febrero 14, 2012

Reseña: Drive (Drive: El Escape)

Drive resulta un claro ejemplo de la forma de trabajar de las distribuidoras de cine en México, pues a pesar de haber recibido buenas críticas tras su estreno en Europa y los Estados Unidos en septiembre del año pasado, la ausencia de estrellas o de un director de renombre los hizo tomar la decisión de no traerla a nuestro país a menos que se toparan con algún hueco en el calendario.

Afortunadamente para nosotros se vino la temporada de éxitos y la película empezó a acaparar nominaciones a diestra y siniestra, tanto en premios de la crítica como en aquellos otorgados por el público, lo que llevó a que la película finalmente alcanzara las pantallas de nuestro país en enero, junto con el acostumbrado paquete de cintas nominadas al Oscar que las distribuidoras ignoran cada año hasta que se aparecen entre las nominadas al premio de la Academia.

La película está basada en la novela del mismo nombre de John Sallis, y originalmente sería dirigida por Neil Marshall y protagonizada por Hugh Jackman. Cuando estos tomaron otros proyectos, los productores contactaron a Ryan Gosling para ofrecerle el papel principal. Una vez que aceptó, le dieron la oportunidad de elegir al director con quien quería trabajar, y el actor eligió al realizador danés de películas de culto Nicolas Winding Refn, que con esto hizo su debut en Hollywood.

Drive sigue la historia de un conductor de stunts en Hollywood (Gosling) quien por las noches se alquila como chofer de huída para asaltantes armados. Se trata de un hombre callado y poco sociable, quien casi no habla ni con sus compañeros de trabajo ni con los criminales para quien conduce, y cuyo único amigo parece ser Shannon (Bryan Cranston), quien coordina sus stunts y posee un taller mecánico donde laboran entre proyectos.

A pesar de su naturaleza taciturna y solitaria, el joven conductor se siente atraído por su vecina Irene (Carey Mulligan), una joven madre cuyo marido está en prisión, y con quien empieza a tratar luego de que ésta tiene un problema con su auto en el supermercado.

Shannon tiene el sueño de desarrollar un equipo para correr en carreras de autos, con el chico como piloto y con un auto financiado por Bernie (Albert Brooks) y Nino (Ron Perlman), un par de mafiosos a quienes conoce de tiempo atrás. Al mismo tiempo, Standard (Oscar Isaac), el marido de Irene, sale de prisión y busca reintegrarse a la sociedad, aunque antes de que eso pueda ocurrir, necesita saldar algunas deudas contraídas durante el tiempo en que estuvo preso.

El conductor decide ayudarlo y se ofrece a darle el mismo servicio que ofrece a sus clientes nocturnos durante el asalto a una casa de empeño que sus acreedores le están pidiendo realizar como pago de su deuda. Todo parece ir bien hasta que se presenta un tiroteo que revela que la operación era algo más que un simple robo.

El conductor intenta resolver el asunto entregando la maleta llena de dinero a quienes encargaron el trabajo a Standard, pero los criminales no están interesados en que el asunto quede zanjado. Cuando sus acciones indican que quieren eliminar todo rastro de su participación, incluyendo a Standard y su familia, el conductor no tiene más remedio que dejar de jugar a la defensiva y cambiar la forma en que está lidiando con los criminales que buscan lastimar a Irene y su hijo.

La película va más allá de los convencionalismos del cine de acción actual por su peculiar manejo de los personajes, concentrándose en su desarrollo en vez de dejar que sean las secuencias de acción las que marquen el ritmo de la película.

Una de las cosas que más llamaron mi atención fue la atmósfera creada por Winding Refn. Su versión de Los Angeles es reminiscente de la que Michael Mann presentó en Collateral, pero con una estética (incluyendo la secuencia de títulos) que inevitablemente recuerda la serie ochentera de TV Miami Vice. Esta sensación es reforzada por el soundtrack, que mezcla música electrónica con elementos de soul y pop bastante retro.

El personaje principal es lo que se lleva la película, pues Gosling hace un extraordinario trabajo recreando a la clase de héroe (¿o es antihéroe?) como los que lanzaron a la fama a actores como Clint Eastwood o Steve McQueen, callados e introspectivos, pero con una clara intención detrás de cada uno de sus actos.

Las actuaciones son en general bastante sobresalientes, y la forma en que el director maneja tanto historia como personajes le da un toque distintivo a la película, convirtiendo a Drive en una agradable sorpresa en una época en que Hollywood parece incapaz de romper sus propios moldes, y en la propuesta más fresca dentro del género que he podido ver desde Brother (Capo), de Takeshi Kitano.

Absolutamente recomendada.

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