
Como sea, ante la pobre oferta de estrenos interesantes en cartelera, La Fille de Monaco (La Chica de Mónaco) se convirtió en la opción más atractiva de entre lo que había disponible ese fin de semana y por tanto fue lo que terminamos viendo.
Bertrand Beauvois (Fabrice Luchini) es un exitoso abogado criminalista de Paris quien se encuentra en Mónaco trabajando en la defensa de una acaudalada mujer acusada de homicidio. Sin embargo, su concentración es puesta a prueba cuando descubre que el hijo de la defendida le ha asignado un guardaespaldas de tiempo completo. Christophe (Roschdy Zem), el guardaespaldas, es extremadamente serio y meticuloso en su trabajo, siguiendo a Bertrand como una sombra a todas partes y provocando la irritación del abogado.

Christophe, quien años atrás salió un tiempo con Audrey, le advierte a Bertrand que lo mejor es que intente mantenerse alejado de ella, pues tarde o temprano ella hará algo que lo meterá en problemas, además de representar una distracción que puede resultar especialmente inoportuna durante el juicio. Bertrand se molesta con Christophe atribuyendo su reacción a que está celoso y pronto se involucra en una relación puramente sexual con Audrey.

Destacaría de la película las excelentes actuaciones de Luchini y Zem, quienes logran una impresionante química en pantalla y mantienen a flote la película aún a pesar de lo disparejo del guión, mismo que fue co-escrito por la directora de la película, Anne Fontaine. Fontaine tiene una larga y reconocida carrera escribiendo y dirigiendo drama, pero aquí me parece que le ganó la indecisión. La película funciona mejor cuando parece al borde de convertirse en una comedia de tintes oscuros, pues aprovecha al máximo la química existente entre los tres protagonistas. Sin embargo, hay momentos en que el humor se siente demasiado forzado y la película amenaza con convertirse en una farsa.

Recomendada para casi todos los gustos.
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