junio 29, 2011

Reseña: Insidious

El cine de horror norteamericano parece estar atravesando por un periodo de crisis desde hace varios años, limitándose a producir remakes, a reciclar conceptos y a extender sagas más allá de su vida natural. Por eso me sorprendió un poco encontrarme con opiniones positivas acerca de Insidious, cinta estrenada hace un par de meses en la Unión Americana y hace dos semanas en nuestro país.

Me intrigó lo suficiente como para decidir que quería verla sin siquiera haber visto un solo avance o saber quienes estaban involucrados en su realización o qué actores aparecían en ella. Hacía mucho que no iba al cine así, completamente a ciegas, pero me pareció apropiado intentarlo con una película de terror a fin de permitirle su oportunidad de sorprenderme para bien o para mal.

Lamentablemente la primera sorpresa de la película no fue de la mejor clase, pues un sentimiento de angustia y desolación me invadió en cuanto vi en pantalla el nombre de James Wan, director que no solo ha trabajado poco desde Saw (Juego Siniestro), si no que lo ha hecho en películas que no me han gustado. Sin embargo, decidí darle una oportunidad y ver que tenía que ofrecer en esta ocasión.

Insidious (La Noche del Demonio) sigue a una familia conformada por Josh (Patrick Wilson) y Renai (Rose Byrne) Lambert, quienes acaban de mudarse a una vieja casona en compañía de sus tres pequeños hijos. Todo parece ir bien hasta que, tras un inofensivo accidente doméstico, Dalton (Ty Simpkins), el mayor de sus hijos, cae en un inexplicable coma.

Inmediatamente comienzan a ocurrir sucesos extraños en la casa: objetos que cambian de lugar, ruidos en la noche y, para desesperación de Renai, extrañas apariciones. Tras varios días así, y dado que los médicos no pueden descubrir que es lo que está mal con Dalton, Renai convence a Josh de mudarse nuevamente.

Sin embargo, las apariciones no cesan, e incluso empeoran, llevando a la pareja a pensar en aceptar cualquier clase de ayuda. Cuando la madre de Josh (Barbara Hershey) les sugiere utilizar a una psíquica para que esta revise la casa, pese a sus reservas, particularmente de parte de Josh, deciden darle una oportunidad.

Elise Rainier (Lin Shaye) es una psíquica un tanto inusual, pues antes de hacer cualquier cosa envía a un par de asistentes a que revisen la casa para averiguar si puede haber una explicación mundana y razonable para lo que sus habitantes están percibiendo. Una vez que estos concluyen su revisión, Elise se presenta para empezar a indagar en el terreno paranormal. Es ella quien determina que las apariciones son fantasmas y que no residen en la casa, si no que persiguen a Dalton.

Es aquí donde la historia toma un giro inesperado e inusual, pues Elise les informa que Dalton tiene la habilidad de proyectarse astralmente y abandonar su cuerpo, y esa es la razón por la que se encuentra comatoso: Su espíritu está perdido y los fantasmas que lo rondan están esperando la oportunidad de ocupar su cuerpo si es que no encuentra el camino de regreso.

Lamentablemente creo que la película desperdicia la oportunidad de hacer algo diferente, en parte por la falta de oficio de Wan, y en parte porque el guión pierde rumbo a mitad de la película y nunca encuentra a donde quiere llegar. Lo que es una auténtica lástima, pues en sus mejores momentos Insidious demuestra que incluso en un subgénero tan explotado como es el de fantasmas se pueden hallar formas de hacer algo diferente. La historia está escrita por Leigh Whannell, guionista de las primeras tres entregas de Saw, lo que tal vez explique el porque de tantas ideas a medio cocinar. Resulta curioso que esta película sea producida por Oren Peli, el director y escritor de Paranormal Activity (Actividad Paranormal), pues al combinarse con los responsables de iniciar la serie de Saw, terminó creando un hijo bastardo de ambas franquicias, con todo lo bueno y lo malo que ello implica.

Recomendada solo para los aficionados al género.

junio 24, 2011

Expo Comic MX 2011

El pasado fin de semana se celebró en el Centro Banamex, al poniente de la ciudad de México, la primera edición de la Expo Comic, evento que busca revivir las convenciones de comics serias, tal como las que se realizaban en esta ciudad hace poco más de diez años, e intentanto diferenciarse de los eventos celebrados desde entonces y hasta la actualidad y que consisten mayormente en gigantescos tianguis en los que predominan la piratería y el cosplay y donde el anime y manga predominan sobre los comics.

El evento tuvo sus problemas y contratiempos, pero me parece que en términos generales cumplió con su objetivo, ofrecer a los aficionados al arte secuencial y parefernalia relacionada un lugar de encuentro y convivencia, con invitados nacionales e internacionales y con una variedad de opciones comerciales para satisfacer sus gustos y necesidades a precios bastante accesibles.

En lo que se refiere a invitados internacionales, la oferta fue magra pero bastante interesante, con Herb Trimpe, dibujante clásico de Marvel en los 1970s y 80s, y Yanick Paquette, actualmente ilustrador de la serie Batman Inc, donde colabora con Grant Morrison, y próximamente responsable, justo con Francesco Francavilla, de ilustrar la nueva serie de Swamp Thing que habrá de escribir Scott Snyder.

Además de contar con exhibiciones y parafernalia de interés para los aficionados, se tuvo en exhibición una réplica del batimóvil de la serie de televisión de Batman producida en los 1960s. También trajeron a Richard LeParmentier, actor a quien hago un favor al llamarlo secundario, pues su gran contribución a la historia del cine y folklore geek es haber sido la primera persona en sufrir en pantalla el famoso force choke de Darth Vader en Star Wars: A New Hope.

Entiendo que para algunos aficionados puede resultar interesante su presencia, pero francamente encuentro ridículo que un actor de reparto cobre 200 pesos por una foto autografiada.

Del medio nacional hubo presencia de autores de comic del interior del país, principalmente de Guadalajara y Monterrey, históricamente las dos plazas donde, junto con la ciudad de México, se produce la mayor parte de la oferta de comic nacional. La gran mayoría de estos autores contaron con espacios para exhibir y vender su obra, además de que varios de ellos participaron en conferencias con diversos temas alusivos a la industria nacional.

Tal vez el mayor problema con la organización tuvo que ver con las conferencias, pues no había un auditorio dedicado a ellas, si no simplemente un espacio con sillas frente a una plataforma elevada con la mesa para los expositores. Los anuncios en el sonido local se convirtieron en una frecuente interrupción para los participantes, aunque no al grado de imposibilitar que expusieran sus puntos de vista. También se complicaron un poco los horarios, pues no se dejó un espacio entre una conferencia y otra, lo que fue generando retrasos.

El sábado por la noche se presentó una situación inusual pero que fue mayormente ignorada tanto por los organizadores como por los asistentes. Editorial Jus habría de presentar las dos obras ganadoras de su primer Concurso Nacional de Novela Gráfica, El Maizo, de Augusto Mora, y Mundos Invisibles, de Patricio Betteo. Sin embargo, este último no se presentó y nadie dio ninguna explicación al respecto, en lo que aparentemente fue resultado de una falta de comunicación entre la editorial y los organizadores de la Expo Comic.

También hubo algunas quejas por las traducciones en las conferencias, pues al parecer algunos asistentes se mostraron inconformes y a disgusto con el traductor de la entrevista que Álvaro Cueva realizó a Yanick Paquette el sábado por la noche, así como con el hecho de que no se hiciese traducción alguna cuando Carlos "Joey" Moisés platicó con Herb Trimpe ese mismo día.

El domingo fui invitado a participar como co-moderador con Joey Moisés en otra plática con Yanick Paquette, donde una vez más fuimos víctimas de los problemas de logística del evento, iniciando con más de hora y media de retraso la entrevista, y contando con solo media hora para realizarla, en vez de la hora completa que se había anunciado. Sin embargo, creo que logramos que resultase fluída y entretenida, que era lo más importante.

A pesar de los problemas ya mencionados, en todo el fin de semana solo hubo una conferencia que se canceló. El domingo por la tarde el Sr. Trimpe se encontraba bastante cansado -hay que recordar que el señor tiene 72 años y se encuentra retirado-, así que prefirió concentrarse en completar algunos sketchs que ya había vendido y optó por no realizar su plática programada para esa tarde, misma que hubiese iniciado casi dos horas después de la hora en que estaba originalmente anunciada.

Creo que el evento resultó una experiencia agradable tanto para los invitados como para los aficionados, y solo puedo esperar que haya resultado costeable para los expositores. Se trata de un evento en el que hay mucho que corregir para futuras ediciones, pero en el que se dieron algunos pasos importantes para consolidar la realización de eventos similares en esta ciudad.

Finalmente, les dejo un video con la entrevista que Joey y yo hicimos a Paquette, o bien, si prefieren no vernos, solo el audio de la misma.






junio 22, 2011

Reseña: Dracula cha cha cha

Seguramente están pensando que nada que lleve un título como Dracula cha cha cha debiera ser tomado en serio, pero les aseguro que están equivocados. Se trata de la tercera novela de Kim Newman en la serie Anno Dracula, y el título tiene una justificación. La primera novela la comenté por aquí cuando, a pesar de haber leído el libro hace varios años, me topé con una edición en inglés y decidí leerla nuevamente, ahora en su idioma original. Aquí pueden leer mi comentario al respecto.

La historia tiene lugar en el mismo mundo que la mencionada Anno Dracula, un mundo donde el Profesor van Helsing y sus asociados fueron derrotados por Dracula, permitiendo al inmortal noble rumano escalar posiciones de poder entre la aristocracia inglesa de finales del siglo XIX hasta alcanzar la cúpula misma del poder, desde donde convierte a la isla en un paraíso para los no muertos.

Tras ser derrotado y expulsado de la isla, Dracula se refugia en el Imperio Germano, a quienes apoya durante la Primera Guerra Mundial en la construcción de su máquina de guerra. Derrotado nuevamente, el conde se retira a una vida más privada hasta que los aliados solicitan su ayuda para detener la amenaza nazi y poner  fin a la Segunda Guerra Mundial. Como premio recibe un lujoso castillo ubicado en las colinas a las afueras de Roma, con la condición de que no lo abandone. Así llegamos hasta 1959, año en que se desarrollan los eventos de Dracula cha cha cha.

La sociedad europea se prepara para un gran acontecimiento que moviliza a toda clase de celebridades hacia Roma para atender el evento del siglo: la boda del Conde Dracula con una princesa europea. El enlace tiene preocupados a los gobiernos de varios países, pues ignoran que esperar de Dracula. ¿Pensará restablecer su base de poder en los Cárpatos y desde ahí buscar nuevamente la conquista del mundo?

También los enemigos de Dracula se encuentran en Roma, pues desde su retiro Charles Beauregard, otrora el hombre más importante en el Diogenes Club y pieza fundamental en la caída de Dracula, también vive en la capital italiana, al lado de su amada Genévieve Dieudonné.

Pronto recibe la visita de Bond, un agente inglés enviado para reunir inteligenca sobre los movimientos e intenciones de Dracula y quien solicita la opinión y consejo de Beauregard, quien se encuentra delicado de salud. Mientras se siguen reuniendo los invitados de diversas partes del mundo, se empiezan a suceder una numerosa cantidad de asesinatos de vampiros, donde las víctimas son siempre antiguos y, de acuerdo con los testigos, el responsable es un hombre enmascarado que viste de rojo.

La Roma de esta novela no es necesariamente la Roma real de la época en que está ambientada la historia, pero sin duda es una versión de la ciudad que resulta muy familiar, pues Newman decidió utilizar la versión de la ciudad que él conoce por las películas de Federico Fellini. Como ya es costumbre en los libros de esta serie, la cantidad de referencias a personajes tanto reales como ficticios es abrumadora, y aún así no obstruye en modo alguno la narrativa de la historia, al contrario, ayuda a enriquecerla.

Supongo que es parte del crecimiento natural de Newman como escritor, pues si en la primera novela el principal motor narrativo era su historia y los distintos cameos eran un plus, en The Bloody Red Baron, la segunda de la serie, parecía que más que la historia, lo importante era ver de que modo podían participar toda clase de personajes tomados de otras historias. Ahora, la integración entre historia y referentes se siente más orgánica y fluída.

El balance entre los elementos de horror y el tono general de la historia también está muy logrado, lo que no hace más que llenarme de anticipación de cara a la largamente postergada conclusión a la serie, misma que ya se confirmó aparecerá finalmente en la segunda mitad del 2012.

En cuanto al título del libro, hace referencia a una canción italiana de Bruno Martino que aparece en una película de la época y a la que hace referencia uno de los personajes, refiriéndose al modo en que Europa ha bailado al ritmo marcado por el Conde durante todo lo que va del siglo XX. Pueden buscar la canción en YouTube, donde hay varias versiones, aunque personalmente les recomiendo la versión de Tango Saloon y Mike Patton. En los Estados Unidos se le conoce como The Judgment of Tears o Anno Dracula 1959. El primero de esos nombres también está relacionado con una situación en la novela y hace referencia a una obra de Dario Argento.

Si les gustan los vampiros, la metaficción, o disfrutan de cualquier historia empapada de la cultura popular del siglo XX, Dracula cha cha cha es una gran opción. Altamente recomendada.

junio 14, 2011

Reseña: The Hangover Part II

The Hangover fue una comedia que tomó al mundo por sorpresa hace un par de años, cuando lo más cercano a una comedia adulta e inteligente que podíamos encontrar en cartelera eran las producciones de Judd Apatow, que si bien encajaban en la primera descripción rara vez mostraban atisbos de la segunda.

Se trató de una experiencia fresca y original, representando una alternativa a las tontas comedias adolescentes que Hollywood sigue clonando una y otra vez, o a las pueriles e inmaduras idioteces que Judd Apatow y sus amigos consideran chistosas. En su momento, claro, la comenté aquí. Lamentablemente conceptos como frescura y originalidad no son bien entendidos y como suele ocurrir, algún ejecutivo halló el modo de echar a perder otro concepto al convertirlo en franquicia.

El director, Todd Philips, regresa para encabezar The Hangover part II, pero no así los guionistas Jon Lucas y Scott Moore, y puede ser que ahí haya estado el problema. Philips co-escribió el guión con Craig Mazin y Scot Armstrong, y es difícil explicar quien puede haber tomado semejante decisión pero ahí está la explicación para entender porque la película resultó tan diferente a la original. O mejor dicho, tan parecida.

Me explico. Mazin es responsable de los guiones de comedias tan ocurrentes como Scary Movie 3 y 4, o Superhero Movie. Armstrong tiene entre sus créditos Road Trip 2, Old School, School for Scoundrels, y Semi-pro. Es decir, todo un abanico de películas como las que The Hangover había evitado ser. ¿Cómo evitar caer en repetir fórmulas, si tienes guionistas que han hecho una carrera de ello?

Tal y como dice el slogan, la manada está de vuelta. Tras la accidentada depedida de soltero de Doug (Justin Bartha) en Las Vegas, todos retomaron sus vidas de manera normal. Pero ahora, un par de años después, es Stu (Ed Helms) quien se va a casar. Recordando aquella aventura Stu ha decidido no tener una despedida de soltero. Además, Lauren (Jamie Chung), su novia ,quiere casarse cerca de su familia, en una paradisiaca isla en el archipiélago de Tailandia, así que lejos de casa (y de Las Vegas) todo debiera estar bien.

Sus amigos, Doug y Phil (Bradley Cooper) son invitados junto con sus esposas, y tras una intensiva labor de convencimiento, el grupo consigue que Alan (Zack Galifianakis), el cuñado de Doug, también sea invitado. En el viaje hacia Tailandia se les une además Teddy (Mason Lee), el hermano de Lauren, quien pronto se gana el recelo de Alan, quien lo ve como un intruso en la "manada".

Tras una cena con la familia de Lauren en la que lo único que queda claro es que Stu no tiene ni el afecto ni el respeto de su suegro, todos se disponen a dormir. Sin embargo, el grupo de amigos decide compartir una cerveza en la playa y, tal como era de esperarse, las cosas cambian drásticamente de rumbo.

Phil, Stu y Alan despiertan en un hotel de mala muerte donde la electricidad falla constantemente y donde la única compañía que encuentran es un curioso simio amaestrado y, para su enorme sorpresa, el Sr. Chow (Ken Jeong). Pronto descubren que se encuentran en Bangkok, y que no tienen un solo recuerdo de lo ocurrido la noche anterior después de que bebieron cerveza en la playa.

Lo que sigue es algo más de una hora de un refrito desvergonzado de la primera película. Así, sin mayores aspavientos o al menos la pretensión de hacer algo diferente. Simplemente hay que intercambiar Las Vegas por Bangkok, el tigre por el simio, y perder a alguien que no sea Doug. Obviamente esto significa que muchas de las bromas presentes en la película harán reír a la mayoría de la gente, incluso cuando muchos sean chistes que ya conocen.

Sería deshonesto de mi parte afirmar que es insufrible o realmente mala, porque no es así. Pero sería igualmente dañino que me atreviese a recomendarla con la conciencia tranquila. Honestamente, solo paguen por verla si no tienen nada mejor que hacer con hora y media de su vida o si de plano no tienen otra opción. Para el precio actual de los boletos de cine creo que es probable comprarse el DVD de la primera parte por menos de lo que cuestan dos entradas y, créanme, la van a disfrutar más. No desperdicien su dinero.

junio 08, 2011

Reseña - X-Men: First Class

X-Men, la película dirigida por Bryan Singer en el 2000, es considerada por muchos como el inicio del boom de las películas de superhéroes. Si bien fue precedida por Blade (1998), X-Men contó con una producción más cara y elaborada, además de presentar a personajes más populares y conocidos, incluso fuera del medio comiquero. Su éxito fue tal que rápidamente se aprobó la producción de una secuela y se empezó a especular sobre spinoffs y proyectos paralelos.

El mismo Singer se encargó de llevar a la pantalla la secuela, X2, en el 2003, logrando incluso superar el éxito y aceptación de aquella primera entrega. Lamentablemente, diferencias surgidas entre Fox, el estudio productor de las películas, y Singer luego que éste aceptará dirigir Superman Returns para Warner, llevaron a la salida del director de la producción de la tercera entrega de la serie, misma que sufrió entonces múltiples cambios y retrasos.

Matthew Vaughn sonaba como el director más viable a encargarse del proyecto, pero tras percatarse del caos y desorganización reinante en Fox, además de las irreales fechas de producción y post-producción, y del hecho de que iniciaría la filmación sin tener un guión terminado, el director británico optó por hacerse a un lado, abriendo la puerta a la llegada de Brett Ratner, quien sería el responsable del desastre conocido como X-Men: The Last Stand, estrenada en 2006.

Tres años después vería la luz X-Men Origins: Wolverine, el primero de varios proyectos derivados que se encontraban en las primeras etapas de pre-producción. Realizada en medio de la huelga de escritores la película resultó una enredada mezcolanza de historias, con una pobre aceptación de los fans y generando toda clase de dudas acerca del futuro de la franquicia, al menos bajo la administración de Fox.

Afortunadamente la productora, Lauren Shuler-Donner, tuvo la claridad de mente para traer de vuelta a la franquicia a Bryan Singer para trabajar en el desarrollo de una precuela/reboot/serie paralela bajo el título de X-Men: First Class (X-Men: Primera Generación). Compromisos contraídos por Singer le impidieron asumir control total del proyecto, pero contribuyó a desarrollar la historia y se convirtió en uno de los productores. Para dirigir la película se contrataron los servicios de Matthew Vaughn, quien reclutó a su habitual colaboradora, Jane Goldman, para trabajar en el guión.

X-Men: First Class es un regreso a las bases en toda la extensión de la expresión. La película comienza cuando el pequeño Charles Xavier (el futuro Profesor X) descubre hurgando en su cocina a Raven, alias Mystique, y confirma que no es el único ser en el planeta con habilidades especiales. Al mismo tiempo, en Alemania, Erik Lensherr es separado de sus padres en un campo de concentración, y en un momento de ira y angustia manifiesta por primera vez sus poderes de manipulación de los metales.

Eso llama la atención de Schmidt, el científico a cargo del campo, quien decide adoptar como proyecto personal el liberar el potencial de Erik sin importar los métodos que tenga que usar para lograrlo. Dieciocho años después, Erik (Michael Fassbender) está buscando a los responsables de su sufrimiento y miseria en el campo de concentración para vengarse de ellos, particularmente de Schmidt, y esa búsqueda lo llevará a América.

Al mismo tiempo, Moira McTaggert (Rose Byrne), una agente de la CIA, está investigando las presuntas actividades pro-comunistas del Hellfire Club, un exclusivo establecimiento ubicado en Las Vegas cuyo dueño, Sebastian Shaw (Kevin Bacon) tiene una agenda secreta que va más allá de las simples elucubraciones que se esperarían de un simple espía comunista durante la Guerra Fría.

Tras descubrir accidentalmente la existencia de seres con habilidades especiales, Moira decide buscar la asistencia de un especialista en genética. Xavier (James McAvoy), aún acompañado por Raven (Jennifer Lawrence), a quien presenta como su hermana, está por graduarse como profesor en genética en una prestigiosa universidad suiza. Moira busca su asistencia para convencer a sus superiores de que lo que enfrentan es algo más que un simple grupo de disidentes con ideas antiamericanas.

Durante un operativo en el que se busca capturar a ShawXavier conoce a Erik, quien está tras de Shaw por razones personales, y poco a poco se va formando un lazo de amistad entre ellos. Al descubrir los planes de Shaw, deciden, con el apoyo de la División X de la CIA, reclutar y entrenar a un grupo de jóvenes mutantes para hacer frente al grupo de Shaw, formado por otros mutantes con habilidades especiales.

X-Men: First Class está ambientada a principios de los 1960s y, de hecho, el climax de la historia tiene lugar durante la histórica crisis de los misiles de Cuba, en octubre de 1962, durante el gobierno del presidente John F. Kennedy. Este es un detalle que causó controversia cuando se anunció, pues el sentar fechas specíficas en la ficción, sobre todo cuando hablamos de comics, suele traer más problemas que beneficios. Y sin embargo, funciona.

Vaughn optó por trabajar con una estética y estructura reminiscentes de las primeras películas del agente 007, aquellas producidas durante la primera mitad de los 1960s. La Guerra Fría, los G-men de la CIA persiguiendo espías, la siniestra amenaza comunista... bueno, ésta última no tanto, son los principales elementos que se convierten en el entorno para contar una historia sobre conflictos éticos y morales, sobre discriminación y miedos.

Por necesidad la historia se centra en los personajes de Erik y Xavier, explicando como dos individuos tan diferentes entre si pueden llegar a convertirse en amigos, y como las mismas diferencias que los unen terminan por convertirse el lo que los separa, dejándolos en bandos opuestos de un dilema que no tiene una solución fácil.

Es una pena que no todos los personajes reciban el mismo desarrollo, pero es imposible pensar que puedes trabajar a fondo con una docena de personajes en solo dos horas. Sin embargo, creo que la forma en que se manejó el crecimiento de los personajes, sobre todo de los jóvenes reclutas de Xavier y Erik, de manera grupal y dentro de la historia, resultó una solución adecuada.

Las actuaciones en general son bastante sólidas -excepto January Jones, quien luce preciosa como Emma Frost pero no actúa así su vida dependa de ello- y me atrevería a destacar el trabajo de Fassbender y MacAvoy, quienes logran posesionarse de sus personajes aún a pesar de las definitorias actuaciones de sus antecesores, Sir Ian McKellen y Patrick Sewart, respectivamente.

Como lector y aficionado de muchos años de los X-Men me gustó mucho ver como se integraron a la historia diferentes temas y motivos característicos de los primeros años de la serie, y es imposible no sonreir ante las múltiples menciones que referencian el texto introductorio de los comics de los primeros años: "Mutantes, hijos del átomo, juraron proteger a un mundo que les teme y los odia..."

Entiendo que a muchos les molestó que los mutantes que conforman este primer equipo no sean los miembros del equipo original del comic, con la única excepción de Beast, pero me parece que los personajes elegidos eran los ideales para la historia que se quería contar. Por otro lado, me gustaría hacer incapié en que es un error considerar a First Class como una precuela de las tres películas producidas durante la década pasada. Si bien es cierto que existe una afinidad y congruencia, particularmente con las dos películas dirigidas por Bryan Singer -reforzada por un par de cameos-, la idea es que First Class se convierta en una franquicia propia y con una continuidad separada de aquellas películas.

De hecho, el plan de Fox es desarrollar ambas series de manera paralela, y hace unos meses Lauren Shuler-Donner comentó que el estudio estaba muy entusiasmado con la propuesta presentada por Singer para X-Men 4, misma que además llevaría directamente a X-Men 5. Personalmente me encanta la idea de tener dos series cinematográficas de los X-Men, sobre todo si van a estar en las capaces manos de Singer y Vaughn.

Concluyendo, X-Men: First Class es una entretenida película, bien escrita y dirigida y con una balanceada mezcla de acción, intriga y humor. Todo fan de comics -sobre todo de superhéroes- debiera deleitarse con ella, en tanto que para aquellos no familiarizados con el medio o el género, representará una entretenida experiencia escapista con más cerebro y emociones de las que Hollywood suele ofrecer.

La película cuenta con todos los ingredientes que necesita un buen blockbuster veraniego y sienta las bases para desarrollar otra exitosa franquicia de superhéroes, continuando además con la racha de Matthew Vaughn de encontrar la forma de adaptar exitosamente proyectos en los que pocos creen. Solo resta esperar que esta vez en Fox encuentren el modo de no echarlo a perder.

Altamente recomendada.

junio 01, 2011

Reseña: The Lincoln Lawyer

Los thrillers de abogados han sido un género menor pero recurrente tanto en la televisión como en el cine desde hace varias décadas, pero sin duda tuvieron su boom durante la década de los 1990s, gracias en buena medida a que varios best-sellers de John Grisham (The Firm, The Pelican Brief, The Client, A Time to Kill, Runaway Jury, etc.) fueron adaptados a la pantalla grande con gran éxito y surgieron toda clase de producciones con adaptaciones y/o ideas originales intentando replicar ese éxito.

La moda pasó y el material de este tipo regresó a sus niveles normales, con una que otra producción hallando el camino hacia la cartelera cada par de años. Hace un par de semanas se estrenó, con bastante buena aceptación tanto crítica como de taquilla, The Lincoln Lawyer (El Defensor), la más reciente adición al género.

Afortunadamente no tendremos que preocuparnos pensando si Michael Connelly, autor de la novela en que está basada la película, se convertirá en un fenómeno similar al de Grisham, pues se trata de un autor de novelas policiacas y de detectives, contando entre ellas solo con un puñado protagonizadas por Mickey Haller, el abogado titular de The Lincoln Lawyer.

Mickey Haller (Matthew McConaughey) es un abogado criminalista con un moderado éxito manteniendo a criminales de poca monta fuera de la cárcel y quien prefiere trabajar desde la comodidad de su auto a montar una oficina tradicional. Su auto es un Lincoln Town Car -de ahí el título de la película, que se traduciría literalmente como El Abogado del Lincoln- que conduce un ex-cliente que está pagando con sus servicios los honorarios del abogado.

Haller se especializa en criminales menores por la rapidez y facilidad con que se resuelven los casos, pero ahora parece haberse sacado la lotería. Val (John Leguizamo), un ajustador de fianzas con quien lleva una buena relación, lo envía con un cliente diferente a los que acostumbra defender. Louis Roulet (Ryan Philippe), es un acaudalado playboy de Beverly Hills e hijo de Mary Windsor (Frances Fisher), una prominente figura del mundo de las bienes raíces en Los Angeles, quien ha sido acusado de asalto, violación e intento de asesinato por una prostituta.

Roulet asegura ser inocente y afirma que la prostituta (Margarita Levieva) solo pretende hacerse rica a sus costillas, pero las investigaciones realizadas por Haller y Frank Levin (William H. Macy), su investigador, apuntan a que el caso es más complicado de lo que parece, estando incluso ligado a un antiguo cliente de Haller. Conforme se desenreda la trama, Haller necesitará usar toda su habilidad para mantener a salvo a su ex-esposa (Marisa Tomei) y a su hija.

La película no ofrece nada especial. No hay giros argumentales inesperados, ni tampoco una historia particularmente original. Lo que si hay es buen desarrollo de personajes, interpretados por un sólido elenco encabezado por el carismático McConaughey y que incluye, además de los antes mencionados, a veteranos como Bryan Cranston y Michael Paré. La dirección de Brad Furman, a quien no conocía, es clara y sin pirotecnia alguna, resultando en un simple pero entretenido thriller.

Habla bastante mal de Hollywood el hecho de que una película simple y sin muchas pretensiones resulte tan refrescante y disfrutable, pero es la verdad. Algunas veces pareciera que los estudios estuviesen más preocupados por asegurar a las estrellas y directores de moda para estrenar películas estridentes y sin sentido, pero "originales". Se agradece que de vez en cuando alguien decida regresar a los básicos y se concentre en los personajes y la historia.

The Lincoln Lawyer no le va a cambiar la vida a nadie, pero son dos horas de simple entretenimiento bien ejecutado. Recomendada sin reservas para todo tipo de público.