de eventos o situaciones antes de que estas se presenten, mismas que parecen ser producto colateral del trauma ocasionado por su primera misión para los corsos.
La película es llevada a cuestas por la excelente actuación de Rahim y por la dinámica dirección y edición de Audiard. No en balde se trató de una película aclamada en cuanto festival se presentó, haciéndose acreedora a toda clase de nominaciones y premios, incluyendo el haberse llevado el prestigioso Grand Prix en la edición del año pasado del Festival de Cannes. Si les gusta el cine criminal y/o las historias humanas, Un Prophète es algo que debieran hacer lo posible por ver. O simplemente, si desean algo que difiera del cada vez más plano cine hollywoodense o quieren disfrutar de una historia bien contada, no dejen de tomarla en cuenta. Altamente recomendada.
La película francesa que he visto más recientemente es Un Prophète (El Profeta), una película de Jacques Audiard, un realizador francés de quien previamente había visto Sur mes lèvres (Lee mis Labios) -película que intentaré comentar proximamente-, y vaya que fue una agradable sorpresa. La premisa de la historia no es precisamente la más original del mundo, pero una vez más se comprueba que la diferencia está en la ejecución, no en el concepto.
Malik El Djebena (Tahar Rahim) es un joven de diecinueve años mitad árabe y mitad francés quien acaba de ser condenado a seis años de prisión. Malik no sabe leer ni escribir y no tiene familia o amigos ni dentro ni fuera de prisión, y su apariencia desvalida y frágil lo convierten en víctima fácil de cualquier depredador criminal. A los pocos días de ingresar en prisión, Malik es acorralado por el pequeño grupo de mafiosos corsos que controlan el bajo mundo al interior del penal. Malik es encomendado diferentes misiones que poco a poco lo van endureciendo a la vez que le permiten ganarse la confianza de César Luciani (Niels Arestrup), el líder de los corsos. La inteligencia y facilidad de aprendizaje de Malik le permiten escalar posiciones, al tiempo que empieza a forjar planes propios para su futuro.
Es común escuchar a la gente decir que las cárceles son en realidad escuelas para delincuentes, pero dudo que al escuchar esa frase uno visualice la clase de aprendizaje que demuestra Malik. No solo aprende a leer y escribir, sino que en poco tiempo es políglota. Además de la labor que hace para los corsos Malik se asocia con otros reclusos en diferentes negocios. Para cuando cumple su sentencia nada queda de aquel tímido y desvalido mucho que ingreso a la prisión. El título de la película proviene del sobrenombre que uno de los asociados de Malik le pone tras percatarse de que éste a veces sueña o tiene visiones de eventos o situaciones antes de que estas se presenten, mismas que parecen ser producto colateral del trauma ocasionado por su primera misión para los corsos.
La película es llevada a cuestas por la excelente actuación de Rahim y por la dinámica dirección y edición de Audiard. No en balde se trató de una película aclamada en cuanto festival se presentó, haciéndose acreedora a toda clase de nominaciones y premios, incluyendo el haberse llevado el prestigioso Grand Prix en la edición del año pasado del Festival de Cannes. Si les gusta el cine criminal y/o las historias humanas, Un Prophète es algo que debieran hacer lo posible por ver. O simplemente, si desean algo que difiera del cada vez más plano cine hollywoodense o quieren disfrutar de una historia bien contada, no dejen de tomarla en cuenta. Altamente recomendada.
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