
Difícil de creer que han pasado casi cinco años desde que comenté aquel libro, pero así es. Sin duda de haberlo tenido más presente en tiempos recientes me hubiese dedicado a promocionarlo entusiastamente a fin de tener un contrapeso al inexplicable éxito de las vomitivas novelas de Stephanie Meyer, pues se trata de una historia de vampiros dirigida a un público adolescente que explora el despertar a la sexualidad de una manera atractiva y entretenida pero sobre todo, sin insultar la inteligencia de sus lectores.
The Last Days cuenta la historia de Moz y Zahler, un par de jóvenes guitarristas quienes buscan de formar una banda de rock. Cuando Moz conoce accidentalmente a Pearl, una adinerada adolescente que estudia música en la prestigiosa academia Julliard y quien también desea integrar una banda, sus sueños parecen estar a punto de convertirse en realidad.

Su banda, complementada con Alana Ray, una percusionista que toca en Central Park, en la batería, la propia Pearl en los teclados, y la reclusiva y misteriosa Minerva, ex-alumna de Julliard y amiga de Pearl como cantante, tiene una integración inmediata al grado de parecer sobrenatural, y su mayor preocupación pareciera ser pensar en un buen nombre para la banda.
Con un jugoso contrato discográfico en puerta, el resultado de su primera presentación en vivo es esencial para su futuro - y tal vez para el del resto de la humanidad también.
La verdadera naturaleza de Minerva y la peligrosa atracción que surge de inmediato entre ella y Moz, así como la sobrenatural amenaza que se cierne sobre la ciudad desde las profundidades, pueden acabar con todo antes de que su carrera pueda despegar.
Creo que buena parte de mi decepción es consecuencia de la resolución de la historia. A pesar de tratarse de un final congruente y bien planteado, me pareció un tanto anticlimatico, sobre todo al compararlo con el final/cliffhanger de Peeps.
El libro está escrito en primera persona y la narración de capítulo a capítulo se va alternando entre los diversos personajes, lo que permite una perspectiva más amplia de la historia al complementarla con las impresiones de los mismos sucesos desde el punto de vista de distintos personajes .
Como detalle curioso habría que mencionar que cada capítulo está titulado en honor a una banda musical, mayormente de rock. Lamentablemente solo fue por capricho del autor y en realidad no aportan nada a la historia, a diferencia de los interludios de parásitos que incluía el volumen anterior.
Lectura ampliamente recomendada, aunque de preferencia como complemento a Peeps.
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